La Serie Nacional Cubana
Fidel Castro y Camilo Cienfuegos, a inicios de la revolución, vestidos de peloteros.
MARINO MARTINEZ
La Serie Nacional de Cuba se creó a partir de la disolución de la Liga de Béisbol Profesional. La temporada inaugural fue en 1962 y actuaron cuatro equipos: Occidentales, Orientales, Azucareros y Habana.
El primer partido se celebró el 14 de enero entre Orientales y Azucareros en el Estadio del Cerro. El campeón fue Occidentales dirigido por Fermín Guerra, el mánager del equipo Oriental fue Pedro “Natilla’’ Jiménez, el de los Azucareros Tony Castaño y el del Habana José María Fernández.
Cuba ha producido centenares de estrellas de este deporte en las últimas cinco décadas con talento para brillar en Grandes Ligas. La mayoría de ellos no pudieron hacerlo y algunos otros han logrado jugar en dicha pelota.
Muchos de los peloteros que actuaron durante la primera etapa de estos torneos mantenían la influencia de la Liga Profesional Cubana y contaban con la ayuda de entrenadores que habían jugado dicho béisbol y en las Mayores, entre ellos Conrado Marrero, Silvio García, Martín Dihigo, Lorenzo “Chiquitín’’ Cabrera y Fermín Guerra.
Por el talento que exhibían en el terreno de juego, dichas luminarias podían superar a cualquier equipo de Grandes Ligas aunque no tuvieran experiencia en la pelota rentada, incluso derrotaron a finales de los años setenta a todos los rivales profesionales que enfrentaron en series de exhibición, incluyendo en varias ocasiones a la selección nacional de Japón y a un equipo de Venezuela compuesto por jugadores que militaban en las Mayores, entre los que sobresalían el torpedero David Concepción y el jonronero Tony Armas.
En competencias internacionales los cubanos se convirtieron en casi invencibles en las décadas del 60, 70 y 80 con luminarias que nada tenían que envidiar a estrellas profesionales. Figuras como Pedro Chávez, Manolo Hurtado, Agustín Marquetti, Antonio Muñoz, Armando Capiró, Santiago Mederos, Fernando Sánchez, Luis Giraldo Casanova, Félix Isasi, Braudilio Vinent, Rogelio García, Pedro José Rodríguez, Rey Vicente Anglada, Alfonso Urquiola, Pedro Medina, Omar Linares y muchos otros, se convirtieron en el relevo generacional de los peloteros estelares que antes de 1962 vistieron de gloria a la pelota invernal cubana.
“Fue una etapa grande del béisbol cubano cuando se podía integrar hasta tres selecciones con similar calidad para competir en eventos internacionales y enfrentarse a cualquier equipo profesional’’, señaló Angel Leocadio Díaz, ex lanzador de Industriales y Metropolitanos en la Serie Nacional. “El pitcheo era selecto y se contaba con peloteros excelentes’’, aseguró el miembro del equipo Cuba en el Mundial de 1984, en La Habana.
El Período Especial
El estancamiento de la pelota cubana comenzó a tomar fuerza a partir de 1991 con el impacto de los cambios provocados por la desconexión de Cuba del bloque socialista al perder los subsidios de la Unión Soviética, lo que trajo como consecuencia repercusiones económicas en una etapa que se le denominó “Período Especial en Tiempo de Paz’’. Los resultados también se comenzaron a ver en el deporte nacional.
Los bates, los guantes, las pelotas y los spikes comenzaron a escasear, a tal extremo que en muchas ocasiones en partidos de la fase provincial en medio del juego cuando un pitcher relevista llegaba al rescate del abridor tenían que intercambiar indumentarias.
“Llegó un momento en que se hicieron reglas especiales donde los equipos acordaban compartir sus bates y los árbitros al comenzar los juegos lo hacían con tres pelotas, advirtiendo a los mánagers que cuando se perdiera la tercera bola se terminaba el desafío’’, señaló Agustín Márquez, un ex jugador y mentor en la Región Ariguanabo.
De igual forma, se agudizaron los problemas de transporte, entrenamiento e instalaciones deportivas, así como en la alimentación de los atletas, que trajeron como resultado el inicio de las “deserciones”.
Arocha abre la puerta
El primer pelotero que solicitó asilo actuando directo con el equipo Cuba fue el lanzador René Arocha, que lo hizo en julio de 1991 en una escala técnica en el Aeropuerto Internacional de Miami para quedarse en Estados Unidos luego de jugar una serie amistosa ante un equipo norteamericano en Tennessee.
“En el momento que decidí quedarme en Estados Unidos ni tan siquiera estaba seguro de que podría jugar en las Grandes Ligas. Luego mi compatriota Manolito Hurtado me alentó a que intentara seguir mi carrera y tuve suerte cuando los Cardenales de San Luis me firmaron’’, dijo Arocha.
Otro jugador que desertó con un equipo de la isla fue Rey Ordóñez, que lo hizo en 1993 en un torneo universitario en Buffalo, Nueva York. Ordóñez firmó con los Mets de Nueva York y debutó en las Mayores en 1996. No sobresalió como bateador, pero sí a la defensa al ganar tres Guantes de Oro.
Luego de Arocha y Ordóñez comenzaron a multiplicarse las deserciones de jugadores cubanos en busca de crecer deportiva y económicamente, incluyendo el lanzador de 22 años Misael Siverio que el pasado 16 de julio abandonó el equipo en Iowa antes de iniciarse una serie amistosa de cinco partidos frente a una selección de estrellas universitarias de Estados Unidos.
Nelson Díaz, uno de los grandes árbitros del béisbol cubano y considerado uno de los mejores del mundo por la Federación Internacional de este deporte, explica varias razones del retroceso cualitativo de la pelota antillana.
“Han sido muchas las dificultades por el aislamiento que ha existido con el béisbol profesional, la falta de motivación de los jugadores y la crisis económica. Pienso que si se expande la apertura que acaban de anunciar nuestro béisbol crecería rápidamente’’, indicó el magistrado de las bolas y los strikes.
Cuba perdió en dos Copas Intercontinentales en 1997 y 1999. En la primera de ellas celebrada en Barcelona cayeron por paliza 11-2 ante Japón, y en la segunda en Australia perdieron 4-3 con los anfitriones. Un año después, en los Juegos Olímpicos de Sidney, los cubanos fueron derrotados por el equipo estadounidense dirigido por Tom Lasorda que contaron con un magistral pitcheo del derecho Ben Sheets.
“Cuando vencimos a Cuba no pude contener las lágrimas porque yo jugué en ese país cuando existía béisbol profesional’’, dijo el miembro de Cooperstown Tom Lasorda en el evento del Salón de la Fama del Deporte Cubano en Miami. “En esa isla se jugaba la pelota a un nivel parecido a las Grandes Ligas, pero cometieron el grave error de eliminar el profesionalismo y por ello han retrocedido’’.