EL HERMANO DEL REY CUMPLE 5 AÑOS DE PODER
Por Juan O. Tamayo /
Cuando el gobernante cubano Raúl Castro cumple hoy domingo oficialmente su quinto año en el poder, algunos cubanos pueden estarse preguntando “¿Dónde está la leche?”
En su primer discurso importante luego de suceder a su hermano Fidel, Castro declaró que el altamente centralizado e inepto sistema de gobierno para recoger y distribuir la leche era “absurdo” y se comprometió a arreglarlo.
Hoy, algunos lugares reciben no sólo más leche, sino además mantequilla y queso, mientras que otros están peor, reflejando las contrastantes evaluaciones de las reformas económicas que Castro puso en práctica para sacar a la isla del atolladero al que la había llevado el comunismo.
Algunos cubanos afirman que las recientes autorizaciones de más actividades económicas privadas ya han hecho la vida cotidiana más fácil a la mayoría de los 11.2 millones de habitantes de la isla, con más vendedores que ofrecen más artículos y más compradores que encuentran más de los artículos que necesitan.
“Mira, yo veo mucha gente sonriendo porque hay más maneras de ganarse la vida y yo tengo más carne de puerco para vender”, afirmó Mori, el apodo de un vendedor en un quiosco de carne de La Habana. “Y la gente sigue comprando, aunque los precios están muy altos”.
“No se puede decir que la Cuba de Raúl es la misma que la de Fidel. Nada más que hay que estar en la calle para verlo”, indicó Oscar Espinosa Chepe, economista disidente quien reside en La Habana.
“Me sorprende lo rápido que Raúl se ha movido, en comparación con el medio siglo anterior”, agregó Archibald Ritter, economista de la Universidad de Carleton en Ottawa, que lleva el blog The Cuban Economy.
Pero Chepe, Ritter y otros conocedores de Cuba dicen que las reformas han sido demasiado lentas y débiles para revertir casi medio siglo de controles gubernamentales de una incompetencia brutal sobre prácticamente toda la economía, a la manera de la Unión Soviética.
Las principales reformas de Castro son “positivas y bien orientadas”, y se han acelerado en los últimos seis meses, pero siguen siendo “insuficientes para resolver los problemas socioeconómicos acumulados en 50 años de socialismo centralizado”, declaró Carmelo Mesa-Lago, el decano de los economistas de Cuba y autor del nuevo libro Cuba en la Era de Raúl Castro.
Las reformas
La lista de reformas llevadas a cabo desde que Castro sucedió oficialmente a Fidel el 24 de febrero del 2008 es larga e impresionante, y señala una estrategia de permitir más capitalismo —pero no democracia— que se asemeja al modelo chino, aunque La Habana insiste en que sigue su propio camino.
Castro ha legalizado las cooperativas no agrícolas, ha permitido más negocios y granjas privadas, les ha ofrecido préstamos y permitido contratar a empleados fuera de sus propias familias. Ha recortado las infladas nóminas estatales, legalizado la venta de viviendas y autos, y permitido a los cubanos la estancia en hoteles previamente reservados para turistas.
Lo más importante, según los cubanos, fue que la eliminación el mes pasado del detestado “permiso de salida” para los que quieren viajar al extranjero ha suavizado el sentido de aislamiento y atrincheramiento que prevaleció durante la búsqueda de Fidel Castro de su utopía socialista.
Pero Raúl Castro ha dicho repetidas veces que procede paso a paso para “actualizar” la economía, nunca “reformarla”. Su segundo al mando, José Ramón Machado Ventura, ha hablado con desprecio de los “que exigen un avance más rápido creyendo ingenuamente que ellos van a conducir al capitalismo”.
Como resultado, Cuba se encuentra en la actualidad entre las promesas y las realidades de las reformas, entre los diagnósticos acertados de Castro sobre los problemas del país y la falta de medicinas fuertes.
Más empresa privada
Castro ha abierto las puertas a más empresa privada, pero sigue limitando las licencias a 181 empleos estrictamente definidos, entre ellos payaso para fiestas. Les impuso altos impuestos y prometió que la planificación central seguirá siendo la fuerza rectora de la economía.
El decreto que permite cooperativas no agrícolas —por ejemplo, restaurantes estatales pueden convertirse en cooperativas de sus empleados— es positivo, afirmó Ritter. Pero requiere que las cooperativas acepten como miembros de pleno derecho a todos los empleados con más de 90 días en la plaza, tales como recepcionistas.
En una de sus reformas más importantes, Castro decretó en el 2008 que casi 5 millones de acres de tierras estatales sin cultivar serían arrendadas a campesinos particulares para aumentar la producción agrícola y rebajar la cuenta de importación de alimentos, que se calcula en $1,500 millones al año.
Pero sólo se habían entregado 3.7 millones de acres a finales del 2012.. También se mantuvo Acopio, el notoriamente inepto sistema estatal para recoger y distribuir productos agrícolas. Eso fue lo que Castro atacó en ese primer discurso importante en el 2007, cuando detalló el incompetente sistema para producir, procesar y distribuir leche.
Además, al gobierno le tomó cuatro años revertir una sección del decreto que prohibía a los nuevos granjeros construir casas en los terrenos, en esencia obligándolos a viajar a sus granjas todos los días y dejar sus animales de granja y maquinarias expuestas a ladrones todas las noches.
Tal vez esa es la razón por la cual la producción de alimentos bajó en el 2011 a niveles anteriores al 2007, y volvió a descender en el 2012, con la carne de puerco, un elemento esencial de la dieta cubana, bajando un 18.3 por ciento. Los precios de los alimentos agrícolas aumentaron 20 por ciento en el 2012, mientras que los sueldos apenas subieron y la importación de alimentos se mantuvo estable.
Los funcionarios cubanos anunciaron además que 500,000 empleados cubanos serían despedidos para abril del 2011 y otros 800,000 le seguirían para fines de ese año, con el objetivo de reducir los gastos del gobierno. Pero para fines del 2012, el total de despidos reportados era de apenas de 365,000.
Castro ordenó un ataque masivo contra la corrupción y puso a su hijo Alejandro a cargo de la campaña. Sin embargo, el soborno parece florecer en los espacios oscuros entre el socialismo y el capitalismo, y reportes de nuevos escándalos se filtran casi todas las semanas.
Castro ha llamado repetidamente a tener líderes más jóvenes, y promovió al ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez, de 54 años, al Buró Político del Partido Comunista; y al ministro de Educación Superior Miguel Díaz-Canel, de unos 52 años, a vicepresidente del Consejo de Ministros.
Pero el gobierno de Cuba sigue estando dominado por ancianos. Castro tiene 81 años, Machado Ventura, 82 y Ramiro Valdés, vicepresidente del Consejo de Ministros y considerado a veces como el número 3 del gobierno, tiene 80. Diez de los 15 miembros del Buró Político tienen mas de 70 años.
Castro ha exigido que todas las empresas estatales mejoren su administración y ha amenazado con cerrar las que no den ganancias. Pero el informe de la contralora general del 2012 indicó que un 34 por ciento de las 234 entidades estatales a las que se hizo auditoría quedaron por debajo de sus metas.
Ritter notó que la producción industrial del 2011 estuvo al 47 por ciento de los niveles de 1989, cuando el Moscú poscomunista empezó a cancelar sus subsidios a La Habana y la isla cayó en la ruina económica. Los sueldos en el 2010 eran 30 por ciento más bajos que en 1989, según Espinosa Chepe.
Las reformas de Castro “son útiles y positivas, y yo las aplaudiría, pero en lo que se refiere a revertir la situación en la industria no van muy lejos”, señaló Ritter. “El sector industrial es un desastre. Cuba se está desindustrializando”.
La calidad de vida
Castro también mejoró la calidad de la vida cotidiana al eliminar las manifestaciones políticas masivas que tanto le gustaban a su hermano Fidel, agregó Chepe, y diversificar la programación del monopolio televisivo estatal, “aunque ésta continúa siendo aburrida y con una fuerte carga política”.
Pero casi todos los jóvenes tienen “un plan o una ilusión” de escapar la isla, afirmó Michel Matos, director ejecutivo del Festival Rotilla, un evento de música organizado de manera privada y que se celebraba anualmente desde 1998 hasta que el gobierno lo prohibió en el 2011.
Algunos cubanos describen un cuadro oscuro de su futuro: más pobreza, especialmente entre los jubilados, cuyos beneficios apenas llegan a más de $15 al mes; aumento de la brecha entre los que tienen y no tienen; recortes en gastos en salud pública y educación; aumento de los precios y un ligero incremento de actos delictivos en las calles.
Una mujer que visita a menudo La Habana afirmó que una amiga pudiente y favorable a Castro en esa ciudad le dijo recientemente que “hay una tensión que sientes todo el tiempo, como si fuera a estallar. No sabemos a dónde vamos”. La mujer pidió que se mantuviera su anonimato para hablar con sinceridad.
Medias tintas
Las reformas de medias tintas e intermitentes de Castro han provocado especulaciones sobre quien o qué impide su progreso. El “quien” se presume que sea Fidel, de 86 años, que siempre ha sido un enemigo jurado del capitalismo.
“En general, creo que es un deber actualizarlo y superarlo [el modelo económico cubano al estilo soviético], pero se trata de una etapa en la que es imprescindible marchar con mucho cuidado, no debemos cometer errores”, declaró Fidel este mes cuando se le preguntó por las reformas.
Arturo López-Levy, un ex analista del gobierno en temas de inteligencia y las relaciones Cuba-EEUU, actualmente en la Universidad de Denver, consideró que Raúl Castro está “perdiendo tiempo” con el lento ritmo de las reformas “no debido a indolencia, sino porque no hay una visión acordada del sistema al que se dirige Cuba”.
El “qué” se cree ampliamente que es una burocracia atrincherada que teme que las reformas le quiten sus beneficios y ventajas. Jorge Domínguez, un experto sobre Cuba de la Universidad de Harvard, ha descrito lo que enfrenta actualmente Castro como una difícil “insurgencia burocrática”.
Relaciones con EEUU
En cuanto a las relaciones con EEUU, Castro ha ofrecido repetidamente conversaciones con la administración Obama, pero mantiene en prisión al único claro impedimento para mejorar las relaciones: el subcontratista del gobierno estadounidense Alan Gross, quien cumple una sentencia a 15 años de prisión en La Habana por entregar equipo sofisticado de comunicaciones a judíos cubanos en violación de las leyes de la isla.
“El gobierno necesita un escenario de menos enfrentamiento en las relaciones bilaterales, pero su supervivencia no depende de un trato con EEUU”, declaró López-Levy. “El escenario óptimo [para Castro] no es un levantamiento repentino del embargo, sino un desmantelamiento poco a poco”.
En el tema de los derechos humanos, Castro liberó a 52 prisioneros políticos encarcelados desde el 2003 pero al mismo tiempo ha aumentado la represión en otras maneras, con un record de mas 6,200 detenciones a corto plazo por motivos políticos sólo el año pasado.
La reelección
Castro está seguro de resultar electo a un segundo término de cinco años como presidente de los Consejos de Ministros y Estado cuando la Asamblea Nacional del Poder Popular comience su nueva sesión hoy domingo. Pero el futuro del país es menos cierto.
López-Levy señaló que durante sus primeros cinco años en el poder, Castro estableció cuidadosamente los cimientos institucionales para una economía estatal-privada más mixta y una retirada del Estado de la vida diaria.
Pero el presidente venezolano Hugo Chávez, cuyos subsidios a Cuba se evalúan en más de $6,000 millones al año —mayor que la ayuda que suministró una vez Moscú a la isla— tiene cáncer y no está claro si un sucesor mantendría el mismo nivel de ayuda.
La bloguera de La Habana Yoani Sánchez escribió el mes pasado que dada la infinidad y profundos problemas de Cuba, es difícil para ella creer que el sistema puede “sobrevivir el año nuevo, mucho menos garantizar su viabilidad a largo plazo”.
“Pero merece mencionarse que el régimen de La Habana ha estado mostrando su capacidad para hacerlo, incluyendo incluso las predicciones menos favorables, por un largo tiempo”, agregó. “Después de todo, la economía cubana ha estado en situación permanente de crisis durante 20 años”.
“Será mucho más probable ver nuestras frustraciones en las colas fuera de las embajadas [en La Habana] a la espera de una visa”, destacó Sánchez, “que en ninguna protesta masiva”.