El único cubano que vivió del cuento
GUILLERMO ÁLVAREZ GUEDES 1927-2013
Por Iván García / La Habana. / Diario Las Américas.
A pesar de ser censurado en la Isla, el artista cómico cubano nos dejó grabado con tinta indeleble un refrán para toda la vida. Por estos lares del Caribe, cuando alguien intentaba hacerse el ocurrente, siempre se le etiquetaba con un aforismo: “El único hombre que vive del cuento se llama Álvarez Guedes”.
Los nacidos después de 1959, cuando el barbudo Fidel Castro cerró diarios y acorraló la libertad de expresión, sabemos cómo la policía ideológica perseguía y prohibía a los comediantes y humoristas que criticaban desde la risa el ajetreo diario dentro del manicomio verde olivo.
Se llegaba a los extremos. Una tarde, me contaba un reportero jubilado, se efectuó una reunión urgente en las oficinas del periódico Granma, órgano del Partido Comunista, para ventilar y analizar una errata acaecida en la tirada del día anterior.
Un humorista del matutino, en una columna de noticias corta, había dibujado un calavera de pirata que, cuando se observaba a tras luz con las páginas abiertas, coincidía justo en el pecho con una foto de Fidel Castro.
La que se armó. Los censores ideológicos nunca tuvieron mucha imaginación. Al pobre rotulista lo interrogaron a fondo los sabuesos de la contrainteligencia buscando una doble lectura que el humorista juraba por su madre no preconcibió.
No pocas veces Fidel Castro en persona cruzaba desde sus oficinas del Palacio de la Revolución por un pasadizo secreto hasta la redacción donde revisaba crónicas, noticias y artículos que esperaban en la parrilla de salida para ser publicados.
Créanme que no son simples rumores. Pregúntenle a cualquier humorista cubano las dificultades y censuras que han encontrado en su trabajo. Si no hubiese sido tan serio, muchos fueron despedidos, se pensaría que era una guasa, desde Alexis Valdés, Héctor Zumbado a Pagola la paga.
En sus actuaciones, mientras el público reía, un ceñudo policía de los servicios especiales tomaba nota de los chistes que consideraba lesivos a “las instituciones de la Revolución”.
Por supuesto, Don Guillermo Álvarez Guedes, el hombre que transformó el chiste en arte, se prohibía a cal y canto en todos los medios de la República de Cuba. De contrabando nos llegaban desde el otro lado del charco sus cuentos considerados “contrarrevolucionarios y peligrosos”.
Álvarez Guedes nació en 1927 para hacer reír a los otros. Oriundo del poblado Unión de Reyes, provincia Matanza, a poco más de 140 kilómetros de La Habana. Con cinco años actuaba en el teatro de su pueblo.
Ya para 1949, dramatizaba crímenes callejeros para la radio. Lo de la comedia salió solo, cuando lo llamó a la televisión el mítico productor Gaspar Pumarejo.
Actuaba en sainetes, aventuras, comedias, musicales, lo que fuera, hasta que su personaje del borracho, todos los miércoles, durante varios años, en el estelar de CMQ Casino de la Alegría, lo convirtió en un icono de los cubanos, y lo lanzó a hacer pareja con “La Única”, la legendaria actriz y cantante de Guanabacoa Rita Montaner.
A comienzo de los años 1960, Álvarez Guedes, al igual que muchos cubanos, se exilió en Miami donde junto a un hermano fundó la compañía Gema Records, que ayudó al lanzamiento internacional del Gran Combo de Puerto Rico. Desde entonces mantuvo una cercana amistad con su fundador, Rafael Ithier.
Durante los años 70 y 80, Guedes se dedicó a grabar discos humorísticos y a escribir comedias, en los que regularmente ha expresado su deseo de que en Cuba se instaure un sistema de gobierno democrático. Escribió más de 20 libros y participó en varias películas.
Su hermana, Eloísa Álvarez Guedes, ya fallecida, fue una soberbia actriz. Don Guillermo era considerado uno de los humoristas más populares entre el público hispano del sur de la Florida.
En la década del 80, siendo adolescente, en casa de un amigo de la escuela, en voz muy baja, casi inaudible, escuchamos en una destartalada grabadora de cassete una colección de chistes de Álvarez Guedes.
