La homosexualidad de personajes nazis, al descubierto
La homosexualidad de personajes nazis, al descubierto
Salen a la luz las cartas en las que Ernst Röhm, fundador de las SA de Hitler, reconocía su homosexualidad. Röhm instauró una filosofía homofílica muy basada en el movimiento Wandervogel (Pájaros errantes) ideado por el pensador Hans Blüher: «Sólo deciden los hombres. Los desertores políticos y las mujeres histéricas de ambos sexos deben abandonar el barco cuando de lo que se trata es de combatir». Röhm también es el probable autor del ensayo Nacionalismo e inversión, publicado en 1932, y en el que se exalta el homoerotismo y se hace una alusión explícita a Hitler que éste nunca desmintió: «No es tan sólo un punto de vista personal, sino la opinión hasta del führer». Ernst Hanfstaengl, en sus memorias, recuerda la relación que mantenían Hitler y el comandante de la AS : «La relación de amistad entre Hitler y Röhm se hizo más profunda [en 1923, tras un intento de golpe de Estado], lo que llevó desde el tuteo fraternal hasta rumores sobre supuestas relaciones íntimas entre ambos».
“Nací el 28 de noviembre de 1887, a la una de la madrugada en Munich. Creía ser homosexual, aunque sólo lo ‘descubrí’ de verdad en 1924. Hasta entonces tuve algunas experiencias, en sentimientos y actos, que incluso se remontan a mi infancia”. La confesión es de Ernst Röhm, en unas cartas que salen a la luz gracias a la revista argentina “Ñ”.
En la primera mitad del siglo XX, muchos militares germanos eran contratados para profesionalizar los ejércitos de países latinoamericanos. Röhm fue uno de ellos. Llegó a Bolivia tras los numerosos desencuentros con Hitler, y se incorporó como teniente coronel del Ejército boliviano y jefe de Sección III (Operaciones) del Estado Mayor. Aunque se integró bastante bien, sus frustraciones venían de no poder tener relaciones homosexuales en un lugar tan pequeño y cerrado como era la Bolivia de la época, algo de lo que dejó constancia en sus cartas.
Pero no era el único, Lothar Machtan nos cuenta en su obra "El secreto de Hitler" que la homosexualidad del dictador ya era conocido en las trincheras y que, posteriormente, en la Viena de la posguerra fue origen de un archivo cada vez más voluminoso donde se recogían sus contactos íntimos con muchachos cuyos favores sexuales lograba no pocas veces ofreciéndoles un plato de comida en una época azotada por el hambre.
Machtan no ha sido el único en sostener la homosexualidad de Hitler. En 1949, Eugen Dollmann publicó en Italia sus memorias y en ellas afirmaba que el Führer era gay.
Estos hallazgos históricos vendrían a reforzar la tesis de que la "noche de los cuchillos largos" de 1934 tuviera entre otras causas la de eliminar a homosexuales como Röhm y otros jerarcas del partido nazi, que sabían demasiado de las inclinaciones sexuales de Hitler. Con el mismo objetivo, se creó la Ley de Insidia, encargada de castigar a las personas que declaraban que el Führer era un tanto moña. Incluso fuentes cercanas al dictador confirmaban que su matrimonio con Eva Braun era una tapadera para salvaguardar su imagen pública.
El informe de la autopsia de Hitler, hecho por los médicos soviéticos y misteriosamente guardado hasta 1968 (lo que después de todo suscita sospechas de fraude), indica la ausencia de un testículo, defecto congénito que no implica disfunciones mayores, pero que a nivel psicológico puede ser devastador. Otras pistas llevarían a la hipótesis de una sífilis, posiblemente contraída en la Primera Guerra Mundial cuando Hitler era soldado. Según eso, los síntomas mentales y físicos del Dictador durante los últimos años de su vida (delirios, alucinaciones, temblores, etc.) se deberían a un estado terciario de esta enfermedad.
Los informes de la policía de Múnich después de la Primera Guerra Mundial también sugieren que Hitler fue perseguido por la policía debido a su orientación sexual.