Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: CARTA DE UN GAY A SU ESPOSA
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 28/10/2013 15:24
 
Carta de un gay a su esposa

  
Por Chaman Urbano
La vida funciona de maneras extrañas. Acá estamos; tú homofóbica y yo gay. Y no es que nos veamos a nosotros mismos de esa manera. Al contrario. Quizás tú dirías que eres “normal” y, si supieras de mis andanzas, que yo soy un “enfermo”. Yo, la verdad, no se qué diría. Jamás me permito pensar en estas cosas. Es ahora que, bajo los efectos del alcohol, el velo se corre y puedo poner en palabras todo eso que flota y nos envuelve, creando la fantasía de que somos un matrimonio convencional, una familia “decente”.
 
Verás, no sólo me escapo a las realidades concretas de algunos baños públicos, donde en un complicado lenguaje no verbal me encuentro con otros como yo para satisfacer un deseo prohibido. También me escapo al encuentro conmigo mismo cada vez que bebo. Es curioso, la gente sueña con ir a Disneylandia para disfrutar de la fantasía, para “escapar de la realidad”. En mi caso es al contrario; vivo en la fantasía, contigo, y cada vez que puedo me visito. ¿Salgo de la fantasía? ¿Entro a la realidad? No se. En mi cabeza es un entramado, a veces confuso, donde no se si duermo o estoy despierto. Esa es la inquietud que llevo conmigo, siempre, especialmente cuando llego a casa o cuando entro a uno de mis baños públicos; ¿estoy despertando o empezando a soñar? A veces soy más concreto y me pregunto si soy lo que llaman un gay en el closet o, más bien, un heterosexual atrapado en las rigideces de esta sociedad.
 
Es raro. Lo se. No se cómo explicarlo mejor. Pero es como lo veo en cuanto llego a este espacio en el que me siento yo mismo. Así es. Este soy yo, así como te lo narro. Esta realidad cuyo pasaporte es el alcohol, es un lugar intermedio entre el mundo que compartimos y el destino final en el que termino cuando la botella se acaba. Mi tierra es este purgatorio desde el cual te escribo, un lugar oscuro que se ilumina por un momento. Primer trago, estoy tenso; segundo trago, empiezo a calmarme; quinto trago, el relámpago aparece y veo que las piezas encajan correctamente. Pienso, reflexiono y hoy, por primera vez, escribo. Luego pierdo la cuenta, todo da vueltas y entro a esa nada que me imagino es el cielo, cielo tranquilo al que quisiera mudarme pronto; nada pacífica que pierdo cuando despierto y, entre dolor de cabeza y náuseas, miro dónde estoy y quién está a mi lado, a la vez que rezo para que no me hayan pegado alguna enfermedad. Sobra decirlo; retorno al infierno. Pierdo mi sabiduría etílica; olvido que todo es simple, que en definitiva el corto circuito está en que nos empeñamos en suprimir lo que viene del cuerpo, antes que buscar formas más creativas de canalizarlo. Empiezo de nuevo a creer que es demasiado tarde para ser honestos; vuelvo a rechazar a todos aquellos que asumen la preferencia por el mismo sexo.
 
Deja que te confiese algo. No soy gay; no me junto con gays. Ellos defienden la idea de que un hombre puede enamorarse de otro hombre, que es posible establecer familias como la que nosotros tenemos. Como ya sabes, no me permito pensar respecto a este tema. Además, aún me faltan muchos encuentros conmigo mismo para llegar hasta esas honduras. Lo que sí podría decirte en este momento es que formo parte de una tribu muy particular la cual, según me he enterado, etiquetan como la de los “hombres que tienen sexo con hombres”. Tamaño rótulo lo abrevian con las iniciales HSH. A veces me río de mi mismo pensando que pasaría si te digo que soy un HSH. ¿HSH? Ni yo mismo me lo creo. Soy un H, un hombre. Punto. ¡No me compliquen la vida mientras estoy despierto! (¿o soñando?).
 
Sí, a veces me río, aunque casi siempre la sensación es de angustia, como cuando le dices a nuestro hijo que lo prefieres asesino antes que marico. Ahí el primer pensamiento que cruza mi mente es “si supiera…”. Un si supiera que me dispara al infierno que se desataría si nos sinceramos. Un si supiera que, ahora que lo pienso desde esta lucidez transitoria, se transforma completamente. Si supiera… ¡Si supieras que somos cómplices! Sí, bebe conmigo y verás que ambos somos coautores de nuestro drama. ¿O acaso no recibí yo los mensajes que le estás transmitiendo a él? Dios quiera que sus impulsos vayan en la dirección que esperamos, de lo contrario terminará como yo, como tantos como yo, atrapado en esta prisión de tres celdas: lo público, lo privado, la nada.
 
Me recuerdas a mi madre. Me recuerdo a tantos hipócritas que se empeñan en defender esta fantasía compartida que hemos accedido a sostener; el cura Norberto, quien me mira con deseo; el esposo de tu prima Romina, quien frecuenta los mismos baños que yo… Miradas densas, pacto de caballeros. Por eso, incluso ahora que estoy lúcido, me cuesta aceptar a los gays. Su sinceridad rompe nuestro pacto. Este pacto que tú y yo, y tantos otros, hemos firmado. Si nosotros hemos empeñado nuestra vida, ¿por qué debemos tolerar que ellos tengan la oportunidad que nosotros rechazamos?
 
¡Mierda! ¡Las vueltas! El relámpago de la lucidez se apaga. Deja que te diga algo más antes de que me suma en la borrachera y caiga en la nada. Hay, en todo esto, un destello de esperanza. Al menos así lo veo yo antes de desaparecer y retornar a esta vida absurda que llevamos. Proviene de la última frase que cruza mi mente, mientras gira. Gracias a ella puedo dejarme ir en paz: en esta historia no hay víctimas, tampoco inocentes.
 
Fuente: eNeHache
 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados