El Plástico Nuestro de Cada Día
¿Recuerdan la escena de la película El Graduado, cuando Mr. McGuire (Walter Brooke) le dice a Benjamin Braddock (Dustin Hoffman), “Plastics”. Corría el año 1967. El plástico era el futuro.
Desde entonces el plástico ha revolucionado la industria. Nos han vendido el plástico para todo, y nos lo estamos comiendo con patatas, literalmente. Una investigación realizada por el Instituto de Oceanografía Scripps, de la Universidad de California, San Diego, ha encontrado plástico en los estómagos de casi el 10% de los peces en los alrededores de la llamada “Gran Isla de Basura del Pacífico”, que más que isla es una sopa de plástico, con una superficie tres veces mayor que la Península Ibérica, con más de tres millones de toneladas de plástico, cantidad que se ha duplicado en cinco años. En algunas zonas hay seis veces más plástico que plancton.
El plástico que consumimos en nuestra vida diaria, en envases, bolsas, zapatillas, cepillos de dientes, mecheros, juguetes, globos… nada en nuestros ríos y acaba su vida en el mar. Mejor dicho, la continúa en el mar, porque no se descompone, simplemente se rompe en trocitos más pequeños. Y, como el "agüita amarilla" de la canción de los Toreros Muertos, nuestra sopita de plástico "juega con los pececillos y con las medusas y la beben las merluzas que tu te comes".
Numerosas playas del Pacífico, desde Hawai hasta los atolones Midway, donde el fotógrafo Chris Jordan está trabajando en un largometraje, están viendo su arena reemplazada por trocitos diminutos de plástico. Las fotos de Jordan, con cuerpos de aves en descomposición con mecheros, piezas de lego y chanclas en sus entrañas, son conmovedoras y espeluznantes.
Según los investigadores de Scripps y la Expedición de Acumulación Ambiental de Plástico (SEAPLEX por sus siglas en inglés), decenas de miles de toneladas de basura son ingeridas por peces en el Pacífico Norte Subtropical.
Peter Davison y Rebecca Asch, autores del estudio publicado el pasado 27 de junio en el diario Marine Ecology Progress Series, calculan que los peces de esta región consumen entre 11.000 y 22.000 toneladas de plástico al año, plástico que proviene de todas partes del mundo, llevado al mar por el viento y las aguas que fluyen al mar.
De los 141 peces de 27 especies recogidos por estudiantes y voluntarios en agosto de 2009, un 9,2 por ciento tenía plástico en su estómago, en su mayoría en trocitos más pequeños que una cabeza de alfiler, tan diminutos que ni siquiera era reconocible su origen.
"Un nueve por ciento de los peces examinados tenían plástico en el estómago, pero esta cifra es menor que el índice real de ingestión de plásticos por peces, pues puede que algunos hayan expulsado el plástico con sus heces o bien hayan muerto a resultas de la ingestión. No hemos medido estas cifras. No hemos medido estas cifras, así que nuestro nueve por ciento es demasiado bajo", dijo Davison.
De todas formas, se han realizado otros estudios que dan como resultado mayores concentraciones de plástico ingerido por peces. El estudio de Scripps se realizó con sistemas de captura que minimizan la posibilidad de que los peces se contaminen con plástico durante la pesca.
Pero el plástico no es el único problema relacionado con el pescado. También
está el envenenamiento por ingestión excesiva de mercurio y cadmio. La contaminación de mercurio proviene principalmente del consumo de carbón como combustible y de la elaboración industrial del cloro. Afortunadamente, existen nuevos procesos de fabricación de cloro que no requieren el uso del mercurio. Desafortunadamente, la Unión Europea ha extendido el uso de mercurio en la fabricación del cloro-alcalí hasta 2020.