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General: El gran fracaso de la estrategia republicana en EEUU
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 17/10/2013 03:31
El Congreso de EEUU aprueba el acuerdo
que evita la suspensión de pagos y reabre el Gobierno federal
El gran objetivo: tumbar el mayor logro interno de la presidencia de Barack Obama, la reforma sanitaria. O, mejor dicho, poner fin a «esa pesadilla que es 'Obamacare'». Este era -y es- el gran propósito del Tea Party que, hasta el día de hoy y encabezado por Rafael Edward Cruz (más conocido como Ted Cruz), se había erigido como el gran vencedor de la situación límite que vive EE.UU. con la crisis fiscal.
  
Ted Cruz, el hispano renegado del Tea Party, da marcha atrás
Rafael Edward Cruz (más conocido como Ted Cruz)
 el hispano renegado del Tea Party, da marcha atrás.
  
Eduardo Suárez (corresponsal) | Nueva York |
El Senado de Estados Unidos aprobó este miércoles por una amplia mayoría el acuerdo que aleja la amenaza de la suspensión de pagos y reabre el Gobierno federal. El pacto alivia el bloqueo legislativo que duraba desde el primer día de octubre pero no aporta una solución duradera a la crisis política del Capitolio. Los congresistas deberán volver a elevar el techo de deuda en apenas cuatro meses y nadie se atreve a descartar que entonces se vuelva a producir un tumulto similar.
  
Sólo 18 senadores republicanos votaron en contra del acuerdo, que unas horas después fue refrendado en la Cámara de Representantes pese a la oposición de los congresistas próximos al Tea Party y de influyentes grupos conservadores como la Heritage Foundation o el Club for Growth.
  
Barack Obama celebró enseguida el acuerdo y animó a los congresistas a resolver "los asuntos que de verdad importan a la gente". "Nunca he creído que los demócratas tengan el monopolio de las buenas ideas y estoy seguro de que podemos trabajar juntos por el bien de Estados Unidos", dijo el presidente unos minutos después del voto del Senado y unas horas antes de que la Cámara de Representantes se reuniera para votar.
  
Los detalles del acuerdo del Senado son los que la prensa había publicado en los últimos días. Los empleados públicos volverán al trabajo a partir de este miércoles al menos hasta el 15 de enero y el Tesoro tendrá permiso emitir deuda hasta el 7 de febrero. Aunque el pacto permite a sus responsables recurrir a trucos contables que podrían aplazar la suspensión de pagos al menos hasta mediados de marzo.
  
El texto incluye una cláusula relacionada con la reforma sanitaria del presidente: el compromiso de verificar el nivel de renta de quienes reciban ayudas para sufragar el seguro médico que la ley obliga a contratar. Pero se trata de una concesión testimonial a los republicanos, cuya intención inicial era dejar sin fondos o demorar la entrada en vigor de la reforma impulsada por Barack Obama y aprobada por las dos cámaras del Congreso en marzo de 2010.
 
Impulso a los demócratas
 
La impresión general es que son los demócratas quienes salen más reforzados de la crisis. No sólo porque apenas han cedido en lo fundamental. También porque el episodio ha tenido un efecto devastador sobre la imagen de los republicanos, a quienes la inmensa mayoría de la opinión pública considera responsables del cierre de la administración.
 
"No es el momento de señalar culpables sino la hora de la reconciliación", dijo el senador demócrata Harry Reid. El otro artífice del pacto fue su homónimo republicano Mitch McConnell, que aconsejó a su grupo que votara a favor aunque no fuera el acuerdo ideal: "Es mucho menos de lo que muchos esperábamos pero mucho mejor de lo que algunos querían. Es hora de que los republicanos nos unamos en torno a otros objetivos importantes".
 
El anuncio del Senado no disipó de inmediato la amenaza de la suspensión de pagos. Quedaba por conocer la reacción de las dos personas que aún podían abortar el acuerdo: el senador conservador Ted Cruz y el 'speaker' republicano John Boehner. El primero criticó las condiciones del pacto pero enseguida desveló que no utilizaría su turno de palabra para demorar su aprobación. El segundo anunció que sometería el texto a votación en la Cámara de Representantes y auguró que este miércoles se reabriría la administración.
 
"Bloquear el acuerdo que hemos alcanzado hoy no será una táctica inteligente", dijo Boehner después de haber bloqueado el final de la crisis durante 16 días. "Hacerlo abriría la puerta a la suspensión de pagos y a una mayoría demócrata que subiría los impuestos y terminaría con los recortes aprobados en 2011. Dimos bien la batalla pero no ganamos".
 
