Feliz cumpleaños Rosita.
Por Mariolys González Calderón
Alguna vez esta mujer confesó: ¨Mi vida profesional ha estado regida por el amor que me inspiró mi carrera y el entusiasmo que sentía al enfrentarme a cualquier reto, porque desde que tuve uso de razón siempre quise ser artista y los más importante para mí ha sido realizar ese sueño.
Este año en su aniversario 90 se le rinde justo homenaje a Rosa Fornés, quien pertenece a la lista de las grandes intérpretes de la nación caribeña que alcanzaron prolongados éxitos fuera de Cuba en la primera mitad del siglo XX, desde el arraigo con que triunfaron en los escenarios de nuestro país.
Desde que en 1938 salió a escondidas de su casa para cantar en el programa de radial La Corte Suprema y ganar su primer premio con La hija de Juan Simón, muchas cosas han pasado, y por algún magnetismo inexplicable que ella emana, el público la sigue.
La Vedette cubana tiene más de seis décadas de experiencia en el arte, ha incursionado en la Opereta, la Zarzuela, la comedia ligera, el drama clásico, la revista musical, el Cabaret, la radio, el Cine y la televisión.
Desde entonces, la Fornés de todos los cubanos, es uno de esos ejemplos de desdoblamiento y constancia. Es una artista que ha sabido consolidar su popularidad y mantenerse en la preferencia del público, generación tras generación.
Considerada una leyenda dentro del arte y la cultura de la Mayor de las Antillas, una gran parte de la vida y obra de la Vedette han sido recogida en el libro autobiográfico Rosita Fornés y en el documental biográfico Rosita Fornés, mis tres vidas.
Es una de esas mujeres imprescindibles en el arte nacional. En su largo andar por la vida, ha encarnado a los personajes más diversos, ha llegado con comodidad a las zonas más difíciles del canto, y tiene una convicción de cubanía que extrapola a su quehacer.
El famoso bolero habla con orgullo de Una rosa de Francia. Nosotros tenemos también la nuestra, que mantiene intactas su fragancia y belleza: una Rosa de Cuba.