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General: LA HABANA CUMPLE 497 AÑOS DE FUNDADA
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 15/11/2012 18:27
 
Futuro de CubaLa Habana cumple 497 años el 16 de noviembre
Mírame bien, existo
Por Juan Antonio Madrazo Luna / LA HABANA, Cuba
La Villa de San Cristobal de La Habana fue fundada el 16 de noviembre de de 1519. En la tercera década del siglo XX, La Habana era ya considerada, junto a Buenos Aires, una de las grandes capitales de América Latina, bazar donde podían encontrarse las más recientes novedades. Hoy se presenta como testimonio y ruina del esplendor de una cultura pasada, que sobrevive gracias a la dinámica de sus habitantes.
 
Es esa ciudad marcada por el ácido temblor del tiempo. Ella se expresa pluralmente en sus formas de vestir y en sus diversas filiaciones estéticas. Aquí la gente se mira de forma indiscreta y hasta impúdica, pero nadie pasa inadvertido. Es un coto de caza de múltiples velos y desgarraduras, en el cual florecen nuevos escenarios, nuevos estratos, nuevos patrones de vida con sus terminologías, gestos y costumbres.
 
Es la ciudad que a muchos nos ha tocado habitar, sin elección posible. En sus llamativos espacios urbanos, con carácter y personalidad propia, las ferias siempre son mercados disfrazados de celebraciones y la inocencia no puede defenderse, porque le han roto la garganta.
 
También La Habana es lo que son sus cuerpos. Para muchos habaneros, como el escritor Abilio Estévez, es aquí donde reina la felicidad del mestizaje, aunque nos encontremos en Barcelona, Nueva York o El Cairo. Los paisajes en movimiento son la credencial de una ciudad que dibuja nuevas formas de salvajismo moderno. Es un entorno donde el deseo de la carne nunca queda saciado, la intimidad es pública y la libido acecha permanentemente.
 
Urbe caracterizada por el aguaje y el choteo, espacio público que invita descaradamente a disfrutar del goce de los sentidos, aunque sienta que su musculatura está fatigada por tantos derrumbes y degradaciones. Los habaneros vivimos en una ciudad cansada, que flota sobre sus ruinas, una ciudad sacudida por el tiempo, que juguetea sobre las costuras de sus enormes cicatrices. Sin embargo, frecuentemente se le ve muy bien acomodada en su miseria.
 
De igual forma, es una ciudad acosada por sus recuerdos, siempre reservándonos secretos que aún no han podido ser interpretados. Ciudad codificada y marcada por sus visibles fronteras raciales y sociales, donde rugen los laberintos de barrios anónimos, como soportes de lo invisible.
 
Como reza una canción del trovador Frank Delgado, La Habana está de bala. Sus fachadas son reflejo de la tristeza y del dolor, siempre bajo la amenaza del desvanecimiento entre diversas geografías, debido a su ya histórica membrana migratoria.
 
Sus desigualdades sociales están fragmentadas entre la estructura urbana y el desorden migratorio. Es un catálogo de varias épocas que sobreviven a duras penas. Es un espacio definido no solo por su arquitectura sino por su mapa social, que sufre fatales transformaciones. Es la ciudad que apenas se sostiene sobre el dialogo.
 
La ciudad abierta e integradora que alguna vez intentó ser una Venecia silvestre, se sustituye por la ciudad de infinidad de islas nunca encontradas, espacio excluyente donde destacan la Habana Azul y la Habana Sur, como dos extrañas dimensiones de su propia geografía.
 
La Habana presentable es el enclave del norte, de la costa, monumento histórico, rascacielos de los años 50, cultura y movimiento, que se imponen en las postales turísticas contra otra ciudad oculta y desagradable a la vista, patio trasero de sí misma, con interminables barrios anónimos que están al sur, al fondo, y que no aparecen registrados en los planos ni en la maqueta de la ciudad: una trastienda olvidada e invisible a la fuerza.
 
La Habana Azul es un átomo de la ciudad-poder, ciudad vitrina. Desconoce a su otra parte, la Habana Sur, pero está obligada a convivir con ella. Es la Habana de costas, orgullo metropolitano, ciudad de fronteras y exclusiones. Un enclave de la clase dominante, antes privilegiada y ahora también. Territorio privado, donde la élite de arios verde olivo vive en una burbuja artificial, copiando los patrones de vida del norte blanco, pues su desarrollo es la promoción de una segregación diversa. Les seduce mantenerse alejados de las zonas donde existen problemas sociales, donde es real, absurda e inhumana la segregación debido al color de la piel.
 
En esta plataforma habanera no hay opciones para la población de ingresos medios o bajos. Está conformada por verdaderos islotes de riqueza, en los cuales se levantan colmenas inmobiliarias, campos de golf, marinas, residencies para VIPs con agentes privados de seguridad, áreas comerciales de alto standing, edificios de apartamentos para extranjeros, centros de convenciones, barrios emergentes como zona franca de negocios, donde las alturas y los materiales de las rejas, cercas y tapias son símbolo de reputación social.
 
