El 2013, un año más de necesidad para Cuba
53 años con las mismas necesidades y los mismos problemas
tal parece que al pueblo le gusta lo que tienen...
El transporte más popular en la provincia de Oriente. 2012
Juan Carlos Chavez -
Cuba no solo enfrenta retos en materia económica y política en el 2013 sino también grandes desafíos para cubrir el desabastecimiento de varios productos de primera necesidad y artículos de uso diario, según analistas y opositores consultados por El Nuevo Herald.
La agudización de la crisis interna ha sido un tema de análisis y discusión en las altas esferas del gobierno cubano. Recientemente las autoridades de la isla anunciaron un paquete de medidas para impulsar el aparato productivo, tales como el alquiler de locales estatales y la ampliación del número de actividades donde se podrá ejercer el empleo privado.
Martha Beatriz Roque, economista disidente y directora de la Red Cubana de Comunicadores Comunitarios, dijo que lo más importante para sanear la economía y las condiciones de vida existentes es conseguir inversión extranjera.
“Cuba está necesitada de una inyección de ese tipo que actualmente no tenemos”, indicó Roque. “Desde el punto de vista del desarrollo económico que podamos tener el próximo año esta se basa en el financiamiento. Si no hay inversiones ni crédito entonces indiscutiblemente esto no va a mejorar”.
Agregó que el mercado negro, una de las tablas de salvación del cubano de a pie, también podía verse afectado por el consistente deterioro de la economía local.
“El mercado negro es la solución de muchas cosas pero también se alimenta de la economía. Y si la economía continúa así el mercado negro saldrá perdiendo”, explicó Roque.
Otros economistas independientes y observadores de la realidad cubana han cuestionado el alcance de los ajustes y el impacto de las reformas económicas. La ola de críticas recientes ha cuestionado los innumerables vacíos en los marcos regulatorios, tributarios y de control sobre los precios que ejerce el Estado cubano.
En medio de la crisis aproximadamente 400,000 cubanos tramitaron licencias para ofrecer servicios o crear pequeños negocios con el propósito de mejorar su calidad de vida. Aun así, el desabastecimiento de alimentos esenciales y artículos personales como colchones e incluso almohadillas sanitarias para mujeres, sumado a los cortes cada vez más frecuentes de servicios esenciales como luz y agua, trazan un largo camino para alcanzar un verdadero desarrollo.
Los temores sobre la salud del presidente venezolano Hugo Chávez, principal aliado político y socio comercial del gobierno de Cuba, agitan entre la población de la isla los mismos temores y necesidades que se abrieron paso en el llamado Período Especial, en los años 90, tras el fin de la ayuda soviética.
En ese momento la vida cotidiana se volvió tortuosa en la isla. La crisis en el transporte público no hizo más que agudizarse, al tiempo que aumentó la escasez de alimentos, ropa, calzado y artículos de aseo. Incluso los apagones duraban hasta 16 horas al día.
Más de dos décadas después la situación parece no haber cambiado mucho: en el campo de la generación de energía eléctrica, por ejemplo, Cuba tiene 17 plantas con una capacidad máxima de 3,267 megavatios. Las plantas como las redes de distribución se descomponen a menudo debido a la antigüedad de la maquinaria y otros equipos.
La canasta básica familiar también ha sufrido el impacto del actual escenario. Las autoridades de la isla redujeron la cuota de café para el consumo subsidiado en la libreta de racionamiento. Eliminó también la cuota para los menores de seis años.
Cada cubano recibía mensualmente un paquete de 115 gramos de café puro al precio de 25 centavos de dólar. Ahora pagan más de 20 centavos de dólar por esa cantidad, pero de café mezclado con chícharo, cuyo costo en el mercado mundial es más económico.
La cuota mensual de café, que se incluye en la libreta de racionamiento, resulta insuficiente para la población. Para completar el café que se necesita la mayoría debe acudir al mercado negro o las tiendas en divisas, donde el kilo cuesta entre $12 y $14.
La cartilla fue establecida el 12 de marzo de 1962. El objetivo fue racionar alimentos y otros artículos de la canasta básica. La lista de productos que recibe mensualmente cada ciudadano incluye, entre otros, arroz y huevos, aceite de cocina, pollo y pescado a precios subsidiados.
Las reformas económicas del gobierno de Raúl Castro contrastan con otras políticas “de ajuste” que afectan la posibilidad de una mejora de las condiciones de la vida diaria.
En ese marco Cuba aprobó recientemente aumentos sobre los impuestos a las importaciones. Las medidas podrían afectar el transporte internacional de carga y muchas de las mercancías a granel que traen los pasajeros de aerolíneas.
La popular bloguera Yoani Sánchez comentó que no le sorprendería que funcionarios del gobierno cubano posean industrias en el extranjero bajo nombres que son una tapadera, explicó.
“Igual de inaceptable resultaría que, además, privilegiaran la importación desde esas empresas por encima de otras más cercanas y más baratas”, escribió Sánchez.
La turbulencia de los tiempos difíciles que atraviesa la isla se refleja dramáticamente en los envíos humanitarios de los cubanos en Miami. Un barco de la International Port Corp. (IPC), un servicio humanitario de embarques desde su terminal en el Río Miami, despachó recientemente dos contenedores de 45 pies. El barco trasladó un abanico de artículos desde equipos electrónicos y medicinas, hasta especias, aspiradoras y calzoncillos, entre otros.
En ese sentido el economista disidente Oscar Espinosa Chepe dijo que Cuba está descapitalizada y sufre una depreciación tecnológica y moral.
“El cubano es creativo pero prácticamente no queda nada. Es un cuadro desolador”, explicó Chepe desde La Habana. “La única solución que veo es la inversión extranjera, pero el gobierno cubano da solo algunos pasitos”.