Lucha de principios
“El 14 de abril me robaron la victoria”
Capriles, en una marcha en Caracas el 1 de mayo. / STRINGER (REUTERS)
P. Hay quien opina que Henrique Capriles se metió en un callejón sin salida y abandonó el mejor de los mundos. Usted obtuvo un muy buen resultado que lo confirmó como líder opositor. Un debilitado Maduro culminaría el período de Chávez haciéndole frente a una severa crisis económica. Era un resultado ganar-ganar. Pero usted se ha metido en una cruzada por la verdad. ¿No está despilfarrando ese gran resultado?
R. Yo le prometí a los venezolanos que defendería su voto. Ese es el argumento de José Vicente Rangel (ex vicepresidente de Venezuela y en la actualidad un periodista muy cercano al régimen).
P. Pero también es un argumento de real politik
R. No. ¿Qué puedo hacer yo sí sé que me robaron las elecciones? ¿Me hago el loco? No puedo.
P. Usted ha podido hacer otro cálculo político
¿Cómo renunciar a mi derecho de auditar si tengo más votos a favor?
R. Eso no va conmigo. Yo tengo principios. No tendría problemas en reconocer si pierdo las elecciones, como ocurrió el 7 de octubre. Chávez tenía entonces más votos que yo. ¿Qué he debido solicitar entonces una auditoría? Ese es otro debate. Lo que ocurre es que a esa hora, con un país a la expectativa, no se puede dudar. Además, si hubiera tomado esa decisión no habría leído correctamente el resultado que obtuvimos. Llegamos entonces al 45% de los votos compitiendo contra Hugo Chávez. Yo era un líder regional. Hubo pueblos en los que ni siquiera me conocían. Teníamos un capital político importante. Pero el 14 de abril sí gané las elecciones. ¿Cuál fue mi reacción? Solicitar una auditoría. Si después de eso se refleja que Maduro ganó por un voto sería el primero en reconocerlo. ¿Pero cómo renunciar a mi derecho de auditar si tengo más votos a favor?
P. En su columna Moisés Naím habló del silencio de Brasil con respecto a lo que está ocurriendo en Venezuela. La presidenta Dilma Roussef recibirá a Nicolás Maduro en las próximas horas. Usted con frecuencia ha dicho que el modelo brasileño es una referencia. ¿Le decepciona que ella le haya dado el visto bueno a Maduro?
R. No personalizo el modelo brasileño en su presidenta. Quienes llevan las riendas de ese país son profundamente pragmáticos. Pareciera una política atada a la economía y no a los principios.
P. ¿Eso es una crítica?
R. Por supuesto, lo es. Siento que en Brasil hay instituciones sólidas como para que ellos pudieran respaldar lo que se acordó en Unasur poco después de los comicios del 14 de abril, en la cual Ollanta Humala, como presidente pro tempore del bloque, exhortaba a Venezuela a realizar la auditoría. Incluso hablaron de reconteo. El gobierno de ese país debería ser coherente con lo que ya aprobó.
P. El gobierno de Maduro luce a la defensiva, mientras que la oposición parece cuidar más que nunca su talante democrático y marca la agenda. ¿Usted cree que la oposición bajo su liderazgo ha logrado, después de casi tres lustros, tomarle el pulso al país?
R. Los sucesos de abril de 2002, incluido el golpe de Estado que derrocó al presidente Chávez, provocaron una ruptura que el gobierno ha tratado de mantener vigente desde entonces acusándonos de golpistas y traidores a la patria. Con eso tratan de tapar todos sus abusos, todas sus violaciones a la Constitución y sus acciones antidemocráticas. Costó mucho sacarnos de encima esa sombra. Por esa razón tratan de provocarnos para que retrocedamos hacia aquellos días, cuando la oposición no tenía agenda, foco, ni mucho menos unidad. Después del 14 de abril, y aprovechando que no reconocí los resultados, ellos nos provocaron para que yo condujera al país por ese camino. No mordimos ese anzuelo. Hoy el gobierno de Maduro se parece mucho a la oposición de 2002. Sin foco, ni agenda, ni liderazgo. No hay unidad. Eso es lo que veo ahora. El gobierno necesita de un evento violento que le permita ver cómo se cambia la agenda. Ya la oposición demostró, y el país lo debe tener claro, que nosotros somos demócratas, que nuestra vía es la electoral, que estamos trabajando por construir una mayoría, que hemos participado en las peores condiciones y enfrentado a todos los vicios.
