Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: En el nacimiento de Jesús no hubo ni mula,ni buey ,ni pesebre
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 23/11/2012 16:16
 
Por no haber no hubo ni pesebre
 
Por: Juan Arias|
En el nacimiento de Jesús no sólo no hubo ni mula ni buey, como ha afirmado el papa Benedicto XVI, en un gesto de progresismo bíblico. Por no haber no hubo ni pesebre.

Jesús ni siquiera nació en Belén. Por ello el Papa se ha quedado corto.
 
Hoy se sabe que en aquel tiempo en que Jesús nació, no hubo ningún empadronamiento en Belén, que fue siempre el motivo alegado para defender que Jesús había nacido allí ya que las familias tuvieron que ir a empadronarse a aquella ciudad.
 
El motivo de fondo alegado por la teología tradicional era que Jesús tenía que nacer en Belén ya que allí naciera el Rey David, y Jesús tenía que ser de sangre real, no hijo de un sencillo albañil y de una mujer quizás analfabeta.
Y así inventaron lo del empadronamiento.
 
Si Jesús no nació en Belén, ni en un pesebre, tampoco hubo fuga a Egipto, ni matanza de inocentes a manos de Herodes. ¿Y entonces, las reliquias veneradas aún hoy en Roma de las pajas del pesebre de Jesús y de las gotas de leche de su madre María?
 
Jesús nació en Nazareth. A los judíos de su tiempo se les llamaba o por el nombre del padre o por el de la ciudad de nacimiento. Y ni una sola vez los evangelios canónicos hablan de “Jesús de Belén” y sí de “Jesús de Nazareth”, como hasta el Papa Ratzinger le llama en su libro.
Es curioso que los papas, de vez en cuando, lanzan una china de progresismo, con verdades siempre a mitad, por miedo a escandalizar a los que ellos llaman “los fieles sencillos”.
 
Juan Pablo II, cuando fue promulgado el nuevo Catecismo Universal elaborado después del Concilio, eliminó de él el limbo de los niños muertos sin bautismo. No dio explicaciones. Quedaron sólo el purgatorio y el infierno.
 
Se dijo entonces que el papa polaco lo hizo porque llevaba desde niño una espina en su corazón: su madre había dado a luz a una hija muerta, que hubiera sido su hermana. Al no poder ser bautizada ni fue enterrada. Fue arrojada a la basura ya que sus padres eran muy católicos.
 
Llegado al trono de Pedro, el papa Wojtyla se tomó su pequeña venganza teológica eliminando el limbo que tantas lágrimas habían causado a lo largo de los siglos a miles de madres cristianas que perdieron a sus pequeños antes de ser bautizados.
 
La Iglesia antigua había inventado el limbo porque no sabía qué hacer con los niños muertos sin bautismo, y por tanto con el pecado original. No podían ir al cielo, pero tampoco al infierno, pobres criaturas. Y así surgió la idea peregrina, sin la más mínima base bíblica ni teológica, de que tenía que existir un lugar para ellos donde no gozaran de Dios, pero tampoco sufrieran con su ausencia, como en el purgatorio.
 

Antes de morir, Juan Pablo II dio un paso más y se cargó también prácticamente el infierno al afirmar que no era “un lugar físico” como se había sostenido durante siglos, sino un “estado de ánimo”. ¿Y los demonios con sus calderas de azufre hirviendo? ¿Y los tormentos del fuego? Y si el infierno no era ya un lugar físico, menos lo sería el purgatorio.
 
Ha quedado, por ahora, sólo el cielo. ¿Hasta cuando? Por lo pronto tampoco puede ser un lugar físico de ríos de leche y miel, de músicas de violines y visiones beatíficas de la cara de Dios. ¿Qué será?
 
En otra ocasión el mismo papa polaco sorprendió durante una audiencia en San Pedro, cerca de la Navidad, al afirmar que la Iglesia “no sabía ni el día ni el mes ni el año en que había nacido Jesús”.
 
¿Y entonces la Nochebuena el 25 de diciembre? Se preguntaban los fieles. La Iglesia había escogido aquella fecha porque en ella se celebraban las bacanales de la fiesta del Sol entre los paganos, cristianizándola para siempre.
 
