¿Regresará el béisbol cubano a sus días de gloria?
MARINO MARTINEZ
La declaración del presidente de la Federación Cubana, Higinio Vélez, de que Cuba permitirá a sus peloteros jugar en equipos profesionales en busca de insertar al béisbol cubano en el mundo, representa un paso adelante para elevar su desarrollo.
Muchos expertos consideran que la imposibilidad de que los jugadores cubanos pudieran firmar con clubes profesionales extranjeros estimulaban las deserciones que han golpeado al béisbol de la isla en las últimas dos décadas y que ahora con la entrada de algunos de sus mejores exponentes en novenas rentadas podría detenerse o disminuir dichas fugas.
Pero es necesario preguntar. ¿Jugar en Japón y en los campeonatos del área caribeña es el único paso que necesita dar Cuba para recuperar el terreno perdido y ubicarse en un futuro cercano en el lugar que merece por su historia de 138 años?
Debemos ser claros. Jugar en los torneos profesionales de México, Japón, Dominicana, Venezuela, Holanda y Corea del Sur, ayuda a mejorar la pelota en Cuba. Pero no es la solución definitiva.
La globalización del deporte es un fenómeno universal y la mejor opción para Cuba es insertarse de forma completa al béisbol profesional, permitir que sus mejores peloteros ganen el dinero que merecen, que puedan regresar a su país y que tengan el derecho a jugar con el uniforme nacional en eventos internacionales.
Y cuando hablamos de insertarse de forma completa en el profesionalismo no podemos excluir a la pelota de Grandes Ligas que es donde se juega el mejor campeonato del mundo.
Los avances logrados en el béisbol por naciones como Dominicana, Puerto Rico, Venezuela, México, Holanda, Brasil y hasta la propia Italia, se deben en primer lugar a las relaciones directas que tienen con la MLB.
La misma respuesta la podemos encontrar cuando nos preguntamos el porqué del enorme desarrollo beisbolero de Cuba antes de 1961. Entre varios factores, el principal fue la relación estrecha de la pelota cubana con la cultura norteamericana. La calidad era tan grande que de no haberse eliminado el profesionalismo, Cuba llevaría más de 50 años con su propio equipo en las Mayores.
Insertarse en el béisbol profesional de Estados Unidos sería la solución idónea para elevar el desarrollo de este deporte en Cuba. Si las autoridades deportivas de la isla ya hicieron oficial su ingreso al béisbol profesional, esta medida debería incluir las Grandes Ligas.
Obstáculos
¿Por qué los peloteros cubanos no pueden a partir de esta decisión de sus autoridades deportivas firmar con equipos de Grandes Ligas sin necesidad de abandonar su país?
La firma de jugadores hacia las Ligas Mayores tiene un obstáculo enorme: los gobiernos de Cuba y Estados Unidos llevan 52 años sin relaciones diplomáticas y mientras no se encuentre la solución a dicho conflicto los peloteros antillanos que viven en la isla no pueden actuar en Grandes Ligas como lo hacen jugadores de otras naciones del mundo. Los cubanos no podrían hacerlo aunque las autoridades de la isla así lo quisieran, porque el Departamento de Tesoro de Estados Unidos no les permitiría cobrar un centavo.
En una ocasión, el congresista demócrata por Nueva York, José Serrano, trató que se discutiera en el Congreso su proyecto de ley que le llamó “Cuban Baseball Diplomacy Act” que consistía en permitir que los peloteros cubanos pudieran jugar en Grandes Ligas sin tener que abandonar su patria. El resultado de dicha gestión resultó infructuosa.
Las relaciones entre ambos países han tenido avances para el rescate de los balseros, los asuntos migratorios y el control del narcotráfico, pero en lo que se refiere a fortalecer los lazos de amistad las esperanzas están teñidas de escepticismo.
Para nadie es un secreto que un proceso de acercamiento abriría una gama de oportunidades para Cuba y su béisbol saldría beneficiado. Pero hay que ajustarse a la realidad y la misma es que sus peloteros no pueden entrar a Grandes Ligas hasta que no se derrumbe ese muro de la discordia.
Si Cuba y Estados Unidos realmente están dispuestos a mejorar sus relaciones, nada mejor para hacerlo que hablando de béisbol, el deporte nacional de ambos países. Es posible que esto no suceda de la noche a la mañana, pero el día llegará de forma directa entre ambas naciones o por mediación internacional.
Mientras esto no ocurra, Cuba debe insertar a sus peloteros en los torneos profesionales de Japón, Dominicana, Venezuela, Corea del Sur, Holanda y México. También debería permitirle a los jugadores que actúan en Grandes Ligas integrar el equipo nacional en el Clásico Mundial, realizar intercambios técnicos con otros países y comercializar el béisbol en busca de crear los recursos económicos para elevar el desarrollo de este deporte a lo largo y ancho del país desde la etapa escolar. Estas y algunas otras medidas ayudarían al crecimiento cualitativo del béisbol cubano.
Falta de optimismo
Algunos analistas creen que Cuba nunca más regresará a sus días de gloria cuando de manera simultánea fue la segunda potencia profesional y la primera en el campo amateur.
Yo no coincido con las personas que piensan de esa manera pesimista. No hay que remontarse a épocas pasadas para darse cuenta del verdadero talento del pelotero cubano, los ejemplos están en la actual temporada de Grandes Ligas donde 29 jugadores antillanos han desfilado por este campeonato con varios de ellos teniendo actuaciones brillantes, dos integrantes del Juego de Estrellas por la Liga Nacional y un bateador ganador del Concurso de Jonrones de este evento.
¡29 jugadores en las Mayores sin firmas directas desde Cuba! Y la pregunta que se hacen millones de aficionados es la siguiente: ¿Cuántos peloteros cubanos estarían en Grandes Ligas si existiera un proceso normal de captación en un convenio entre ambos países?.
Me resulta imposible creer que un país que a lo largo de su rica historia ha dado a luminarias de la talla de Martín Dihigo, José de la Caridad Méndez (El Diamante Negro), Cristóbal Torriente, Alejandro Oms, Adolfo Luque, Orestes Miñoso, Camilo Pascual, Tony Oliva, Tany Pérez, Luis Tiant, Bert Campaneris y Miguel Cuéllar; y en décadas más recientes a estrellas como Rafael Palmeiro, José Canseco, Omar Linares, Luis Giraldo Casanova, Braudilio Vinent, Rogelio García, Armando Capiró, Rey Vicente Anglada, Antonio Muñoz, Orlando Hernández, Kendrys Morales, el pitcher de los Marlins José Fernández y el supersónico Aroldis Chapman, no pueda ser capaz de seguir produciendo estrellas del deporte de las bolas y los strikes.
Lo único que necesitan los peloteros cubanos para ser tan buenos como los mejores del mundo profesional, es recibir las oportunidades para tocar el cielo con sus manos. Y esto parece estar llegando.
Si Cuba encamina sus pasos de manera correcta en busca del desarrollo de su béisbol, a partir de este momento nada en este mundo podrá impedir el regreso a sus días de gloria.
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