“Quiero que Cuba sea tan democrática como mi casa”
Yoani Sánchez se confiesa en la redacción del Diario Las Américas
“De Miami me llevo abrazos”
La bloguera cubana en la redacción de Diario Las Américas.(FOTOS ÁLVARO MATA)
Por Iliana Lavastida Rodríguez y Jesús Hernández /Miami.
“Miami es una ciudad intensa, joven moderna y viva”, así describió a la ciudad la conocida bloguera cubana Yoani Sánchez en el sexto día de su visita aquí, en el que compartió con los miembros de Diario Las Américas.
Sonriente, serena y devolviendo el mismo afecto que en esta urbe tan diversa ha encontrado, la periodista independiente respondió a preguntas que fueron desde su labor como punzante cronista de la realidad de la isla hasta detalles íntimos de su vida.
¿Cómo es un día en la vida de Yoani Sánchez, teniendo en cuenta la responsabilidad de haberte convertido en una de las voces más críticas del gobierno?
No soy periodista de profesión, pero mi vida es el periodismo, así es que me siento aquí (en DLA) como en casa.
Mi día a día es muy complicado en todos los sentidos. En general tengo que enfrentar muchas de las dificultades que enfrentan mis compatriotas. Cuba es una economía colapsada, es un país donde cuesta trabajo comunicarse, transportarse. Encontrar los pesos convertibles para comprar los alimentos se convierte prácticamente en una odisea cotidiana. Si a ello le sumas el hecho de la vigilancia policial, la línea de teléfono intervenida, el acoso sobre la familia y los amigos pues, sin dudas, la fórmula diaria se complica.
Sin embargo, como aliciente a todo está el gusto que me produce mi trabajo. Cada día me digo al levantarme, hoy me voy a comportar como una persona libre, ahí empiezan los frenos y las limitaciones pero yo trato de seguir. Mi día a día se compone de eso, tengo jornadas muy intensas, días que parecen de 72 horas en lugar de 24, pero fundamentalmente me gusta mucho enseñar. Trato de cada semana de impartir, por lo menos, dos o tres cursos para enseñar redes sociales.
Me gano la vida también como periodista. Trabajo para varios medios de prensa. Tengo el placer de colaborar con el periódico El País, The New York Times, muchos periódicos latinoamericanos. Eso me permite la autonomía económica, y la posibilidad de expresar mi autonomía política.
¿Cómo logras contrarrestar el adoctrinamiento político al que tu hijo de 18 años está expuesto? ¿Cómo influye tu labor en la vida de él?
El pilar fundamental de mi vida es mi familia, también mi trabajo, pero mi familia es el centro de todo y por supuesto es mi gran preocupación.
Hemos logrado eliminar la doble moral típica que debemos asumir los cubanos y la esquizofrenia de tener que decir una cosa en casa y otra fuera. A mi hijo desde pequeño le hablamos con claridad, le dijimos esto es lo que hay, es lo que sabemos, la parte de la historia que nunca te van a contar, lo asumes o no.
Teo, como todo niño hijo de disidente en Cuba, ha tenido que madurar muy rápido. Se ha metido en muchos problemas. Recuerdo que el primer día de primer grado la maestra nos mandó a buscar para darnos quejas. Era que él no había querido repetir la consigna “Pioneros por el comunismo, seremos como el Che”. Cuando le preguntamos la razón, dijo: el Che está muerto y no quiero estar muerto. Es la lógica infantil que a veces choca con el totalitarismo porque se trata de un sistema anti lógica, y el pensamiento infantil no concuerda con eso.
Él ha tenido problemas. Nunca lo hemos limitado, ni lo hemos obligado a colocarse la máscara, es un electrón libre y paga bastante las consecuencias.
En su relación con otros jóvenes no ha tenido limitaciones porque estamos viviendo en Cuba en un momento de pérdida total de la fe ideológica en el gobierno. Esto mismo 15 años atrás hubiera sido para él una especie de muerte social, pero ahora mismo el oportunista cubano que es muy común, huele los cambios y sabe que habrá un momento en que el gobierno cubano termine y se abran otras condiciones. Es el mismo tipo de persona que me encuentra en el ascensor y me dice a solas, te leo, continúa. Son las mismas personas que se acercan a mi hijo y le dicen, admiro a tu mamá. Sin dudas, algo está cambiando en el interior de los cubanos.
¿Cuál crees que será a corto plazo el rol para los medios sociales?
