La palabra homosexualidad se ha pronunciado en el Vaticano más en los últimos días que en muchos siglos de historia. Aunque para muchos, esto no quiere decir que antes no existiera, sino que predomina sobre sus eminencias una “cultura del secreto”. Por lo menos, la mitad de todas las personas atraídas hacia el sacerdocio en los seminarios son homosexuales”, así de contundente se mostró uno de los mayores especialistas británicos en periodismo religioso, Mark Dowd, que sabe de lo que habla, pues él mismo fue fraile.
“Cuando se tiene esta cultura del secreto y de la culpa y la represión no hacen más que fomentarse las condiciones para el chantaje y la manipulación”, aseguró el periodista en televisión a raíz del escándalo que, como os contamos en Ragap, lo destapó el rotativo de la“La Reppublica” según el cual existe un lobby homosexual en El Vaticano destapado en un informe secreto , el Vatileks, según el cual, se han producido encuentros sexuales en saunas gays, en un centro de belleza bien situado en Roma, en una villa a las afueras de la ciudad, incluso de un colegio mayor universitario que se convirtió en la residencia en Roma del obispo de Verona. Se detallan además las fiestas de funcionarios vaticanos en un club llamado Priscilla.
Por otra parte,el cardenal Keith O'Brien, homófobo empedernido finalmente no viajará a Roma para participar de la elección del nuevo Papa, ya que las presiones han podido más, y éste hombre se encuentra siendo juzgado por un delito de abuso de menores hace 20 años. Así están las cosas en la Iglesia hoy en día.
Hoy Benedicto XVI se nos va y lo único que le podemos decirle es: "Que le vaya bonito" porque aunque haya maltratado a los gays durante su pontificado no le guardamos rencor y le rogamos al nuevo Papa que sea más tolerante y abierto. Ojalá la oración contemplativa, lejos de la purpurina vaticana le ayude a descubrir la misericordia que no tuvo con nosotros.
Las duras declaraciones contra el matrimonio gay, las familias homoparentales, la teoría de género o considerar que la unión homosexual es una grave herida infligida a la justicia y la paz son nuestro agrio resumen del mandato del cardenal Ratiznger. Estas oposiciones de la Iglesia existían en el pontificado de Juan Pablo II, pero Benedicto XVI les dio una escala catastrófica. Esto tuvo gran repercusión en los medios de comunicación, y alimentan el odio contra los homosexuales inevitablemente.
También hubo errores de comunicación muy desafortunados. En un viaje a África en 2009, Benedicto XVI dijo que no se puede superar el problema del SIDA sólo con dinero y distribución de preservativos. Si los africanos no ayudan a si mismos, asumiendo la responsabilidad personal de humanizar la sexualidad, el problema aumenta. Si disemino al mundo la noticia de que el Papa dijo en África que los condones sólo aumentan el problema del SIDA. En realidad, la declaración completa no respalda ni condenar el condón, pero la redacción no era lo suficientemente clara para evitar ese tipo de noticias. Al año siguiente, el Papa finalmente ha innovado, diciendo que, en algunas circunstancias, el uso de preservativos es el primer paso de una humanización de la sexualidad.
Otro avance fue la declaración de las autoridades vaticanas, hace unas semanas, en defensa de los derechos civiles para las parejas de hecho, homosexuales o no, a fin de garantizar la equidad y facilitar las condiciones de vida, y la prevención de las injusticias hacia los más débiles. Se dijo que la legislatura debe cumplir con las demandas que no existían antes.
Por un lado la Iglesia se opone firmemente a la ciudadanía GLBT, pero por otro lado la apoya. Esta disparidad en la Iglesia Católica se debe a su tradición milenaria judeo-cristiana, que es heteronormativa. La fidelidad al juicio de la propia conciencia es un derecho y un deber de la persona, junto con la obligación de buscar siempre la verdad.
De acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia hoy en día, ningún ser humano es un mero homo o heterosexual, pero es sobre todo una criatura de Dios y el destinatario de su gracia, que lo hace hijo suyo y heredero de la vida eterna. En cuanto a la moral, debe basarse en la razón iluminada por la fe, y también hacen uso de los descubrimientos seguros de la ciencia. Aunque la doctrina católica se opone a la práctica de la homosexualidad, considerada intrínsecamente desordenada, también reconoce que hay personas con tendencias homosexuales en los casos en que la práctica es inevitable, y la culpa es nula.
La Iglesia es, sin embargo, no sólo el Papa y los obispos, que formulan estas enseñanzas. Son todos los creyentes, que hacen lecturas diferentes en los diversos contextos en que viven. Todos ellos son protagonistas importantes del cambio en favor del derecho homoafetivos.
Los cambios en la Iglesia comienzan en la sociedad y en la vida de los fieles, y poco a poco llegan a la teología, la doctrina y la jerarquía. No es del Papa y de los obispos que vienen cambios, sino de las bases. No esperes mucho del pontífice siguiente, ni poco. Uno nunca debe aceptar la falacia de que no hay lugar para los homosexuales en la iglesia. Es caer en la trampa de todo
o nada.