La arquidiócesis de Miami recibe quejas por abuso sexual
Rafael Escala
JAY WEAVER/
Cuando el padre Rafael Escala servía en la iglesia católica St. Timothy en West Kendall a fines de la década de 1980, él sorprendió a un monaguillo adolescente robando $60 de la recaudación.
Escala amenazó con reportar al adolescente a su padre y a la policía. Pero, en lugar de cumplir su amenaza, el sacerdote abusó sexualmente del muchacho de 16 años, según la víctima, quien obtuvo una indemnización por acuerdo extrajudicial de parte de la Arquidiócesis de Miami en enero.
“El me dijo que yo tenía que pedir perdón a Dios por robar el dinero después que abusó de mí”, dijo la víctima, un hombre de Miami que no quiso ser identificado. “El me hizo hacer penitencia”.
La víctima recibió otra indemnización en el mismo acuerdo en cuanto a acusaciones de haber sido molestado por un segundo sacerdote, el padre Oscar Méndez, un jesuita, mientras este servía en St. Timothy en la década de 1990.
La cantidad de la indemnización combinada en el caso, que acusó a ambos sacerdotes así como a la Arquidiócesis de Miami, se mantuvo confidencial. La víctima dijo que él decidió presentar ambas quejas a la arquidiócesis a fines del 2011, luego de haber seguido el progreso del caso criminal de abuso sexual del ex entrenador adjunto de football de la Estatal de Pennsylvania Jerry Sandusky.
Hasta el momento, ninguno de los dos sacerdotes –Escala murió a los 77 años en el 2009; Méndez tiene 80 y tantos años y está en mal estado de salud– ha estado implicado en ningún momento en el escándalo de abuso sexual clerical que envolvió a la Iglesia Católica hace más de diez años.
Lo que diferencia los casos de St. Timothy de muchos otros es que la Arquidiócesis de Miami nunca alertó a los parroquianos sobre las alegaciones de abuso sexual presentadas en contra de ambos sacerdotes en noviembre del 2011. La notificación es obligatoria bajo el Estatuto para la Protección de Niños y Jóvenes adoptada en el 2002 por los obispos católicos de Estados Unidos.
“Las diócesis tienen que ser abiertas y transparentes en su comunicación con el público con respecto al abuso sexual de menores por parte de sacerdotes, dentro de los límites del respeto por la privacidad y la reputación de los individuos involucrados”, reza el Artículo 7 del estatuto, el cual fue adoptado de nuevo en el 2011. “Esto se refiere especialmente a informar a las parroquias y otras comunidades eclesiásticas afectadas directamente por el abuso sexual de un menor”.
La víctima en los casos de St. Timothy dijo que cuando él y su abogado llegaron al acuerdo extrajudicial este año, él dijo a la arquidiócesis que “hiciera lo correcto” y anunciara las alegaciones en contra de Escala y Méndez. Dijo que él quería que la arquidiócesis diera este paso no sólo por él, sino por otros menores que pueden haber sido abusados por los dos sacerdotes.
“Pero, hasta el momento, no lo han hecho”, dijo la víctima a The Miami Herald en una entrevista reciente. “Ellos debieron anunciarlo en St. Timothy y en todas las demás iglesias en las que ellos han estado. Ellos debieron anunciarlo en Belén”, la escuela preparatoria jesuita donde Méndez sirvió de maestro y consejero espiritual. Méndez vive ahora en una residencia para jesuitas en el recinto escolar de Belén, en West Miami-Dade.
Escala, un sacerdote cubano que fuera expulsado del país comunista después de la revolución de Castro, viajó primero a la República Dominicana antes de venir al sur de la Florida en 1977 para servir en múltiples parroquias católicas, entre ellas St. Timothy, Our Lady of the Lakes en Miami Lakes y St. Monica en Miami Gardens.
Mary Ross Agosta, portavoz de la Arquidiócesis de Miami, dijo que las “alegaciones de la supuesta víctima” fueron “respondidas con presteza”, incluyendo una remisión a la fiscalía estatal de Miami-Dade en enero del 2012. Ella dijo en un correo electrónico que un abogado por lo civil de la arquidiócesis entrevistó a la víctima para determinar su “credibilidad”, pero no pudo interrogar a Escala, quien ya había muerto, ni a Méndez, cuya mala salud le impidió ser interrogado.
“Ninguno de estos sacerdotes había sido acusado antes”, dijo Agosta a The Miami Herald el viernes. “Teníamos que ser considerados con la víctima, pero también teníamos que ser considerados con la reputación de los sacerdotes acusados, quienes no podían defenderse a sí mismos”.
Como resultado, dijo Agosta, la arquidiócesis decidió proteger sus nombres del público. Pero dijo que los parroquianos de St. Timothy serían notificados de las alegaciones de abuso sexual contra Escala en abril. La razón, dijo, es porque abril es el Mes de la Protección Contra el Abuso Infantil.
“Toda noticia a los parroquianos tendría que ser hecha en ese momento, ya que el padre Escala ya no es un sacerdote activo”, dijo Agosta.
Agosta agregó que el estatuto para la protección de los niños no se aplicaba a las alegaciones de la víctima contra Méndez, el jesuita, ya que la víctima era un adulto en el momento del abuso.
Directivos de Belén hicieron público un comunicado en relación con las alegaciones en contra de Méndez.
“Ni la queja ni las alegaciones hechas involucran a la Escuela Preparatoria Jesuita de Belén, ni tampoco la escuela ha recibido notificación alguna de abusos o conducta impropia en relación al padre Oscar Méndez”, dijo Teresa Martínez, directora de comunicaciones de la escuela.
“La supuesta víctima nunca asistió a la escuela de Belén. El padre Méndez está retirado y fuera de ministerio. El no está involucrado en las actividades de la escuela ni con los estudiantes”.