P. ¿Ese aprendizaje de la oposición se pondrá a prueba ahora, especialmente si la lucha es larga?
R. Yo no visualizo una salida como consecuencia de una situación violenta. Me inscribo en la agenda de presionar sobre la base de acciones pacíficas. Creo que hay una confianza en la manera como hemos conducido este proceso. Porque además yo creo que el venezolano es pacífico y detesta la violencia. Nadie, fuera del gobierno, ha aplaudido la agresión ocurrida en el Parlamento el 30 de abril pasado.
El legado de Hugo Chávez
P. Este es el mejor momento para la oposición, pero si nos retrotraemos al día que murió Chávez era complicado vaticinar lo que ha ocurrido. Nadie apostaba un duro por una candidatura distinta a la del delfín del caudillo. ¿Dudó usted de tomar esa candidatura? ¿No era como ir al cadalso?
R. El 10 de marzo yo dejé muy claro lo que sentía. Nosotros rescatamos ese espíritu de lucha. Yo quería asegurarme de que hubiera una unidad absoluta en torno a mi candidatura para entonces aceptarla en caso de que me la ofrecieran. Se lo dije a Antonio Ledezma (alcalde metropolitano de Caracas). “Si tú no quieres que sea el candidato yo te apoyo, Antonio”. Yo hice consideraciones acerca del momento, de la situación, escuche a la gente que me decía que no era conveniente. Al final demostré que no era un asunto de cálculos individuales. Esto para mí son luchas heroicas y principistas.
P. Usted utilizó una estrategia distinta. No confrontó a Chávez, pero a Maduro no le dio cuartel.
R. Porque ya basta. Estos tipos fueron capaces de burlarse tres meses de los venezolanos. Estos señores le mintieron al país acerca del verdadero estado de salud del Presidente. Fueron capaces de salir por televisión a decir que el jefe del Estado se estaba recuperando. Que estaba en el gimnasio.
P. A más de dos meses de la muerte de Chávez, su agonía y enfermedad siguen siendo un misterio. ¿En su cruzada por la verdad un eventual gobierno suyo debería poner de relieve el verdadero alcance del padecimiento del Presidente y las verdaderas razones de su fallecimiento?
R. No será mi tarea, pero eso vendrá.
P. ¿Un gobierno suyo podría revelar ese secreto de Estado?
R. Esa no es una tarea de gobierno.
P. ¿Por qué no?
R. Como buen cristiano yo prefiero que a él se le dé cristiana sepultura. He sido absolutamente respetuoso de su memoria y del dolor de sus seguidores. Luego veremos si estamos o no en lo correcto. A veces hay que esperar un tiempo para que las verdades se conozcan. Habrá alguna revelación de alguna enfermera, de algún doctor.
P. ¿No hay demasiada indulgencia con la memoria de Chávez? Parece que ahora que no está sus adversarios lo exculpan de todo, especialmente de este crispado clima político que se vive en Venezuela, del patente odio entre chavistas y antichavistas
La muerte de Hugo Chávez cerró un ciclo en este país
R. Yo creo que ese ciclo ya se cerró. La muerte de Chávez cerró un ciclo en el país.
P. Pero si no se discute será muy fácil idealizarlo
R. Yo tengo mis dudas. Pero si el país no ve nada mejor eso podrá pasar. Algunos idealizan en Venezuela a los ex presidentes Rómulo Betancourt o Carlos Andrés Pérez.
P. Ese es el riesgo de no discutir el legado con el pretexto de que hay que respetar al que ya no está
R. No digo que no se discuta. Tenemos el reto de mostrar que el país puede estar muchísimo mejor. La fortaleza de Chávez fue la comunicación con nuestro pueblo más humilde. Él le hizo creer a la gente que tenía poder para tomar decisiones. El país cambió para bien o para mal. Para algunos ha sido bueno, para otros ha sido malo. ¿Qué puedo yo decir? Que hay interés de una conciencia política. Algunos lo consideran bueno. Otros dicen que el país está saturado. A mí me parece positivo que la gente se involucre en la política.
