Recordandole a Mariela Castro los muertos de las UMAP
Por Rafael Ferro
Creo que vale la pena llenarse un poco de ilusiones en estos tiempos de cambios. Hace unos días, vi en TELESUR una entrevista concedida por Mariela Castro al espacio Cruce de Palabras. En su cruzada contra la homofobia, ella explicaba sobre los avances del programa que dirige.
Desde finales de los setenta, dijo la entrevistada, en la Isla se realizaban complejas operaciones de cambio de sexo. Quizás lo dicho por ella sea una verdad tan grande como una casa, pero de lo que no hay dudas es de que la casa nunca se vio. Dijo también que desde esa misma época había comenzado en Cuba el programa para el trato y respeto a los homosexuales, con interés de Estado para su cumplimiento.
¿Qué edad tendría Mariela en el año 1980, en pleno éxodo desde el puerto Mariel, cuando se cometieron todo tipo de violaciones y maltratos contra homosexuales, orientadas por las autoridades? Incluso, quien no participaba en los mítines homofóbicos era considerado contrario al régimen.
En esta ciudad de mi infancia vi más de un caso. Personas que eran sacadas de sus casas por las turbas, bombardeadas con todo tipo de inmundicias, obligadas, por el simple hecho de ser homosexuales, a marchar al exilio. Tiempos verdaderamente duros y que ahora intentan borrar de golpe y porrazo.
Con el don de la palabra en réplica amordazada, los cubanos nos vemos obligados a contemplar cómo de la noche a la mañana nuestros gobernantes perpetuos hacen y deshacen leyes, decretos y toda clase de invento abusivo, para después mostrarle al mundo supuestos y bien ensayados lavados de imagen, sin ningún tipo de resarcimiento material o moral para las víctimas de las violaciones.
Como telón de fondo para la entrevista de marras, colocaron imágenes de un gran desfile habanero contra la intolerancia, encabezado por la propia Mariela, seguida por una gran multitud de homosexuales y travestidos. En ambiente de libertad y fiesta, desfilaron los liberados del momento.
No critico eso, todo lo contrario, bato palmas cuando en cada rincón de este mundo se abre una grieta al muro de la imposición y la marginalidad, pero, a manera de SOS desesperado, alerto a los televidentes de Tele Sur y otras cadenas: En Cuba siguen apartados muchos “diferentes”, y bajo la lupa de ese apartheid insólito están los opositores políticos, periodistas independientes y disidentes.