Sólo un selecto grupo de irreverentes artistas conoce la fórmula secreta para exprimir sus excentricidades en su justa medida. La reina del transformismo y el atuendo imposible, a la que lo mismo le da lucir un vestido de carne que una cabeza de pollo, reaparece con un nuevo trabajo tras siete meses alejada de los escenarios por una operación de cadera.
Lady Gaga lanza, el próximo 11 de noviembre, su tercer disco, «Artpop», con el que pretende desligarse de sus creaciones anteriores, aunque tras la presentación de sus 15 temas íntegros en los estudios Dean Street en Londres parece más que razonable cuestionarse si realmente lo ha conseguido.
T.I, Too Short y Twista, y descubre su lado más íntimo en «Swine» (puerco), que reabre las heridas de una traumática relación («Sé que me quieres, simplemente eres un cerdo en un cuerpo humano...»). Su tercer álbum reúne canciones que ya huelen a éxito, como «Do what u want», con un toque ochentero y un exceso de reverb y en la que colabora el rapero R Kelly; «Venus», el nuevo sencillo, y «Aura», donde se atreve con el rap y que sirve a su vez como tema promocional de la película«Machete Kills»
Como preámbulo, y para saciar las ansias de sus acérrimos devotos, Lady Gaga no solo mostró la carátula del disco hace unas semanas, donde aparece desnuda con una gran bola azul entre las piernas mientras se sostiene los pechos rodeada de imágenes del «Nacimiento de Venus», de Botticelli, sino que también difundió una imagen del libreto del disco mostrando el trasero en una imagen excesivamente provocativa, al límite de la pornografía.
Precisamente la provocación es algo que no ha encajado la audiencia británica después de que la diosa del pop apareciera en el programa «Factor X», el pasado jueves, en ropa interior color nude, una larga peluca rubia y un par de conchas que no duraron ni un minuto en sus pechos. Todo ello emitido antes de las nueve de la noche, límite en la televisión británica para la retransmisión de contenidos adultos. Su actuación generó unas 300 quejas, 60 de ellas en ITV, la cadena de televisión que emite el programa, y más de 200 en Ofcom, el organismo regulador de la comunicación en el Reino Unido.
Si Lady Gaga no repara demasiado en cómo despachar a su público, tampoco lo hace con sus empleados. Su controvertida faceta como empresaria ha salido a luz recientemente después de que su ex asistente personal Jennifer O’Neill la acusara de no pagarle lo correspondiente a las horas extra que realizó durante varias semanas en 2009 y, también, las pertenecientes a 13 meses en el año 2010, además de asegurar que la obligaba a dormir junto a ella durante las giras para poder tenerla lo más cerca para urgencias nocturnas. Aunque estaba previsto que pasaran hoy por los juzgados de Nueva York, los abogados de ambas partes han comunicado al juez encargado del caso, Paul G. Gardephe, que han llegado a un acuerdo.