Los republicanos abandonan la defensa judicial de la DOMA
tras gastar en ella más de tres millones de dólares de dinero público
John Andrew Boehner, es un político del Partido Republicano, Presidente de la Cámara de Representantes desde el 5 de enero de 2011.
Tras haber gastado más de tres millones de dólares de los contribuyentes estadounidenses, la mayoría republicana de la Cámara de Representantes ha decidido abandonar la lucha en los tribunales a favor de la DOMA (Defense of Marriage Act) y sus leyes equivalentes. Detrás de la decisión está la declaración de inconstitucionalidad por parte del Tribunal Supremo de la sección 3 de la DOMA, que prohibía a la administración federal el reconocimiento de los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Era febrero de 2011 cuando la administración Obama hacía pública su decisión de no defender ante los tribunales de justicia la constitucionalidad de la DOMA (muy poco depués tomaba la misma decisión por lo que al ámbito militar se refiere). Como respuesta el presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, reunía al grupo de consejeros legales de la institución, un comité de cinco miembros formado por dos representantes de ambos partidos -además de él mismo- y que tiene la capacidad de decidir que la propia Cámara se persone como parte en un proceso judicial para defender leyes que hayan sido aprobadas en el pasado. Los tres republicanos hicieron valer su mayoría y finalmente la Cámara de Representantes fue la que asumió la defensa legal de la DOMA en aquellos procesos judiciales en los que fuera desafiada.
La decisión de los republicanos no es baladí. Por ejemplo, en un proceso judicial que tiene lugar en Massachusetts en el que se discute la constitucionalidad de que las regulaciones de los beneficios de los veteranos definan “esposo” como “persona del sexo contrario”, el abandono de la Cámara de Representantes deja el caso en una situación muy favorable para las demandantes, una militar y su esposa.
El abandono de los republicanos supone también el final de un dispendio económico que los demócratas habían criticado muy duramente.