Efectos en la economía
 
Los mercados reaccionaron con subidas al anuncio del acuerdo. Pero la incertidumbre de los últimos días ha infligido un daño real a la economía del país. Los expertos auguran que el cierre del Gobierno hará mermar hasta seis décimas el crecimiento de la economía y la agencia Fitch advirtió que podría arrebatar el sobresaliente a la deuda de EEUU como ya hiciera en el verano Standard & Poor’s.
 
La Casa Blanca elogió el acuerdo. Pero el entorno del presidente es consciente de que no es más que un parche que no resolverá la crispación que se ha adueñado de la capital.
 
El pacto establece la creación de una comisión presidida por el republicano Paul Ryan y la demócrata Patty Murray cuyo objetivo será trazar alcanzar un gran acuerdo para reducir el déficit en los próximos 10 años. Es una tarea que han intentado sin éxito varias comisiones similares en los últimos tres años y no hay ningún motivo que invite a creer que esta vez puede funcionar.
 
El acuerdo dejó un sabor especialmente amargo entre los republicanos moderados del Capitolio, que temen que la pugna de los últimos días les pase factura en las legislativas del año que viene. Su objetivo es arrebatar el control del Senado a los demócratas. Pero su actitud ha hecho mella en su apoyo entre los votantes independientes y podría mermar también sus posibilidades de recuperar la Casa Blanca en 2016. «Han sido dos semanas muy malas», dijo este miércoles el senador republicano Lindsay Graham sobre la estrategia del sector más conservador de su partido. «Cogimos unas migajas y dejamos la comida sobre la mesa».
 
La otra cabrona oportunista y fanatica exgobernadora Sarah Palin y el
senador Rafael Edward Ted Cruz  (detrás), del conservador Tea Party, durante un reciente acto con militares veteranos en Washington


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 17/10/2013 03:39
La derrota de John Boehner
El presidente de la Cámara de Representantes de EE UU
simboliza el fracaso de la estrategia republicana
  
John Boehner, al centro
  
Yolanda Monge Washington el país
Con su profundo acento sureño, el senador republicano de Carolina del Sur Lindsey Graham reconocía estos días haber participado en varios intentos por echar del poder al expresidente de la Cámara de Representantes Newt Gingrich, quien dimitió en 1998 tras ser culpado del anterior cierre de la Administración y de la dolorosa pérdida de escaños republicanos en la Cámara. “Me gustaría esta vez participar en mantener al presidente en su puesto porque, francamente, creo que se lo merece”, finalizó Graham en referencia a John Boehner, presidente de la Cámara de Representantes del Congreso de EE UU.
  
John Boehner, la segunda persona en la línea de sucesión de Barack Obama después del vicepresidente Joe Biden —lo que en teoría le convierte en el tercer hombre con más poder del país— ha sido la figura clave sobre la que han estado todos los ojos desde que comenzó la crisis hace ya tres semanas. En teoría, en su mano estaba acabar con la incertidumbre y el caos político que se ha adueñado del país y permitir la extensión del presupuesto y aumentar el techo de la deuda.
  
Por qué no lo hizo puede responderse con varias teorías, desde la más común —que las filas del Tea Party tenían secuestrada su voluntad— hasta la más pueril, que toda la negociación se le ha ido de las manos y ha sucumbido al pulso de la Casa Blanca, que desde el principio anunció que no daría ni un solo paso atrás en la reforma sanitaria, barco insignia —y posiblemente único logro— de la era Obama.
 
La escenificación de la derrota de Boehner estaba por llegar y sería cuando este hombre de humildes orígenes de Reading (Ohio) tuviera que morderse el labio y presentar para votación a la Cámara el acuerdo alcanzado en el Senado para evitar la suspensión de pagos y permitir que el dinero abriera la Administración cerrada desde el pasado día 1. Con 63 años —a un mes de cumplir 64—, Boehner, alcanzó el punto máximo de su bochornosa caída el pasado martes cuando no fue capaz de que los miembros de su partido aprobasen un plan para sortear la bancarrota y poner fin al famoso shutdown.
 
El manejo por parte de Boehner del penúltimo capítulo de la crisis ha sido calificado de “desastre” y “humillante fracaso”. Tanto fue así, que el conservador Wall Street Journal editorializaba destrozando la estrategia —si es que la había— del Partido Republicano diciendo que más hubiera valido que “este hubiera entregado el mazo de mando al líder de la mayoría demócrata del Senado, Harry Reid”.
 
Los analistas lo definieron como “un negociador clásico” cuando asumió el cargo en 2011 —tras hacerse los republicanos con la Cámara en las legislativas de 2010—, de esos que desde el Capitolio alimenta sus lazos con las grandes corporaciones y los hombres de negocios. Boehner lleva sufriendo tres años de batallas internas en su partido, con la reforma sanitaria como caballo de batalla de los radicales adscritos al Tea Party, con nada que perder y mucho que ganar.
 
