Por Luis Cino Álvarez /DESDE LA HABANA, CUBA/ / Prensa Independiente
Confieso que después del episodio del carguero coreano Chon Chong Gan, cada vez me cuesta más imaginar qué puede haber detrás de cada uno de los asombrosos hechos del raulismo. Y si en el hecho está implicado Silvio Rodríguez, todo se hace más enrevesado.
El trovador en jefe, acaba de anunciar en su blog Segunda Cita, que ha invitado a Robertico Carcassés y al grupo Interactivo para que sean sus teloneros en el concierto que hará el 20 de setiembre en Santiago de Las Vegas.
La invitación se produce cuando aun no se ha acabado el revuelo por el desliz de Robertico Carcassés, en el concierto del Protestódromo, el 12 de setiembre, en que producto de un arrebato alcohólico o de otro tipo, no se pudo contener, y en su improvisación reclamó, con la lengua enredada ,“libertad para todos los cubanos”. ¡Vaya que se le fue la catalina a Robertico!
¿Creyó de verdad Robertico que Cuba cambia con el raulismo? ¿Qué el chicharrón es carne y la suegra de la familia? ¿Fue tanto el arrebato? ¿O lo hizo precisamente con la mira puesta en el próximo viajecito a Miami?
En verdad confieso que con tanta cinta amarilla para pedir la libertad de los cuatro, y tanta la borrachera con la pachanga timbera y reguetonera, que no se sabía lo que se celebraba: si el desmantelamiento de la Red Avispa, el Día de Ochún, el atentado terrorista contra el World Trade Center, el cuartelazo que derrotó a Allende, o el bombardeo a Siria.
Silvio Rodríguez, que dice tener cita con ángeles -en vuelo y también caídos- luego que se salió de cauce la cumbancha amarillenta, debe saber lo que teje cuando acude a salvar a Robertico Carcassés, justo cuando ya sentíamos el olor a chamusquina del hijo Bobby.
Y se me ocurren varias preguntas:
¿Querrá Silvio que olvidemos el papelazo que hizo junto al encanecido Amaury Pérez y un acompañamiento musical que pudo ser de lujo pero fue incoherente, debido a la premura de la grabación de los estudios Abdala, de la cancioncita de la cinta amarilla y el viejo roble?
¿Querrá el autor del Unicornio Azul poner un parche en el descosido que provocó Robertico en el concierto de cubanos de todos los pelajes que exigían el regreso de los cuatro?
Ya que hace poco invitó a cantar a Isaac Delgado en un concierto suyo en Santos Suárez, ¿le habrá dado a Silvio por ganas de indulgencias para los músicos en desgracia con el régimen? ¿Podemos esperar que invite a Willy Chirino y canten juntos Ya viene llegando? ¿Planeará grabar un disco con Interactivo, un disco bien raro, oportunista, como para que le guste a la generación asere y complazca a la disidencia?
Se me ocurre preguntarle a Silvio si con este salvavidas a Robertico Carcassés -teniendo en cuenta su gira por las cárceles y el tanque de agua que resolvió para los vecinos del reparto Lugardita- si no estará aspirando a postularse para presidente, sin haber comenzado aún la campaña para las elecciones directas que pidió Robertico en sus improvisaciones.
Con Silvio todo puede ser, más en estos tiempos de milagro y reacomodo. ¿Acaso no mantuvo una polémica epistolar con Carlos Alberto Montaner a riesgo de quedarse sin cerebro? ¿O ya se olvidaron como metió en el potaje a Obama, Elton John, el flautista de Hammelin y Los hombrecillos verdes?
Últimamente, de tan amplio que se ha vuelta Silvio, hasta se ha pronunciado por quitarle la R a la palabra Revolución, por aquellos de los muertos de su felicidad, muertos que pusimos todos, en circunstancias, cual de ellas más espantosas.
Cuando veo al padre de la Nueva Trova en su intento de quedar bien con los ángeles y los demonios del cambio siento pena por él.
No puedo dejar de admirar sus canciones, aunque en honor a la verdad, no tanto como hace, digamos 30 años. Me convencí que aunque esté condenado a escuchar con nostalgia su música de los años 60, nunca sería un buen bailarín de su fiesta.
Ya no puedo con él y sus canciones, falta frescura, cuentas claras: ¿Cómo intentar saber qué se trae ahora Silvio entre manos?