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General: La libreta de racionamiento cumple más de medio siglo en Cuba
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 11/07/2013 17:29
 
La libreta de racionamiento cumple más de medio siglo en Cuba
 
 Por CubaNet
La “libreta” de racionamiento, que regula la venta de alimentos a precios subsidiados a los cubanos, cumple más de 50 años, y un programa humorístico de la televisión cubana aprovechó para destacar que cada día está más delgada.
 
Implantada por  el Fidel Castro  para enfrentar la escasez de alimentos y la especulación en los precios, despierta desde entonces pasiones encontradas –para unos es símbolo de pobreza y para otros de seguridad.
 
El 26 de marzo de 1962 Fidel Castro compareció en la televisión nacional para anunciar el establecimiento del sistema de racionamiento en el país: era el nacimiento de la “libreta de abastecimientos”, que desde entonces acompañaría a los cubanos hasta el día de hoy.
 
Con la “libreta” nació la Oficina de Control de Distribución de Alimentos (OFICODA): ni la KGB, hubiera podido imaginar el alcance, represivo que significaban la OFICODA y la “libreta de abastecimientos”.
 
Ni el mismo Fidel Castro podía haber comprendido, en aquel momento, que estaba inaugurando el más sofisticado, complejo, refinado y efectivo mecanismo represivo totalitario de todo el planeta. La libreta era el control total de la población cubana.
 
Hoy día la libreta es un fósil histórico (aunque sus cualidades represivas continúan) “Hay gente que engorda a los 50 años, pero la libreta adelgaza, lo que ha hecho es bajar de peso”, dijo “Pánfilo”, de 28 páginas  pasó a 20, por la paulatina eliminación de productos.
 
Los mayores recibían cigarros, aunque no fumaran
 
Durante más medio siglo, todos los cubanos han recibido su cuota de colas a través de la “Libreta de abastecimiento”, su nombre oficial. A correr a la bodega cuando llegaba las 12 onzas de chícharos. Los recién nacidos tenían una cuota de café y todos los mayores de 17 años de cigarrillos, aunque no fumaran.
 
La libreta “se ha venido convirtiendo, con los años, en una carga insoportable y un desestímulo al trabajo, además de generar ilegalidades diversas en la sociedad”, dijo Raúl Castro.
 
[2]Se sabe que hay corrupción en toda la cadena de distribución de alimentos, lo que estimula el mercado negro.
 
El régimen cubano dice gastar unos 1000 millones de dólares anuales en subsidiar el arroz, café, granos pastas juevos, azúcar, sal, pan y otros alimentos, que en pequeñas cantidades recibe cada cubano al mes por un precio total inferior a 50 pesos (dos dólares). Los niños (menos de seis años) reciben adicionalmente leche en polvo y yogur de soja, y los enfermos dietas médicas.
 
Pero el que viva de la libreta se muere de hambre. Las familias cubanas deben comprar más alimentos a precios no subsidiados en tiendas liberadas, o en el mercado negro, lo que representa una pesada carga en un país donde el salario es de 19 dólares al mes en promedio.
 
“Con la libreta nadie puede vivir, pero sin la libreta hay mucha gente que no puede vivir”, dicen muchos cubanos, sobre todo ancianos, para destacar que con los actuales salarios es imposible costear la compra de alimentos no subsidiados.
 
Subsidiar a personas, no productos
 
Cuando Raúl Castro sustituyó en la presidencia a su hermano Fidel en 2006, una de las primeras medidas que impulsó fue la eliminación de “subsidios y gratuidades indebidas”. La nueva política sería subsidiar a personas con bajos ingresos, ya no productos.
 
De este modo, la patata, garbanzos, cigarrillos y habanos, jabón y pasta de dientes, fueron saliendo de la libreta y comenzaron a venderse de manera libre, a precios a veces incosteables.
 
La importación de alimentos por unos 1.900 millones de dólares anuales, constituye una carga pesada: la isla compra en el exterior el 80% de los alimentos que consume.
 
De cara al  VI Congreso del Partido Comunista (único) de abril de 2011, los cubanos fueron convocados por Raúl Castro a exponer sus problemas en asambleas en centros de trabajo y barrios, y la posible eliminación de la libreta “fue, sin dudas, el asunto que provocó más intervenciones de los participantes”, dijo el gobernante.
 
De tal forma, Raúl Castro se vio obligado a declarar que “a nadie en su sano juicio en la dirección de este país se le puede ocurrir decretar de golpe la eliminación de ese sistema, sin previamente crear las condiciones para ello”:  no dudarlo, más represión.
 
