Marcha del orgullo gay en Brasil desafía la lluvia En este año, se incentiva a asumir públicamente la homosexualidad
La parada gay de Sao Paulo es considerada una de las mayores del mundo.
SAO PAULO, BRASIL 2013 EL ORGULLO GAY
Millones de personas desafiaron este domingo a la lluvia y marcharon en la edición número 17 de la Parada del Orgullo Gay de Sao Paulo, una de las más importantes del mundo y que este año incentiva a asumir públicamente la homosexualidad.
"¡Para el armario, nunca más! Unión y conciencia en la lucha contra la homofobia" es el lema del desfile de este año, que espera una cifra récord de 3.5 millones de participantes, según los organizadores.
La concentración de personas en la céntrica Avenida Paulista comenzó desde las primeras horas de la mañana y la lluvia transformó la multitud en un río multicolor de paraguas.
"Es nuestro máximo evento del año y con lluvia o calor no podríamos dejar de venir y esta vez es muy especial porque muchos van a 'salir del armario' y acompañarnos en la caminata", declaró el arquitecto Luiz Sombra, quien viajó desde la ciudad paulista de Sorocaba, a unos 100 kilómetros de Sao Paulo.
La marcha de este año contó con 17 "carros eléctricos", como se conocen a los camiones gigantes de sonido que tienen una azotea, principalmente utilizada por artistas para coreografías musicales.
La primera carroza fue animada por la cantante Daniela Mércury, quien recientemente asumió una relación lésbica.
El cierre del evento, con un espectáculo musical programado para esta noche en la Praça da República, tendrá las presentaciones de Ellen Oleria, vencedora del programa de televisión "The Voice Brasil", y la cantante Mariene de Castro.
Este año, varias de las comparsas de la Parada del orgullo Gay se inspiraron en manifestaciones contra el pastor evangélico y presidente de la Comisión de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados, Marcos Feliciano, siempre polémico por sus declaraciones en contra de los homosexuales.
La ministra de Cultura, Marta Suplicy, quien cuando fue alcaldesa de Sao Paulo revitalizó la Parada del Orgullo Gay, manifestó su repudio por las declaraciones de Feliciano, quien promueve en el Congreso un proyecto para la "cura gay", a través de un tratamiento psicológico financiado por el Estado.
"Parece que no tenemos mucho progreso y tenemos una tragedia griega en la Comisión de Derechos Humanos y con eso llegamos al ápice en la falta de respeto a la comunidad", declaró Suplicy en una rueda de prensa previa a la caminata.
En la misma rueda de prensa, el gobernador del Estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, manifestó que respetaba las diferentes creencias religiosas y respaldó las manifestaciones de diversidad sexual.
"El estado es laico y eso es una garantía constitucional y la riqueza de Sao Paulo es la diversidad", apuntó Alckmin.
El alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, en tanto, señaló: "es un deseo del país no oponerse a los derechos civiles y no podemos admitir que aquellos que en algún momento sufrieron con la intolerancia sean promotores de esa misma incomprensión".
La Parada del Orgullo Gay comenzó oficialmente el jueves con una feria cultural, un ciclo de cine, entrega de premios a personalidades identificadas con los derechos de los homosexuales y una serie de espectáculos artísticos en diversos puntos de la ciudad.
El Gobierno municipal lanzó este año una guía turística y comercial para el público homosexual.
La parada gay de Sao Paulo es considerada una de las mayores del mundo. En esta edición participó 1,5 millones de personas según la policía, mientras los organizadores esperaban convocar entre tres y cuatro millones.
Unos dos mil policías resguardaron el desfile, para que el que se realizaron desvíos y cortes en el tránsito. Un millar más de guardias reforzó la seguridad.
Los evangélicos protestan en Brasilia contra el aborto y el activismo gay “Vamos a buscar una isla desierta donde enviar a los gays”, dijo un pastor durante la marcha
Protesta contra el aborto y el matrimonio en Brasilia
Juan Arias / Río de Janeiro Los evangélicos han querido manifestar su fuerza con una gran manifestación en Brasilia a la que acudieron 70.000 personas según la organización y 40.000 según la policía militar. Organizada por el pastor Silas Malafaia, la marcha sobre Brasilia fue un acto de protesta contra el aborto, el matrimonio homosexual y contra lo que llamaron “activismo gay” en el país.
Las críticas se dirigieron también contra el Gobierno de la presidenta Dilma Rousseff y contra el Supremo, que ha aprobado el matrimonio de las personas del mismo sexo y la adopción por parte de dichas parejas.
Malafia quiso destacar que la manifestación tuvo como finalidad “mostrar la fuerza de los evangélicos” ante la sociedad y los poderes del Estado. Hoy los evangélicos cuentan con el 22% de la población, un total de 40 millones, y sus votos son cotizados por los partidos de todos los colores políticos. “Nuestro evento ha sido un ensayo, un ejercicio de ciudadanía. No somos ciudadanos de segunda clase y vamos a influenciar a la nación”, afirmó.
El pastor Marco Feliciano, el actual polémico presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso, llegó aún más lejos: “La familia tiene que venir antes del Gobierno y de la sociedad”, y auguró la elección en un futuro próximo de un presidente de la República evangélico.
Feliciano ha sido estas semanas objeto de protestas por sus ideas a favor de que los homosexuales sean tratados como enfermos y por afirmar que los negros africanos son tales por un castigo de Dios. Para el senador evangélico, Magno Malta existe el objetivo de crear una “casta de homosexuales” y garantizó que los más de 80 diputados evangélicos no lo permitirán.
“Dicen que somos fundamentalistas, pero los que son fundamentalistas de basura moral son los gays”, afirmó Malafaia, que criticando el aborto dijo: “El feto no es el prolongamiento del cuerpo de la mujer”. Y añadió: “Vamos a buscar una isla desierta donde enviar a los gays. Quiero ver si después de un tiempo aún existirá la raza humana”.
La manifestación se llevó a cabo sin incidentes. Solo un pastor evangélico fue arrastrado del palco por enarbolar la bandera colorida de la Iglesia del Evangelio Quadrangular al confundirla con la de los colores del arco iris del movimiento LGBT (gays, lesbianas, bisexuales y transexuales).