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General: ¿TÚ CREES EN EL INFIERNO?
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 14/01/2013 04:23
¿Es usted de las personas que todavía creen en el infierno?
 
Por Manuel Sonora / Clerigo de la Iglesia Anglicana de México / Cristianos Gays
La creencia en un infierno es tan antigua como la misma humanidad y va unida por supuesto a los conceptos del bien y del mal, de los premios y de los castigos que merecen nuestras acciones. Todas las religiones del mundo, con excepción de algunas sectas contemporáneas enseñan que existe un lugar de obscuridad y dolor a donde van a dar todos aquellos inicuos o que de alguna manera hayan desobedecido los mandatos del grupo religioso al que hayan pertenecido.

¿Quiénes se van al infierno? Bueno, pues eso varía de acuerdo a la moral manejada por el determinado grupo. Pero puedo decirles que la mayoría de estas religiones se regodean en enviar la cantidad más grande de personas que se pueda. De ahí la antigua expresión “Los atestados Infiernos”.

El cristianismo hereda del judaísmo la idea de una condenación eterna en el Gehena o Seol, creencia común de los judíos contemporáneos de Jesús, y él mismo o los que transcribieron sus enseñanzas muchos años más tarde mencionaron el asunto de la condenación eterna. Pero no debemos de olvidar que Jesús habló en el contexto de una cultura y unas creencias dadas. Sin embargo como que hay un poco de contraposición aquí con el cuerpo general de su doctrina.

Fue en la Edad Media (de donde nos vinieron todas las deformaciones doctrinales) en donde se le dio cuerpo y vida a esta enseñanza. Durante siglos la Iglesia amenazó con las llamas del fuego eterno primero a los paganos que no se convertían al cristianismo, después a los herejes y cismáticos que se apartaban del rebaño y de ahí se siguió con las brujas y hechiceros, y por supuesto los fornicarios, y aquí entraban todos los que hacían uso del sexo con otro fin que no fuera la reproducción y estrictamente dentro del matrimonio. Por supuesto los homosexuales y derivados entraban en esta categoría. Y como para que se fueran acostumbrando al dolor se les quemaba vivos después de haberlos sometido a bárbaros tormentos.

Curiosamente en aquellos días todavía no inventaban lo de “Di si a la vida” así que no se mencionan a las abortistas como como ahora que se las manda directamente y sin atenuantes al infierno ardiente.

Como la gente de esa época estaba muy familiarizada con el tormento, los clérigos describían con lujo de detalles las diferentes clases de suplicios con los que se iba a castigar por toda la eternidad a los pecadores. Pero aun así los no tan pecadores tampoco se salvaban del tormento puesto que en esos años se inventó el Purgatorio que tanto dinero ha dado a la iglesia a través de las llamadas “indulgencias” que dieron origen a la Reforma Protestante. Parece que este último papa está tratando de volverlas a poner de moda.

Las iglesias evangélicas o protestantes junto con los mal llamados “cristianos” continuaron la tradición y de nuevo amenazan con el lago de fuego ardiente a los pecadores “inconversos” y en estos días especialmente a gays y lesbianas a quienes les han declarado la guerra sin cuartel. Lo único que suprimieron fue el purgatorio y el limbo que a través de los siglos se han ido transformando hasta que finalmente la iglesia suprimió el limbo, y cambió el concepto del purgatorio.

Solamente una mente sádica como las de los argumentistas de las películas “gore” que están de moda, pudo haber diseñado una cosa tan cruel e inhumana como es el infierno con su lago de fuego ardiente y sus demonios con tenazas al rojo vivo lacerando los cuerpos de los condenados. Aún la literatura antigua fue influenciada por esta creencia y tenemos un ejemplo muy claro en “La Divina Comedia” en donde se describen los castigos que sufren los réprobos en dicho lugar.

Por supuesto que la mente de Dios no ha podido idear tal monstruosidad, porque su esencia es el amor y los seres humanos somos su obra perfecta. ¿Cómo ese Dios tan lleno de amor y de pasión por nosotros, que no paró hasta entregar a su hijo para nuestra redención puede pensar en mandarnos a un castigo tan espantoso? Esta doctrina choca con todo el contenido del evangelio.

Ni siquiera un ser humano de mal alma es capaz de idear una forma de tortura para castigar a sus hijos rebeldes por más malos que estos sean. Mucho menos ese Dios de amor que nos vino a revelar Jesús el Cristo es capaz de idear una aberración así. Ese no es el Dios en quien yo creo. El intransigente que no ve ni motivos ni atenuantes sino que envía a la condenación eterna a todos aquellos que lo han desobedecido. ¿Cómo podemos creer en un Dios todo bondad y perdón y al mismo tiempo en un infierno eterno?