No es el caso de Boehner, segundo de 12 hermanos y primer miembro de su familia en acceder a la universidad. Tras un cierre de la Administración que dura 16 días y ha sido provocado por los republicanos, al final del día y de la crisis, esos republicanos —con Boehner a su cabeza— no tendrán nada que colocar en la columna del haber excepto pérdidas.
 
Mucho se ha especulado sobre si Boehner podría perder su puesto debido a la actual y última crisis y por no haber frenado las veleidades del Tea Party, que ya votó en contra del político como líder del caucus cuando este inició su actual mandato. Criticado tanto por demócratas como republicanos por ser en exceso acomodaticio con esa pequeña facción que responde a la ideología de la extrema derecha, Boehner puede que haya pensado más en su puesto que en el país a la hora de tomar decisiones en este conflicto, pero lo cierto es que no hay ningún caso en la historia del Congreso de un presidente de la Cámara que haya sido expulsado en medio de la legislatura.
 
En un ejercicio de comparación cinematográfica —y sumando lo aficionado a las lágrimas que es Boehner—, una publicación digital se preguntaba esta semana si John Boehner no sería el equivalente a Fredo, la oveja negra de la familia Corleone en la saga de El Padrino. La buena noticia, proseguía la tesis siguiendo la analogía, es que Boehner acabaría traicionando a su propia sangre y conspirando con el enemigo. The Daily Beast acababa su artículo con una recomendación siniestra pare el presidente de la Cámara: “Evitar salidas en barca a pescar al amanecer”.
 
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 17/10/2013 15:43
El gigante ensimismado
Es urgente que Estados Unidos descubra cómo lo ve el resto del mundo.
La erosión de su inmenso poder avanza
a mayor velocidad de la prevista mientras el país continúa enredado en disputas internas
 

 
Timothy Garton Ash el país
El lunes 13 de octubre, en Washington DC, todas las oficinas públicas estaban cerradas con motivo del Día de Colón. Claro que, de todas formas, no había casi ninguna que estuviera funcionando, por culpa del cierre de la Administración. Como todo el mundo sabe, Cristóbal Colón fue un navegante italiano que, al servicio de la corona española, “descubrió” supuestamente América e informó de sus enormes posibilidades a un mundo asombrado. He estado todo el verano en Estados Unidos y he podido observar con alarma creciente a un país tan decidido a hacerse daño a sí mismo que, si fuera un adolescente, cualquier amigo se vería obligado a gritar pidiendo urgentemente un médico. Ahora que vuelvo a Europa, mi conclusión es esta: Estados Unidos debería hacer como Colón pero al revés. El mundo ya no necesita descubrir América, pero es urgente que América descubra lo que el mundo piensa de ella.
 
Los estadounidenses, y en especial los pocos que votan en las primarias demócratas y republicanas, deben enterarse más de lo que la gente de todo el mundo piensa y dice de Estados Unidos. Porque eso nos indica que la erosión del poder de Estados Unidos está produciéndose a más velocidad de la que casi todos predecíamos, mientras los políticos de Washington se comportan como ciervos en celo en una pelea de cornamentas.
 
La cobertura informativa constante de la televisión norteamericana sigue cada arremetida y cada giro de esa pelea. Es como ESPN (la cadena de 24 horas de información deportiva) pero en política. Solo muy de vez en cuando se asoma el resto del mundo: por ejemplo, cuando el Banco Mundial y el FMI celebran sus reuniones anuales —en Washington— y sus dos responsables, Jim Yong Kim y Christine Lagarde, hablan de terribles consecuencias y consiguen ocupar unos centímetros de espacio en los periódicos. O cuando el cierre de la Administración y el enfrentamiento por el techo de la deuda obligan al presidente Barack Obama a cancelar un importante viaje a Asia en el que estaba incluida la cumbre de APEC en Bali y deja la puerta abierta al presidente Xi Jinping para que subraye el liderazgo regional de China (“La región de Asia-Pacífico no puede prosperar sin China”).
 
Si quiero recibir más directamente las noticias del extranjero solo tengo que tocar unos botones. Si recorro los canales de mi televisión de cable hasta el 73, o el 355, o el que sea, me encuentro con Al Jazeera, la china CCTV y la rusa RT. Sus periodistas suelen hablar un perfecto inglés periodístico con acento americano y a veces son incluso periodistas estadounidenses, que han dejado sus empresas en constante reducción de plantilla para aportar credibilidad a estos nuevos medios: por ejemplo, el jefe de la oficina de CCTV en Washington es Jim Spellman, que antes estaba en CNN. La visión que ofrecen estas cadenas de la penosa situación es mucho más dura que la versión ESPN. La página web de la cadena rusa RT, de propiedad estatal, cita un editorial publicado por la agencia china de noticias Xinhua que propone que, en vista de la crisis, “se coloquen varias piedras angulares para empezar a construir un mundo desamericanizado”.
 
