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General: 60 aniversario de la muerte del dictador Stalin
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet20  (Mensaje original) Enviado: 06/03/2013 01:16
 
¿Josef Stalin ? Bien, gracias
La imagen del tirano soviético goza de salud.
Los rusos reconocen los crímenes, pero libros de texto y asociaciones lo defienden.
 
Un hombre del partido comunista, con una foto de Stalin. Archivo.| Afp
Un hombre del partido comunista, con una foto del tirano soviético Josef Stalin .
Las dictaduras siempre tienen un lider al cual se le rinde culto a la personalidad y hasta se les llega a comparar con Dios.
Xavier Colás | Moscú |
Sucedió hace hoy 60 años. Los guardias que vigilaban la puerta tras la que dormía el tirano soviético Josef Stalin sospecharon de que no hubiese pedido ni un té en todo el día. Cuando entraron, ya por la tarde, lo encontraron tirado en el suelo, con el lado derecho paralizado. Sobre las baldosas estaba hecho añicos su reloj marcando las 18.30 horas, el momento en el que debió de caerse de la cama. En las horas que siguieron el tirano estuvo agonizando y vomitando sangre.

Nadie se atrevía a tomar una decisión y los mejores médicos habían sido encarcelados en las últimas purgas. Como en una tragicomedia con moraleja incluida, los doctores iban a las celdas a consultar con sus colegas qué hacer para salvar al dueño de su infortunio.

Hoy en Rusia ese miedo al georgiano más poderoso de todos los tiempos no es más que un recuerdo. En Moscú, a pocos metros de su tumba, un hombre disfrazado de Stalin cobra por hacerse fotos con los turistas, cosechando más rublos que su vecino de puesto: el doble del presidente actual, Vladimir Putin.

En la prensa rusa el tirano es señalado como el responsable de millones de muertos, pero al mismo tiempo como un líder eficaz: la mano firme "de acero" [es lo que 'Stalin' significa en ruso] que detuvo el avance nazi en la Segunda Guerra Mundial.

Las turbulencias por las que han pasado los rusos con la llegada de la democracia y el capitalismo han sido las mejores medicinas para su maltrecha figura histórica. Lev Gudkov, director del Centro sociológico Levada, ubica en los noventa el renacimiento de esa "nostalgia" de aquella grandeza que tantas vidas costó. Pero es con la llegada de Putin al poder cuando su imagen mejoró definitivamente: que en los libros de texto se le describa hoy como un "líder eficaz" garantiza que el tirano descanse satisfecho junto a una de las murallas del Kremlin.

Hoy por la mañana sus partidarios dejarán flores junto a su tumba a pocos metros del despacho de Putin. Poco importa la deportación arbitraria de pueblos enteros (los chechenos, ingushes y los tártaros de Crimea) y la muerte de millones de personas, fusilados o asesinados en los campos.

En 2012, una encuesta realizada por el Centro Levada mostró que el 47% opina que Josef Vissarionovich Dzhugashvili era "un líder sabio que hizo la URSS un país poderoso y próspero", frente a sólo un 38% con la opinión contraria. Como explicaba hace unos días el rector de la Universidad de Moscú, Sergei Markov: "La mayoría de la población cree que bajo el disfraz de la desestalinización hay un deseo de destruir al Estado ruso y que los que critican a Stalin realmente quieren destruir a Rusia".

Los admiradores del dictador pueden venerarlo con una libertad que no tenían los disidentes en su época y encontrar fácilmente libros alabándolo. Incluso unos polémicos cuadernos escolares con su retrato en la tapa, cuya prohibición pidieron algunas ONG, siguen en las estanterías de las tiendas vendiéndose ahora en paquetes de tres para aprovechar el tirón comercial que han tenido gracias al escándalo.

El artífice de la victoria
En el 70º aniversario de la batalla de Stalingrado, celebrado a principios de febrero, los autobuses decorados con grandes fotografías de Stalin circularon en San Petersburgo y otras ciudades rusas.

