Newt Gingrich cree que es hora de que los republicanos
modifiquen su oposición al matrimonio igualitario
Newt Gingricht
“Está en todas las familias. En cada comunidad. Es un momento en el que claramente tenemos que encontrar una manera de acomodarnos y hacer frente a la realidad. Y la realidad es que en varios estados, que serán más después de 2014, las relaciones entre personas del mismo sexo estarán legalizadas, y punto”. Con estas resignadas palabras, Newt Gingricht, el que fuera candidato a la nominación republicana a la Casa Blanca y vieja gloria del conservadurismo estadounidense, ha reconocido que su partido tiene un problema si continúa con su oposición frontal al matrimonio igualitario.
En declaraciones a The Huffington Post, Gingrich ha hecho balance de la situación de los republicanos tras la derrota ante Barack Obama, más clara de lo que sin duda esperaban. Y aún reconociendo las dificultades que supone para el pensamiento conservador, Gingrich admite ahora que los republicanos deben cambiar su discurso ante el matrimonio igualitario después de que tres estados lo hayan aprobado en referéndum. El político republicano lanza una sugerencia: que su partido se esfuerce en distinguir claramente entre el matrimonio civil y el religioso. Para Gingrich, que dice seguir creyendo que el verdadero matrimonio es solo entre un hombre y una mujer, una cosa es “el matrimonio en una iglesia” y otra “un documento legal emitido por un estado”, algo que “yo podría llegar a admitir”, afirma.
Gingrich, por cierto, aprovecha la entrevista para hacer leña del árbol caído y lanzar sus dardos contra Mitt Romney. “Creo que tanto Perry como yo lo hubiéramos hecho seguramente mejor [ante Obama]“, ha afirmado…
Para entender lo simbólico de su pronunciamiento conviene recordar de quien hablamos: Gingrich, presidente de la Cámara de Representantes entre 1995 y 1999, fue el gran azote republicano de Bill Clinton, y durante parte de la precampaña republicana se mantuvo entre los candidatos con posibilidades de conseguir la nominación y enfrentarse a Obama. Pasada la primera fase de las primarias, sin embargo, su empuje fue decayendo. Gingrich, que siempre ha sido un rotundo opositor a los derechos LGTB, dejó claro además que si era elegido presidente mantendría una sólida oposición a cualquier tipo de progreso en ese sentido. Y no porque sea precisamente un desconocedor de la realidad LGTB: su hermanastra, Candace Gingrich-Jones, es una activista lesbiana que pertenece a Human Rights Campaign, una de las organizaciones de defensa de los derechos LGTB más importantes de Estados Unidos. Gingrich-Jones, pese a haberse mostrado comprensiva hacia su hermanastro (considera además que moderó sus posiciones contrarias a los derechos LGTB gracias a la influencia de su tercera esposa) no dudó sin embargo en dar su apoyo público a la reelección de Barack Obama.