Los parientes de mi amigo, residentes en Cayo Hueso, lograron pasar el cassete por la Aduana escondido dentro de un libro de cocina. Las historias de Álvarez Guedes, como las hazañas deportivas de un tal Atanasio Perez, siempre nos llegaban de contrabando.
Con la muerte de Álvarez Guede se nos va un grande de la comedia. Un tipo que legó a los cubanos de la isla, entre vicisitudes y pensamiento único, sus cuentos e historias que llegaban desde Miami mediante cassete, discos de audios o memorias portátiles.
Él, como nadie, supo saltarse los muros de la censura. El humor y la risa nunca se dejan atrapar. Álvarez Guedes lo demostró.
86 años de risas
MIAMI.- Guillermo Álvarez Guedes, el comediante que desde la década del 60 trajo al exilio el sello de la cubanía, falleció en Miami este martes 30 de julio, a la 1.40 de la tarde, a la edad de 86 años.
El artista ingresó en una sala de cuidados especiales del Doctor Hospital en Coral Gables a mediados de julio, aquejado de un trastorno gastrointestinal que le provocó cierta deshidratación.
Trascurridos unos días, había comenzado a recuperarse y fue dado de alta, sin embargo, “sufrió una recaída”, comentó su sobrina, Hilda Rabilero, “y falleció esta tarde en su casa”.
El comediante nació en el municipio de Unión de Reyes, en la occidental provincia de Matanzas, el 8 de junio de 1928. Salió al exilio desde 1960 y nunca más regresó a la añorada Cuba que preservó viva en su quehacer como artista.
Al artista le sobreviven su esposa Elsie, con la cual estuvo casado 59 años, sus hijas Idania y Elsie, cuatro nietos y su sobrino, el cantante y actor Jorge Hernández.
Los servicios fúnebres comenzarán el jueves con un velorio privado al que asistirán familiares y amigos allegados. El viernes se oficiará una misa para que todo el pueblo de Miami pueda rendirle tributo a uno de sus más queridos artistas.
Reacciones
José Abreu Felippe
“Nuevamente, una triste noticia para la cultura cubana. Otro cubano muere en el exilio sin ver a Cuba libre. Su humor era tan exquisito que llegó a imprimirle otro significado a las llamadas malas palabras y al lenguaje popular. Con la muerte de Armando Roblán en enero y ahora la de Álvarez Guedes, el humor clásico cubano ha quedado huérfano”.
Raúl Alarcón
“Con el fallecimiento de Guillermo Álvarez Guedes el mundo ha perdido a un gran hombre, un humorista e intelectual de una posición y una popularidad sin precedentes. A modo de nota personal, era un verdadero amigo y colega. Por siempre tendrá un lugar especial en el corazón de los cubanos, y de hecho de los hispanos en general”.
Lena Burke
“Era un gran amigo de mi abuela Elena y de mi madre. Estamos muy conmovidos con la noticia porque nuestras leyendas se nos están yendo cada vez más. Todos los cubanos y todo Miami los siente. Él fue el responsable de la primera discográfica que firmó a mi abuela en Cuba y sentimos mucho ésta pérdida del gran Guillermo”.
Marisol Correa
“Estoy segura que Álvarez Guedes quiere que lo recordemos con una sonrisa y un buen chiste en su honor en este momento”.
Willy Chirino
“Siento que perdí un amigo, de esos que la vida pone en tu camino para llevarte de la mano a realizar tus sueños. Tengo tantas anécdotas, tantas vivencias, tanto que aprendí de él, que solo me queda agradecer todo lo que hizo por mí y prometerle que siempre estará vivo en mi corazón”.
Paquito de Rivera
“Él era un caballero, un hombre especial, querido por todos. Fue un símbolo que además del humor cultivó la música. Junto a su hermano Rafael fundó el sello discográfico GEMA Record. Muchos grandes de su tiempo grabaron sus primeros discos con él. Fue un hombre culto que trataba la cultura con gran sentido del humor. Con su muerte, desaparece un gran símbolo de Cuba.”
Su hermana Eloísa Álvarez Guedes y Lina Brando