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General: LOS ARMARIOS DEL DEPORTE REY
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 11/08/2013 15:30
 
Los armarios del deporte rey
 
Eduardo Nabal
Recuerdo una escena de Carne Trémula de Almodóvar en la que los dos fieles rivales y enemigos hacen una pausa en su mortal batalla para abrazarse por un gol. Almodóvar parece decirnos que en esa España cambiante en la que se interna como cronista o retratista satírico hay cosas que no cambian. Uno de ellos es el miedo a hurgar en las fosas de la memoria histórica, otra el fútbol como fortaleza inexpugnable donde se confunden las clases sociales, las razas, las edades e incluso las sexualidades en favor de la supremacía de un deporte cada vez mas sospechoso de convertirse en el negocio del siglo.
  
Hitler y las Olimpiadas. Franco y el Real Madrid. Cristiano Ronaldo o Messi. Permanecer imparcial es cuando menos ser sospechoso de algo. Pero ya no sabemos que porque a los gays o lesbianas no tiene porque no gustarles el deporte. La salida del armario de Martina Navratilova o de algún jugador de rugby causa mucha espectación pero el resto es silencio.
 
 Las duchas, las palmaditas en el culo, los abrazos dejan de ser gestos varoniles para convertirse en algo más.
 
El silencio de unos corderos bien amaestrados para luchar por sueldos millonarios. No quiero despreciar con ello el juego ni menos a sus seguidores y seguidoras. ¿Porque si el príncipe Enrique se denuda en las fiestas no puede hacerlo un jugador de rugby o un entrenador de baloncesto? No es cuestión de especulación sino de doble moral. La necesidad de hacer llamada de atención sobre las recomendaciones cuando no implicaciones de jugadores y entrenadores a sus compañeros a que "no salgan del armario". Uno podría especular o incluso hacer outing de fubolistas de renombre pero la intención es otra. En los tiempos de los gays sports y las lesbianas musculosas está de más jugar al cotilleo.
 
Pero no está demás reflexionar sobre la tensión entre ideas viejas y nuevas, la metrosexualidad como armario de la sexualidad y el homoerotismo sublimado que hay en un deporte homosocial por excelencia y casi obligados a venerar, independientemente de tu ideología o estatus socioeconómico. Claro que es una mentira que a los gays o lesbianas no les guste el fútbol. El problema es que al fútbol tradicional y de masa le gusta poco que sus deportistas salgan del armario.
 
Las duchas, las palmaditas en el culo, los abrazos dejan de ser gestos varoniles para convertirse en algo más. Un miedo impreciso al contagio que no obstante podría ayudar, con modelos, a que esos niños y niñas, con o sin corbata, que saben más de fútbol que de literatura, encontraran espejos donde reflejarse.
 
Los superhéroes como los futbolistas están por encima de consideraciones de este tipo. Va da igual, no importa saberlo. Cuando se dedican reportajes enteros a los amoríos de Beckham o Cristiano Ronaldo, los "otros" tienen que permanecer en silencio. En eso el fútbol se aproxima a instituciones como la carcel o el monasterio donde ya hay bastante sudor y olor a esperma para liar más el asunto. Una reflexión sobre un tiempo cambiante amenazado con volver hacia atrás.
 
 
Cáscara amarga, periódico digital LGTB


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