Fuente:  CubaNetCubaNet Noticias


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 12/07/2013 17:35
 
Cincuenta años de racionamiento
La libreta de abastecimiento, con la cual los cubanos compran
pequeñas cantidades de comida a precios subsidiados, cumple medio siglo
 


En diciembre de 2010, Raúl Castro prometió su paulatina eliminación
Maye Primera  / Miami
En la ración mensual de la libreta actualmente quedan cinco huevos, cuatro libras de azúcar –tres de blanca, una de prieta-, siete libras de arroz, diez onzas de frijoles, diez onzas de aceite, cuatro onzas de café y media libra de pollo o mortadela o pescado -cuando hay- por persona y un kilo de sal por núcleo, que quiere decir, por familia. A un núcleo de cuatro personas, esto le alcanza para comer una semana. Tuvo tiempos mejores la libreta de abastecimiento, implantada por Fidel Castro el 12 de julio de 1963, hace ya medio siglo. Cuando alimentaba por todo un mes a una familia e incluía carne de res, leche fresca, jabones, pasta dental y hasta cigarrillos a precios subsidiados, para paliar el comienzo de una sostenida crisis de escasez que el Gobierno cubano atribuye, desde entonces, al embargo económico que mantiene Estados Unidos en su contra desde la década de 1960. El presidente Raúl Castro habló por primera vez de su posible eliminación en 2010, cuando anunció reformas al sistema económico y social de la isla que paulatinamente ha comenzado a ejecutar.
 
“Estoy convencido de que varios de los problemas que hoy afrontamos tienen su origen en esta medida de distribución que (…) constituye una expresión manifiesta de igualitarismo que beneficia lo mismo a los que trabajan que a aquellos que no lo hacen”, dijo el presidente de Cuba y el menor de los hermanos Castro, el 18 de diciembre de 2010 ante el Parlamento. Tres meses antes, Raúl había eliminado de la libreta los cigarrillos y los artículos para el aseo personal. Y en el campo, donde se suponía que podían producirse por cuenta propia, habían sido excluidos de la canasta los huevos y los frijoles.
 
El Gobierno no podía darse el lujo, informó Raúl Castro entonces, de seguir importando café a tres mil dólares la tonelada para mantener la cuota de abastecimiento. El cubano que quisiera tomar café puro, porque el café de la libreta viene mezclado con chícharos, tendría que producirlo en Cuba, dijo, y habló de “reducir gratuidades y subsidios”, en la misma medida en que se elevara “la productividad del trabajo y la oferta de productos a la población”. Entonces recordó una anécdota: la vez que un funcionario vietnamita le preguntó a su colega cubano cómo era posible que ellos, que les enseñaron a sembrar café después de la guerra con Estados Unidos, fuesen ahora clientes de sus exportaciones. “No sé qué le habrá contestado el cubano. Seguro que le dijo: ‘el bloqueo’”, dijo Raúl con sorna a los diputados de la Asamblea Nacional, que guardaron silencio absoluto y se arrellanaron en sus escaños.
 
Cerca del 80% de los alimentos que se consumen en Cuba son importados. Los que se venden con subsidio a través de la libreta, le cuestan al régimen más de mil millones de dólares anuales. Y los que se venden a precios libres en el mercado paralelo les cuestan a los cubanos cientos de veces más. Con lo que vale una botella de aceite en una tienda donde se aceptan divisas (entre 2 y 3 dólares, dependiendo del tamaño y la marca), se puede pagar la compra completa de una familia de cuatro con la libreta de racionamiento (valorada en unos 25 pesos cubanos, que equivalen a poco más de un dólar) y sobra dinero. Se estima que al menos el 60% de la población se alimenta fundamentalmente de la canasta subsidiada. Como la ración mensual no alcanza, la mayoría debe adquirir a precios libres los productos que les faltan en las tiendas donde se paga con moneda dura, establecidas en la isla a mediados de la década de 1990; los pagan con sus salarios promedio de 20 dólares al mes y con las divisas que envían sus familiares en la diáspora.
 
La libreta ha ido mermando en páginas y en productos cada vez que los apuros económicos se agudizan en Cuba. Ocurrió con fiereza en el período especial, derivado de la caída de la Unión Soviética, el más fuerte aliado de la isla. Y se prevé que su reducción será aún mayor como consecuencia de la crisis económica que actualmente atraviesa Venezuela, un socio que en su relación comercial con La Habana aporta el equivalente al 21% del PIB local. No es coincidencia, sostienen analistas como el economista cubano Carmelo Mesa-Lago, que el aceleramiento de las reformas económicas, a partir de octubre de 2012, coincidiera con el agravamiento de la enfermedad del presidente Hugo Chávez quien, al morir, fue despedido en la isla con honores.
 
“Fue una necesidad del país y hay que mantenerla hasta que hayan condiciones para liberarla (…) Por lo menos garantiza lo elemental, las cosas más o menos necesarias van para la casa”, opina Pedro Ruiz, un anciano que trabaja como celador nocturno en La Habana, según informa Reuters. Juan Alberto Díaz, un poco más joven que Ruiz, emigró de la isla hace 19 años, justo cuando apretaba el periodo especial y también trabaja como vigilante en el supermercado Sedano’s de la calle Flagler de Miami, que vende productos latinoamericanos a bajos costos. “Es verdad que el comunismo te alimenta; no como el capitalismo, que te da las herramientas para que puedas valerte por ti solo. Pero si el Gobierno dice que me va a mantener a mí y no me puede mantener, ¿como le llamamos a eso?”, responde Díaz a la misma pregunta, recostado de un afiche donde se promociona la bola de carne de res, en oferta, a 1,79 dólares la libra.


 
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