Pero alguno dirá ¿Y la justicia divina, acaso puede ser burlada o pasada por alto? ¿O es que los malvados no recibirán ningún castigo? Dios nos ama, bien es cierto, pero también es justiciero y tiene que darle a cada uno su recompensa de acuerdo a lo malo o bueno que haya hecho.

Es cierto, pero precisamente porque Dios es justo no puede darles el mismo castigo a todos los pecadores por toda la eternidad. Ni siquiera un tribunal humano lo hace. Los jueces imponen una sanción a los reos de algún delito de acuerdo a la gravedad del crimen. Imagínense que a todos los infractores de la ley los condenaran a prisión perpetua, o peor aún a la pena capital. Eso sería bastante injusto.

Yo estoy completamente seguro de que nadie va a quedar sin su castigo de acuerdo a los males que haya hecho en la vida. Pero ese castigo será de acuerdo a la gravedad del delito y tendrá su justo juicio. Pero, ¿Por qué pensar en un tormento físico como puede ser el arder en el fuego inextinguible? Además, si ya nuestro cuerpo se destruyó con nuestra muerte ¿Cómo vamos a sentir dolor físico si ya no tenemos cuerpo?

Yo no soy quien pare decirles la clase de castigo que recibirán los malos, los protervos, los inicuos, no usted y yo, que creo que no hemos cometido un crimen tal que merezca una chamuscada en dicho lugar. Además, la Palabra de Dios dice claramente que “si alguno hubiere pecado, Abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo; y él es la ofrenda perfecta por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan2:12,2) ¡pues nada que ahí está! ¡Qué infierno ni que lago de fuego! Si claramente dice la Biblia, que por los pecados de todo el mundo y por supuesto no todo el mundo es católico o protestante o “cristiano”, pero el acto expiatorio de Cristo alcanza para cubrir los pecados de todo el mundo, pasado, presente y futuro.

Entonces, ¿Nadie se va a condenar? Mire, yo creo en primer lugar que Dios no condena a nadie porque ahí está Cristo inmediatamente para defendernos, es el ser humano el que se va a condenar a si mismo. Digámoslo de una manera simple. Toda aquella persona que rechaza a Dios, que no quiere saber nada de él y lo niega porque sus obras son perversas ya se está condenando a sí mismo. No hace falta un tribunal ni un fiscal. Simplemente Dios le cumple su deseo de no saber nada de él. Entonces su destino final será el estar lejos de Dios porque así fue su deseo. Eso no es que Dios lo castigue, sino que simplemente Dios le dice “Si no quieres saber nada de mí, pues ándale, te cumpliré tu capricho, ya no sabrás absolutamente nada de mí, como si yo no existiera”.

Creo que el castigo más grande que puede haber es la ausencia de Dios. Pero usted y yo que ahí la llevamos, tratando de ser cada día mejores cristianos, esforzándonos por vencer nuestros vicios y malas actitudes con la ayuda de la gracia divina no debemos de tener miedo de castigo alguno. Les digo por experiencia que lo que hacemos aquí, nuestras obras buenas o malas tarde que temprano tienen su recompensa ¡Si lo sabré yo! Que he visto tantas cosas a través de mi ya larga vida.

Pero que tristeza me da que todavía hay millones de personas que viven esclavizadas por el miedo al infierno que es el mensaje central de todas las denominaciones cristianas. El otro día vi un programa de TV llamado “Yo fui un Amish” refiriéndose a esa secta religiosa extrema de los Estados Unidos. ¡Qué coraje me dio el ver como jóvenes y señoritas renunciaban a liberarse de esa vida casi primitiva en la que se les obliga a vivir, y solamente por miedo al infierno! Porque ellos realmente creen que si se salen de la secta se van a ir directamente al infierno.

¡Cuántas personas han llegado hasta mí, llenas de terror porque su pastor o cura les dijo que se van a ir directo al infierno por ser gays o lesbianas! ¡Por favor! Cómo es que aceptamos esto en pleno S. XXI cuando la ciencia nos dice que esto es solo una orientación que se da a determinadas personas. Difundan la voz: Dios nos ama, y nos ama tal como somos y nadie, sino los que lo desean se va a condenar. Cristo murió por nosotros y como dice un viejo canto religioso: “Todo fue pagado ya, nada debo yo” esforcémonos más bien por ser mejores cada día con nuestros prójimos y hagamos obras, muchas obras que nos obtengan una buena recompensa de parte de Dios. Eso es todo lo que Cristo requiere de nosotros. Lo demás… déjaselo a Dios.


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