Bienvenida a Miami, Yoani
Por Dora Amador /
A Fidel y a Raúl Castro les había salido el tiro por la culata desde que un grupo de comunistas te recibieron con violencia verbal y empujones amenazantes. Cuando vi que la prensa brasileña había cubierto el suceso dándole a tu presencia y tu mensaje una proyección nacional, algo que tomó también la prensa latinoamericana, cuando después supe que ibas a Brasilia para hablar ante el Parlamento y fui siguiendo tu intervención allí, lo que decías, cómo hablabas en nombre de toda Cuba allí, me reí con tanto gusto, me sentí tan feliz de que los planes perversos de los Castro se convirtieran en luminoso boomerang que dejó ver, como dijo un diputado, “una conspiración del mal”. ¡Ay! Yoani, pero intentaron otra vez ponerte en apuros, cómo hacer de tu viaje una victoria para ellos dividiendo al exilio, haciendo que el sector fanático de siempre te juzgara y condenara a priori.
Entre los diputados había un inquisidor comunista, Glauber Braga, que comenzó a preguntarte cosas: que quién te había pagado el viaje (un insulto, porque eso jamás se lo preguntaría a otra persona de tu calibre de visita en su país), que cuál era tu posición acerca del bloqueo (palabra que escuchas desde que naciste, pero dijiste “embargo”), que qué opinabas de los cinco cubanos presos en EEUU. Aclaraste que eran miembros del Ministerio del Interior, y que “era una red de espionaje más grande, sólo 5 están en la cárcel”. Lo que siguió acerca del gasto en propaganda, etc., y que deberían liberarlos después obedeció a lo que dices en tu comentario de El Nuevo Herald: quizá el nerviosismo del momento, qué palabras decir. Nada más hay que ponerse en tu lugar un instante para imaginar cómo te sentirías. El objetivo del inquisidor: enemistarte con el exilio. ¿Lo lograron?
No lo creo, sólo un grupo de personas que no se informan o que son mal intencionadas puede rechazar tu presencia aquí, entre nosotros. O pueden –y todo cabe entre los cubanos intolerantes que hay aquí, que son como los de allá, se parecen muchísimo– llevar a cabo una manifestación en tu contra. Eso es lo que quisiera Fidel Castro, que siempre ha logrado que esa parte lamentable del exilio haga lo que él maquiavélicamente planea. Algún día los historiadores recogerán la verdad de cómo manipuló exitosamente Fidel Castro al exilio cubano por más de 50 años. Estoy convencida de que miles de cubanos te esperarán para aplaudirte en la Torre de la Libertad. Como te mereces.
Este exilio, Yoani, el de Miami, el de Nueva York, el que vive en Estados Unidos, te admira hace tiempo, desde que creaste en 2007 tu excepcional blog Generación Y, y con él una blogosfera comprometida con la verdad, la verdad de cada uno de sus integrantes, que coinciden en ansiar la libertad, la democracia para su patria. Tú fuiste el faro. La incidencia que ustedes tienen en el presente y el futuro de la nación, haber logrado ser un espejo de la Cuba real lanzada al mundo y así desmitificar la revolución maldita, ha sido muy eficaz. Y eso es lo que no perdonan los castristas.
Ya puedes ver por ti misma qué diferente es la respuesta que da Maggie Alejandre Khuly, hermana de Armando Alejandre Jr., uno de los cuatro cubanos que iban en las avionetas de Hermanos al Rescate derribadas por la aviación cubana. Ella no te juzga ni te condena inmediatamente, algo que suele hacerse con una facilidad que da horror en esta orilla, te disculpa y dice que le gustaría hablar contigo.
Ánimo, Yoani Sánchez, que te faltan muchos países y muchos encuentros, y recoger muchos premios más que merecidos. Te felicito por todo lo que valientemente dijiste en el Parlamento, desenmascaraste al régimen totalitario ante los brasileños que aún creen en aquella mentira.
Bienvenida, Yoani.