Las percepciones  son
realidades,  y no solamente en el ámbito del poder blando
 
Por supuesto, estas cadenas representan a unos Estados antidemocráticos, no a sus ciudadanos. Y es lícito preguntarse: ¿quién demonios ve CCTV o RT? ¿Hay alguien que les tome en serio? En Europa y Norteamérica, la respuesta a esas dos preguntas todavía es “no muchos” (aunque algunos más en el caso de Al Jazeera). Pero en África, Latinoamérica y ciertas partes de Asia, la cosa es muy distinta. En el competitivo mundo de la televisión internacional, estas adineradas cadenas son cada vez más influyentes.
 
Las percepciones son realidades, y no solo en el ámbito del poder blando. Como señala siempre George Soros, ocurre también con los mercados financieros. Solo un recordatorio: Estados Unidos alcanzó su límite de deuda, de 16.699 billones de dólares, en mayo de este año (en comparación, el Banco Mundial calcula que el PIB del país en 2012 ascendió a 15.685 billones de dólares). Desde mayo, el Gobierno federal ha usado “medidas extraordinarias” para pagar las facturas y refinanciar la deuda, pero esas medidas son las que, según el secretario del Tesoro, Jack Lew, se agotarían el jueves 17 de octubre.
 
Hace unos días, Lew dijo al Comité del Tesoro del Senado que los tipos sobre los bonos del Tesoro a corto plazo se habían casi triplicado en un periodo de siete días. Y la semana pasada, Fidelity, la mayor gestora de fondos mutuos en los mercados de dinero de Estados Unidos, vendió todos sus bonos del Gobierno a corto plazo. No fue más que una precaución provisional, por supuesto, pero, de seguir así, llegará un día —un año, una década— en que la sólida confianza de los inversores en Estados Unidos se hundirá.
 
Hasta la forma más dura de poder duro, la actuación militar, incluye un importante factor de percepción. Vietnam acaba de despedir a su héroe de guerra, el general Vo Nguyen Giap, al que se atribuye haber expulsado a Francia y Estados Unidos de su país. Como destacaban los obituarios, la ofensiva Tet que dirigió en 1968 fue un fracaso militar, porque el Vietcong tuvo que retroceder y sufrió pérdidas enormes; sin embargo, desde el punto de vista político, fue fundamental para volver a la opinión pública estadounidense contra la guerra. Hoy, al hablar de las guerras de Irak y Afganistán, no existe una verdad objetiva, pero gran parte del mundo piensa que el ejército de Estados Unidos no salió precisamente vencedor.
 
La pelea entre demócratas y republicanos le ha quitado al país credibilidad internacional
 
Mientras escribo estas líneas, parece que los ciervos en celo del Senado y la Cámara de Representantes se apartarán del borde del abismo en el último minuto. Sin embargo, aunque retrocedan, el daño ya está hecho. El mundo ha visto cómo se erosionaba aún más la credibilidad política de Estados Unidos.
 
Los estadounidenses necesitan conocer esas perspectivas desde el exterior. Algunos son conscientes de esa necesidad. Es uno de los motivos por los que la página web de The Guardian para Estados Unidos, guardian.com, recibe tantas visitas. También prestará ese servicio la versión digital del nuevo International New York Times (antes International Herald Tribune), estrenada el martes 15 de octubre, con un abanico más amplio de voces internacionales, aunque está dirigido, según decía con modestia el director adjunto responsable de la edición en un artículo aparecido en la web del New York Times, a “la élite política, económica y cultural del mundo”. ¿Y qué pasa con esos estadounidenses que se enorgullecen de ser menos cosmopolitas y elitistas, incluidas las minorías interesadas que preseleccionan a los representantes demócratas y republicanos en Washington, en unas primarias partidistas y pensadas para unos electores manipulados?
 
Para ellos tengo una sugerencia de despedida. Que algún multimillonario estadounidense con espíritu de servicio público cree una cadena de televisión e Internet dedicada a transmitir al gran público norteamericano, de forma gráfica y accesible, la visión que tiene el mundo de Estados Unidos. En Gran Bretaña, la gente sigue utilizando a veces una vieja exclamación de incredulidad ante algo asombroso y un poco ridículo… como lo que está sucediendo en Washington. Decimos: “Christopher Columbus!”. Podría ser un buen nombre para la cadena.
 
Timothy Garton Ash es catedrático de Estudios Europeos en la Universidad de Oxford, donde dirige www.freespeechdebate.com, e investigador titular de la Hoover Institution, Universidad de Stanford. Su último libro es Los hechos son subversivos: Ideas y personajes para una década sin nombre.
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.


 
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