Sus lujosas mansiones,
ocupadas por una burguesía de verde olivo, siguen siendo, a pesar de los años y desengaños, dignas representantes de una gloria arquitectónica entre la tradición y la modernidad. Es el mismo hábitat de la vieja burguesía de Generales y Doctores, que sólo pasó a manos de nuevos dueños, identificados como Comandantes y Licenciados.
 
En tanto, La Habana Sur está formada por los espacios perdidos en la geografía habanera. Es el bajo vientre de la ciudad, la cara oculta de una realidad silenciada por el discurso mediático oficial, cuyas estadísticas sólo reconocen la existencia de 46 asentamientos y 114 focos insalubres dispersos en los quince municipios. Pero se sabe que esta presencia infecta es aún mayor. En los espacios informativos oficiales es común ver imágenes de las favelas de Brasil, las villas miserias de Argentina, las colonias populares de México, las poblaciones de Chile, las barriadas de Perú, las aldeas de Kinshasa o Kandahar. Sin embargo, nunca se ven los tugurios de la Habana Sur, descalificación y bochorno, pero también sostén de La Habana Azul.
 
Continuara mañana
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 16/11/2012 16:57
La Habana cumple 493 años: Mírame bien, existo (Final)
 

 
Futuro de CubaCubaNet NoticiasPor Juan Antonio Madrazo Luna
Mi primer roce físico con lo que llaman La Habana profunda, que es la parte indigente y desconocida de la ciudad, se produjo desde una de las lunetas del cine Chaplin, en el marco de lo que en algún momento fue la Muestra de Jóvenes Realizadores. Justo a través del documental Buscándote Havana, de Alina Rodríguez, el cual le ocasionó muchísimos problemas con las autoridades políticas de los lugares en donde escarbó. Gracias al ojo inquisidor de Alina, descubrí una realidad que siempre estuvo muy cerca de mí. Entonces me propuse recorrer las distancias desconocidas.
 
Esta Habana es un trozo de ciudad hundido en las aguas muertas de la miseria y la invisibilidad. Es el entorno ajeno a la prosperidad y distante de la geografía de oportunidades. Puro realismo sucio, donde sus asentamientos y barrios insalubres son volcanes a punto de erupción.
 
San Miguel del Padrón se ubica al sur-sureste, es uno de los más poblados municipios de la ciudad. Allí el hábitat de la Revolución multiplicó la estética de la indigencia. Sus microciudades, que se multiplican con un alto índice de hacinamiento y violencia, nos muestran lo más triste del rostro habanero, marcado por la desigualdad y la exclusión.
 
Se trata de una realidad que es invisible como destino turístico. No está refrendada en los catálogos de la agencia de viajes San Cristóbal o en la publicación Opus, ambas pertenecientes a la Oficina del Historiador de la Ciudad. En este incómodo espejo podemos encontrar asentamientos, como El Tropical, con una población de entre 8 mil y 10 mil personas, o más bien almas en pena. También hay lugares como Cambute, Ruta 12, La Rosita, Las Piedras, Alturas del Mirador, signos de una pavorosa tempestad social.
 
Las venas abiertas de La Habana igual pueden encontrarse en Marianao, Arroyo Naranjo, Centro Habana, Cerro, Playa, Casablanca, Regla, Diez de Octubre e incluso en lugares que antaño formaron parte de La Habana Elegante, como esa joya del urbanismo republicano llamada Vedado, hoy golpeada por el deterioro físico y social.
 
La Escalera, Isla del Polvo, Las Merceditas, El Mamey, Loma del Tanque, Casablanca, La Coca, La Chomba, La Yuca, Los Mangos, Platanito, La Guarapeta, El Moro, La Finca, Las Carboneras, Puente Negro, Simba, Los Tostones, El Palo, El Bote, Los Ángeles y El Palmar son otros de los miles de tugurios habitados por la pornomiseria, montados sobre frágiles puertas de latones viejos y oxidados, cartones, pedazos de tablas, materiales recogidos en vertederos sanitarios y contenedores. Los pisos son de tierra. Allí no existen calles sino trillos. No hay conexión eléctrica sino tendederas (ilegales), ni hay agua corriente. Son graneros humanos, clasificados como los lados oscuros que alteran el equilibrio social.
 
En la ciudadela y el solar, la Regla de Ocha tiene sus propios santuarios. Y la rumba lo tiene en el Callejón de Hammmel, en el solar El 11, en Atares, en el Parque Trillo, del barrio de Cayo Hueso, y en Los Sitios, donde discurre con su acento particular, único, autóctono.
 
La ciudadela, el solar y los asentamientos han sido reservados para los condenados y discriminados de siempre, negros y mestizos mayoritariamente. Aunque una parte significativa de habaneros blancos también tiene su sitio en estas reservas para la mala vida.
 