El papa meteorito Juan Pablo I, que disfrutó sólo de 30 días de pontificado tras morir de forma misteriosa, había también sorprendido al declarar que Dios no era sólo hombre sino también mujer, no sólo padre sino también madre. Y el diario vaticano, L´ Osservatore Romano, censuró sus palabras.
 
Hay quién asegura que en la Iglesia una verdad es la herejía pronunciada por un teólogo progresista, antes de defenderla el papa.

Por lo que se refiere al infierno, un lugar, según la Iglesia, de castigo eterno, sin retorno, ya los teólogos antes de que el papa Wojtyla lo vaciara de contenido, afirmaban que o existía él o existía Dios, ya que ambos eran inconciliables.

Ningún padre o madre de la tierra, por severos que sean, condenaría, en efecto, al hijo más criminal a un castigo eterno, sin posibilidades de vuelta atrás.
Hasta las leyes humanas han abolido ya en muchas partes no sólo la pena de muerte sino hasta la cadena perpetua, dejando un margen a la regeneración hasta del mayor criminal.
IMAGEN DEL ASESINO DICTADOR CUBANO FIDEL CASTRO CON EL PAPA
http://www.zonagratuita.com/imagenes/barras_animadas/barra-015.gif 
 
¿Sería concebible un Dios que castigara eternamente si la Iglesia, paradójicamente, le adjudica una carga de misericordia infinita? La Iglesia y el Vaticano para ser creíbles y volver al espíritu de su fundador, el profeta de Nazaret, que ni casa tenía donde dormir, no puede conformarse con eliminar sólo la mula y el buey de un pesebre que nunca existió, sino que tendría también que eliminar por ejemplo, la prerrogativa del Papa de ser Jefe de Estado y de codearse tanto con los poderosos para encarnarse en los más humildes y sin poder.

Debería eliminar su poder de infalibilidad y su carácter de monarquía absoluta, incompatible con las democracias modernas.

Debería dejar a los cristianos decidir sus problemas escuchando más a sus propias conciencias que a lo que curas, obispos y papas, predican desde los púlpitos lanzándonos sus dogmas y anatemas sin diálogo ni contestación posible.
Juan Pablo II se inclina ante el general Pinochet 


 


Primer  Anterior  2 a 2 de 2  Siguiente   Último  
Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: BuscandoLibertad Enviado: 03/12/2012 18:07
 
Los Reyes Magos no venían de Oriente...
¡eran andaluces!
 
Y siguen apareciendo más verdades o más mentiras...
 
Benedicto XVI asegura en su libro «La infancia de Jesús» que sus Majestades provenían de Tartessos, una región que se situaba entre Huelva, Cádiz y Sevilla.
 
El último libro de la trilogía escrita por Benedicto XVI sobre Jesús de Nazaret, «La infancia de Jesús», está descubriendo aspectos poco conocidos. El primer revuelo surgió cuando se desveló el pasaje del libro que recuerda que en el Portal de Belén no había ni buey ni mula, ya que no aparecen en el Evangelio. En el libro destaca también un pasaje que afecta al momento del Nacimiento: los Reyes Magos pudieron haber sido andaluces. El Pontífice asegura en su obra que sus majestades no venían de Oriente, como se ha creído tradicionalmente, sino de Tartessos, una zona que los historiadores ubican entre Huelva, Cádiz y Sevilla.
 
«Así como la tradición de la Iglesia ha leído con toda naturalidad el relato de la Navidad sobre el trasfondo de Isaías 1,3, y de este modo llegaron al pesebre el buey y el asno, así también ha leído la historia de los Magos a la luz del Salmo 72,10 e Isaías 60. Y, de esta manera, los hombres sabios de Oriente se han convertido en reyes, y con ellos han entrado en el pesebre los camellos y los dromedarios», relata Benedicto XVI y continúa: «La promesa contenida en estos textos extiende la proveniencia de estos hombres hasta el extremo Occidente (Tarsis, Tartessos en España), pero la tradición ha desarrollado ulteriormente este anuncio de la universalidad de los reinos de aquellos soberanos, interpretándolos como reyes de los tres continentes entonces conocidos: África, Asia y Europa».

Las revelaciones del Papa Benedicto XVI han convertido a su último libro «La infancia de Jesús» en uno de los más vendidos de no ficción en Italia, España y Portugal.



 
 



 


 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados