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General: Ángel Santiesteban preso por no arrepentirse de sus escritos
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De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 19/09/2013 17:41
 
Ángel Santiesteban: preso por no arrepentirse de sus escritos
 

Por Ernesto Santana Zaldívar  | Desde La Habana, Cuba | Prensa Independiente
En estos días, una campaña preparada por el gobierno cubano en apoyo de sus agentes condenados en Estados Unidos ha ceñido con una fiebre amarilla de cintas enlazadas lo mismo edificios que árboles y personas, bajo el caricaturesco argumento de que se trata de una antigua tradición norteamericana.
 
Se supone que ese amarillento entusiasmo debe servir para que el presidente Barack Obama libere a los Cinco (que son cuatro), pero en realidad su mayor utilidad es nublar la visibilidad de otros reclamos más genuinos, más urgentes y más próximos a lo que de veras necesitamos los cubanos. Para no ir más lejos, la libertad de muchas personas que se hallan presas en nuestro país sin haber cometido delito alguno.
 
Uno de ellos, Ángel Santiesteban Prats, fue condenado a cinco años de prisión y recluido desde hace casi seis meses tras un proceso en el que no se demostró ninguna de las acusaciones que se le hicieron. Por supuesto, tanto antes como después del encierro, el punto en que más insisten los oficiales, lo mismo si lo maltratan físicamente que si le hablan con cortesía, es el referido a sus opiniones políticas. No quieren que reconozca haber quebrantado una ley del Código Civil ni ansían esclarecer los detalles de su crimen. Pretenden solo que abandone su posición crítica contra el gobierno cubano. Más concretamente: que deje de escribir como piensa.
 
Porque ese es el caso: se trata de un escritor incómodo para un régimen que no reconoce más puntos de vista que el suyo y que no tolera siquiera la queja de sus víctimas, para no hablar de las denuncias de sus abusos, etiquetadas siempre como campañas de mercenarios al servicio del imperio.
 
De todas maneras, por mucho que sea el encono contra Ángel Santiesteban, no parece esperable que este escritor vaya a extinguir por completo la injusta sanción. Entre las varias razones para ello, está el hecho de que no son pocos en el mundo los que no dejan que su situación caiga en el olvido.
 
Si este año se le ha otorgado en Praga el Premio Franz Kafka (concebido para escritores cubanos residentes en su país), es evidente que, además de añadir Santiesteban un galardón más a su carrera como narrador, los que abogan por su liberación reciben así un simbólico y valioso apoyo. El premio es, por supuesto, para un escritor notable, pero también recae sobre un escritor condenado a prisión por no arrepentirse de lo que escribe. Y sigue escribiendo.
 
No creo que Santiesteban haya intentado, en primer lugar, desafiar al régimen cubano. Intentó únicamente ser consecuente, como escritor, con sus ideas como ciudadano. O sea, se expresó con claridad a favor de la democracia y la libertad para su país. Eso, claro está, fue visto como un desafío por las autoridades. Y luego cometió un pecado peor: ante las advertencias y amenazas del poder, no se desdijo, no regresó al gremio protector de los escritores “cómodos”. Ya no importó si él mismo se catalogaba como disidente u opositor: de cualquier manera entraba en la lista negra.
 
Téngase en cuenta que la actitud de desmarcarse de todo criterio político no es particular de nuestro país, sino que se ha convertido en una característica de la escritura de la mayor parte de los escritores jóvenes en buena parte del mundo, desengañados de todo ideal emancipador y escépticos con cualquier tipo de compromiso que vaya más allá de la literatura. Claro, en Cuba esa actitud tiene generalmente la particularidad de que en ningún momento debe resultar sospechosa para el gobierno; nunca debe siquiera parecer que está “contra la revolución”: funesto pecado. De ahí las variantes endémicas del cinismo y la hipocresía intelectuales que carcomen la cultura cubana. De esos males se libró hace mucho tiempo Ángel Santiesteban. Naturalmente, los intelectuales cínicos e hipócritas fueron los primeros que le aconsejaron “no buscarse problemas”, los primeros en preguntarle: “¿Qué vas a resolver con eso? ¿Tú crees que vas a tumbar el gobierno?”. Ellos, antes que la misma policía política. Ellos, que ahora dicen no entender y que prefieren mirar hacia otro lado.
 
Aun si Santiesteban fuera liberado pronto, ya el mal está hecho, ya el daño ha lacerado un tiempo de su vida, pero no debe cesar el reclamo por su excarcelación. Seguramente nadie recela de la imparcialidad de un jurado que debe haberse limitado a elegir la obra que creyó más calificada entre las que se presentaron a concurso (por cierto, desde antes de entrar él en prisión). Sin embargo, también resulta indudable que este premio sirve para alimentar la esperanza de que la duración de su encierro será más breve.
 


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