Mi Habana es también la ciudad donde las muchachas no tienen temor de Dios. Es la travesti que se viste de monja en el Trocadero de Lezama Lima y trabaja como puta en La Esquina del pecado de Virgilio Piñera, pues se desliza cada noche hacia zonas francas de simulacros y confesiones.
 
Patrimonio de personajes ya legendarios, como Sergio y David, María Antonia y Santa Camila, el Caballero de Paris y la Marquesa, Josefina la Viajera y Cecilia Valdés, Emelina Cundiamor y Lagarto Pisabonito… Es igualmente una ciudad que adopta a Petra Von Kant entre lágrimas y pasarelas. Es el terruño patrio de Bola de Nieve y de Rita Montaner, de Celia y Lydia Cabrera, de Mañach y Lecuona. Es la entrañable ciudad que hicieron suya Cabrera Infante y Manuel Granados.
 
Mientras se acelera la restauración de la Habana borbónica, la cual continúa siendo la perla de una invisible corona, la Habana Vieja es la ciudad postal recuperada para el turismo. Es el primer punto de partida de la villa, con su distrito financiero y un parque temático con tiendas cuyos precios son del primer mundo. Un espacio donde personajes como la princesa Diana de Gales y la Madre Teresa de Calcuta tienen reservado sus propios jardines, y donde también reina la arrogante figura de Fernando VII.
 
Barrios tradicionales, como San Isidro, Colón, Pogolotti (el primer barrio obrero de Cuba), San Leopoldo, Zamora, El Canal, Los Sitios, Pueblo Nuevo y la Dionisia, continúan dibujando gestos de ruptura, desequilibrio e insubordinación. Sus solares o ciudadelas son laberintos increíbles, trozos de escaleras sin barandas, oscuridad, fetidez, olor a rancio y a humedad, donde el sexo, la droga y el alcohol son opciones para anestesiar el alma. Esta ciudad, anclada en la trampa de sus espejos, está siendo tejida con las hebras de sus diferencias.
 
La Habana merece un mejor destino. Se ha ganado, por derecho de conquista, la oportunidad de ser seducida por la sinfonía de un nuevo contrato social. Mientras, seguirá siendo una ciudad que bosteza pero nunca duerme, una ciudad con más chismosos que ventanas, como reza una canción de moda.
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 16/11/2012 16:58
La homenajeada en harapos
Por Gladys Linares
En este año 2012, San Cristóbal de La Habana celebra su 493 aniversario, fecha que muchos conmemoran siguiendo la tradición de pedir un deseo, mientras en completo silencio le dan tres vueltas a la ceiba de El Templete a la medianoche.
 
Según el periódico Tribuna de La Habana de fecha 15 de noviembre de 2009, Fernando Ortiz dijo de La Habana, que era “la Sevilla, la Babilonia de América, el lugar de máximo atractivo y diversión del mundo.”
 
En otra época, la capital de todos los cubanos fue visitada por personalidades, artistas, músicos, comediantes, directores de cine y empresarios famosos. Fue, además, la ciudad de más teatros, cabarets y cines, y estuvo entre las más desarrolladas de América Latina.
 
Nuestra ciudad era una plaza de suma importancia para artistas en ciernes, y muchas de las creaciones que hacen la vida más cómoda –como es el caso del televisor, el teléfono y el ferrocarril- fueron disfrutadas en La Habana antes que en el resto de América y muchas otras partes del mundo.
 
Pero hoy presenta un aspecto desolador, con sus quince municipios en su mayoría sucios y oscuros, y con algo más de dos millones de habitantes, gran parte de los cuales se ven perdidos en el laberinto de su pobreza.
 
Porque La Habana no es solo El Vedado, Miramar o el casco histórico, que también muestran su deterioro, si uno se sale la ruta escenográfica preparada para los turistas extranjeros . Es también Puente Negro, El Canal, La Corea, La Cuevita, los barrios más pobres donde en cada callejuela la gente lucha día a día para sobrevivir.
 
Centro Habana, por ejemplo, es uno de los municipios más recorridos por habaneros y visitantes, por ser el corazón comercial de la capital. Pero a pesar de esto, más del treinta por ciento de sus habitantes vive en ciudadelas, y son cada vez más frecuentes los derrumbes de viejos edificios, de los cuales gran parte se halla en el área del Malecón. Allí, el olor a mar que sube de la bahía se mezcla con el hedor resultante de la carencia de baños públicos.
 
Hoy la homenajeada celebra su cumpleaños vestida de harapos, con sus innumerables baches, sus aceras rotas, sus frecuentes derrumbes, sus calles en penumbras, sus jineteras, su dengue, sus ratas, sus perros callejeros, su alcantarillado tupido, sus albergues para gente sin casa abarrotados, sus mendigos, sus interminables colas.
 
Esta Habana que se cae a pedazos, que se derrumba sobre nosotros, es uno de los mayores “logros” de la revolución. Nuestra homenajeada es el vivo reflejo del fracaso de medio siglo de socialismo totalitario.
 
 


 
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