P. El chavismo ha querido explicar su sorpresiva votación argumentando que usted se disfrazó de Hugo Chávez. ¿Qué significa para usted ese modelo del llamado Socialismo del Siglo XXI? ¿Se puede rescatar algo? ¿O todo hay que echarlo a la basura?
R. La fortaleza de Chávez fue, como ya lo he dicho, poner a lo social en primera fila. Y todo el debate futuro tiene que girar en torno a la pobreza y a lo social. Eso lo he reconocido desde siempre. El Presidente se equivocó en no cambiar la realidad del país a pesar de la inmensa bonanza petrolera que disfrutamos. Este país debería no solo haber reducido la pobreza, sino haber logrado lo que logró Brasil, que sacó de la pobreza a más de 30 millones de brasileños. ¿Cuántos venezolanos han salido de la pobreza? No se trata de responder cuántos venezolanos tienen dinero para comer o hacer mercado. La pregunta es cuántos venezolanos, sin depender del Estado, por sus propios medios, cuentan con un empleo digno que les permita decir que salieron de la pobreza.
La mediación internacional
P. Hay un escenario de ingobernabilidad en Venezuela avizorado por algunos países. El canciller español García Margallo se ha ofrecido como mediador. ¿Cómo vería usted esa mediación siendo una de las partes en conflicto?
R. Yo agradezco cualquier llamado a diálogo, pero ahora no veo la intermediación de otro gobierno. Preferiría que la Iglesia mediara debido a las profundas convicciones católicas del pueblo venezolano.
Yo agradezco cualquier llamado a diálogo, pero no veo la intermediación de otro gobierno
P. ¿Por qué desechar los buenos oficios?
R. Porque la gente podría preguntarse, por ejemplo, por qué España y no México. Busquemos entonces una institución con la cual todos podamos tener cercanía. Esa institución es la Iglesia católica, a la cual se podrían sumar los otros cultos. La reacción del gobierno frente a esas ofertas de mediación siembra aún más la duda sobre el resultado. Solamente reacciona así el temeroso.
P. Los jefes de las fracciones parlamentarias de la Mesa de la Unidad llevaron una carta a la sede de la OEA para que se active la Carta Democrática Interamericana. La Secretaria de Estado adjunta para América Latina, Roberta Jacobson, aseguró que están en juego” la garantía de las prácticas democráticas en Venezuela” consagradas en ese mismo instrumento ¿Están dadas las condiciones para que se invoque ese instrumento?
R. Si ustedes se leen ese documento advertirán que la Carta Democrática Interamericana establece que se deben celebrar elecciones libres, sin coacción. La intención de que se active busca avalar que se celebren en Venezuela nuevos comicios en nuevas condiciones: que no haya voto asistido, que el partido de gobierno no instale puntos de control a las puertas de los centros de votación, que no se amedrente a nuestros testigos y que haya una verdadera observación electoral, que es distinto a la figura de los acompañantes internacionales planteada por el CNE.
P. ¿Usted pudiera desistir de su reclamo si comprueba que eso traería consecuencias negativas para la gobernabilidad del país?
R. Eso sería un chantaje. Si cedo frente a la mentira mañana tendré que ceder frente a un gobierno que fabrica mentiras para juzgarte. Mi lucha no es violenta. Tengo el gran reto de derrotar la mentira con la verdad, pero imponer la verdad de forma pacífica. Lo voy a lograr en este mundo moderno, globalizado. Me atrevo a apostar que será así. Si yo claudico en el ejercicio legítimo de un derecho, mañana ustedes no podrán venirme a entrevistar. Esto es una lucha de principios. Yo ahí me la juego completa. Prefiero retirarme de la política antes que ponerme de rodillas. Tenemos que aprovechar esto que hemos construido para convertirnos en una nueva fuerza en América Latina. A través de nosotros este continente no seguirá la ruta de cambiar la Constitución para reelegirse en el poder, seguida por Bolivia o Ecuador, el club de amigos de Venezuela. Yo tengo la posibilidad de ser un nuevo referente en el continente para que no se llene de gobiernos reeleccionistas.