En la ciudad heroica de Volgogrado hay un movimiento para volver a llamarse Stalingrado. Detrás de estas iniciativas se encuentra Vladislav Isaiev, miembro de un grupo de activistas que trata de recuperar "la verdad histórica frente a la manipulación". No se trata de un reducto de comunistas de la línea dura, explica... "entre nosotros hay liberales, monárquicos, comunistas... lo que nos une es el respeto a Rusia y a su historia y el deseo de que se viva mejor".

Isaiev arruga un poco el gesto cuando se le pregunta por los crímenes estalinistas: "No estamos de acuerdo con el término 'crímenes de Stalin', porque él actuó en el marco de la legislación soviética de aquel momento".

La ONG Memorial, que fue creada por antiguos disidentes para preservar la memoria de las víctimas del régimen comunista, lleva años pidiendo la creación de un museo nacional de la represión estalinista y la apertura de los archivos de la época. Pero los avances han sido escasos.

En Rusia pervive una cierta esquizofrenia respecto a su peor dictador. Por un lado, la población asocia la muerte del líder soviético más con el fin de la represión en masa que con la pérdida de un gran líder y maestro: un 55% ve su muerte como un soplo de aire fresco frente al 18% que lo ve como el inicio de una orfandad, según una encuesta llevada a cabo por el Centro Levada ante el 60 aniversario.

Pero al mismo tiempo, la encuesta muestra que casi la mitad de los rusos (un 49%) cree que Stalin jugó un papel positivo en la vida del país. Arseni Roguinski, del Centro Memorial, piensa que esto se debe a que Rusia sigue inmersa en su búsqueda de identidad. "Ya no podemos decir que somos soviéticos, muchos se ven como ucranianos o estonios no como rusos", pero la victoria en la Segunda Guerra Mundial "sigue uniendo a todos y cada vez más". El problema es, explica, cuál fue el precio de esa victoria: "Por un lado sabemos que Stalin fue un asesino en masa, pero también el artífice de la victoria... ¿nos podemos quedar con uno nada más?".

Un pilar para el comunismo

Entre los defensores de Stalin está, obviamente, el Partido Comunista de Rusia, que hace dos semanas celebró los 20 años de su refundación bajo un enorme retrato de Lenin. En los discursos no faltaron alusiones nostálgicas al "camarada Stalin". Pero los comunistas han perdido la exclusiva sobre la marca de partido estatal, de fuerza defensora de la cohesión del país y vigilante ante los movimientos de Occidente. Rusia Unida, el partido que respalda a Vladimir Putin, ha llenado todos esos huecos de manera más eficiente.

Para muchos rusos es Rusia Unida el verdadero sucesor del Partido único de la URSS y por lo tanto de Stalin. Ahí reside una de las razones por las que Putin ha hablado de los crímenes del estalinismo pero no ha rechazado públicamente aquel régimen.

De este modo los comunistas rusos, que gobernaron durante décadas el país sin convivir con ninguna otra ideología, tienen que compartir ahora incluso su cadáver más intransferible. La convivencia entre ambas marcas, Rusia Unida y Partido Comunista, es pacífica y de hecho los comunistas apoyan muchas veces en la Duma las iniciativas de 'mano dura' del presidente ruso.

El reto del actual líder rojo, Gennadi Ziuganov, es qué hacer con los postulados marxistas en un país que, pese a los desequilibrios sociales, vive una ola de consumismo alimentada por un crecimiento económico cimentado en la venta de petróleo y gas.

El líder comunista, que lleva al frente del partido desde su fundación, ha tratado de no elegir entre el estatalismo y la socialdemocracia refugiándose en el patriotismo, los valores tradicionales y la defensa de la protección social. Unas coordenadas en las que la figura uniformada del tenaz conductor del Ejército Rojo, con su gorra y su bigote, es una guinda perfecta. El problema es si los rusos más jóvenes querrán seguir comiendo de ese dulce y amargo pastel cocinado hace un siglo.
 
 
 


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