Heidi Nelson Cruz: la mujer detrás de Ted
Rafael E. Cruz, el Canadiense pichón de cubano y su esposa
Ted Cruz, senador del estado de Texas, se convirtió casi de la noche a la mañana, en el líder no ungido del movimiento Tea Party, que en el partido Republicano representa el ala radical e intransigente. Él y sus colegas llevaron al cierre del gobierno federal por 16 días y acercaron al país a la cesación de pagos, en un intento futil por desbaratar la Ley de Cuidado Médico de Bajo Costo u Obamacare. En esos días, descolló por su oratoria, especialmente después de acaparar el debate en el Senado con un discurso de 22 horas en el que llegó a los titulares. Ahora, la prensa lo busca, lo examina, y muchos en su grupo ideológico sopesas la posibilidad de postular a este cubanoamericano nacido en Canadá a la presidencia de Estados Unidos en 2016.
Por eso, no podía llevar mucho tiempo hasta que aparezca un serio perfil de su esposa, Heidi Nelson Cruz, como el que publicó este jueves el New York Times.
Y lo primero que comenta la autora, Ashley Parker, es el contraste entre marido y mujer, senador y mujer de negocios. Un contraste que, si se analiza la vida del mismo Ted Cruz y cómo llegó a la política en el estado de Texas, no es tan grande.
"A primera vista... parece ser el tipo de persona que los simpatizantes del Tea Party que celebran las posiciones antiestablishment de su esposo se dedican a odiar", dice la nota.
La Sra. Cruz es vegetariana. Nació en la acaudalada San Luis Obispo, en California. De 41 años, tiene un título de negocios de la universidad Harvard. También él se graduó de la prestigiosa escuela de Leyes de Harvard, y anteriormente de Princeton. Ella es directora administrativa de inversiones en la financiera Goldman Sachs, parte inseparable de Wall Street y que atrajo la furia que llevó a su esposo al senado en 2012. Trabaja allí desde hace ocho años. Los Cruz viven en Houston con sus dos hijos. Se encontraron en 2000, como asesores en la campaña electoral de George W. Bush.
Los padres de Heidi eran misioneros de la iglesia Adventista del Séptimo Día, dice el New York Times, y con ellos pasó períodos de su vida en Nigeria y Kenia. Posteriormente en Washington, donde "adquirió la pasión por la política durante la administración de Reagan" y luego de vuelta al sur de California para estudiar economía y relaciones internacionales.
"Es muy bueno para nuestra familia que ambos tengamos nuestras carreras, y yo sé cuáles son mis obligaciones con Goldman", dijo la Sra. Cruz al New York Times en entrevista.
¿Hay conflicto de intereses, o como dijeron los rivales demócratas del senador, "hipocresía" en esta relación? Depende. Richard Durbin, el número dos del partido de gobierno en la Cámara alta, acusó de ello a Ted Cruz por beneficiarse del seguro médico del que goza su esposa como ejecutiva de Goldman. Un seguro médico cuyo valor, según datos de Goldman, es de 20,000 dólares al año.
Por otra parte, cuando Cruz, el senador, luchaba contra Obamacare, el jefe de su esposa Lloyd Blankfein, fue a la Casa Blanca para conminar al presidente para que se evite la crisis fiscal que hoy identifican con Ted Cruz.
En ambos casos, dice Heidi Cruz, ella no participaba en los debates. Y en Goldman enfatizan que el seguro médico del que goza el senador no es pagado por los contribuyentes, sino por la empresa.
Como es natural, en la entrevista Heidi Cruz alaba a su esposo: "Es un visionario, se adelanta a su tiempo... es muy estratégico, y es práctico, y hace lo que hay que hacer, no lo que otros quieren que haga".
Durante el último gobierno republicano de George W. Bush, la Sra. Cruz trabajó en la oficina del Representante Comercial de Estados Unidos. Luego, para el Departamento del Tesoro y finalmente como analista para el Consejo de Seguridad Nacional.
En todos los casos, dicen quienes la conocen, fue ella la persona práctica, muy alejada de las posiciones extremas o el fanatismo con que se asocia a Ted Cruz.
"No hay nada en su trasfondo que se acerque ni remotamente, al conservadurismo estilo (el juez de la Suprema Corte Antonin) Scalia que tiene Ted", dijo P. Edward Haley, profesor en la Universidad Claremont McKenna y un mentor de Heidi Cruz. "Se parecen en intensidad, en que son birllantes, en principios conservadores, en ambición, pero si no fuese por Ted no creo que Heidi se movilizaría en ese sector del partido Republicano".
Y sin embargo, ha apoyado férreamente las iniciativas políticas de su esposo. En 2010, la familia invirtió 1.2 millones de dólares -"todo lo que habíamos ahorrado" - en su campaña electoral. Los colegas de Heidi en Goldman Sachs por su parte, invirtieron 65,000 dólares.
Entonces, "¿se ve a sí misma como Primera Dama?", pregunta la reportera.
"Oh, no, no creo que debo contestar eso".
Rafael E. Cruz, el Canadiense pichón de cubano
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