Creo que ya los medios sociales están jugando un papel muy importante porque han roto una dinámica informativa que el gobierno tenía muy bien montada y mantenían el control absoluto de lo que se decía. Esa grieta la abrió el periodismo independiente que tuvo su mejor momento en los 90, también fue la etapa de mayor riesgo. Ahora combinado con las nuevas tecnologías está abriendo un gran espacio. Cualquiera desde una esquina con un teléfono celular puede enviar un mensaje por Twitter, hacer una denuncia de un arresto o un derrumbe. Eso significa un cambio total del esquema de silencio. Los medios sociales ya están jugando un papel y en el futuro lo será más porque las redes se irán convirtiendo en un elemento de gobernación, donde la gente canalice dudas, propuestas, interrogantes. Veo una Cuba muy digital en el futuro.
Hiciste un llamado a la unidad entre los cubanos ¿Cuáles son las principales diferencias entre tus posiciones y la denominada línea dura del exilio cubano?
Más que diferencias, hay propaganda oficial cubana que sobredimensiona los temas. Coincidimos todos, los de aquí (Miami) y los de allá (Cuba) que necesitamos un país mejor y democrático, donde todos puedan influir en el destino de la nave nacional. Lo demás forma parte de la segunda o tercera página de la agenda. El embargo, que siempre levanta tantas pasiones, pero en fin de cuentas no debería desunirnos.
El embargo es un tema muy inflado y puesto en primera plana por el propio gobierno de Cuba. También hay cuestiones de métodos sobre cómo lograr la democracia en Cuba. Hay personas que piensan en un camino y otras en otro. Pero, el punto final es el mismo.
¿Cuál es la posición de tu familia sobre tu activismo? ¿Temes ponerlos en riesgo? ¿Qué presiones han recibido ellos?
Tengo la infinita suerte de que mis padres me apoyan en todo, sin eso no podría desarrollar mi labor política, ni cívica. Son muy jóvenes. En algún momento también de alguna manera se creyeron la ilusión de los primeros años de la revolución y emplearon el mayor tiempo de su adolescencia y su juventud en ayudar a levantar una utopía. Después se dieron cuenta que quedaron engañados y estafados. Ellos son conscientes de la necesidad de hacer algo, me apoyan mucho. Son gente humilde, mi padre fue maquinista de trenes, mi madre trabaja en los taxis. Sobre ellos ha habido presiones de todo tipo desde vigilancia sobre sus casas, intimidación en sus trabajos, citaciones policiales, pero nunca me han reprochado, o me han dicho no te metas en más problemas. Han tomado su porción de sacrificio y lo han hecho con bastante entereza.
En esta gira te han sobrado las preguntas sobre tu labor periodística y política, pero ¿cómo es Yoani Sánchez el ser humano, bailas, sales con tu esposo, compartes tu labor de bloguera con los quehaceres de la casa?
Soy una persona hiperactiva, paso el día haciendo muchas cosas. En mi casa rige una democracia afortunadamente, todos tenemos derecho al voto y también responsabilidades.
En el tema del baile, lamento decir que soy mala bailadora. Me gusta escuchar música, la clásica, para reflexionar para relajarme, disfruto una buena salsa para oírla y creo que me mueve algo de adrenalina, pero los pies no, lamentablemente. Vivo en una potencia musical. Eso me apasiona y pienso que si somos capaces de crear esas letras tan hermosas y de tanta melodía, cómo no vamos a ser capaces de construir un país mejor, melódico, donde todas las notas del espectro sonoro puedan mezclarse, interactuar, compaginar y que al final resulte una música agradable para el oído.
Soy feliz en mi vida familiar, es lo principal. Toda mi inconformidad y mi frustración vienen del aspecto social. De esa contradicción es que nace mi blog y mi trabajo, en el hecho de cuestionarme por qué no puedo tener en mi país un espacio de tolerancia, cooperación y democracia como el que tengo en mi casa.
¿Qué te llevas de Miami?
Muchos abrazos. He conocido gente tan linda, que nacieron aquí y se dicen cubanos. Eso me emociona porque demuestra que la nacionalidad no es un accidente geográfico, es una posición asumida. Alguien que ha nacido fuera y te dice que es cubano. Eso me ha hecho feliz y es lo que quisiera para los jóvenes en mi país, que asuman con orgullo su nacionalidad que no vayan por la vida escondiéndose o queriendo ser otras cosas, que digan orgullosamente que son cubanos.
Tema anterior
Primer 