Brasil se paraliza a la espera de un beso gay La mayor cadena de televisión del país tiene, finalmente
dos personajes del mismo sexo que se besan en una telenovela
TALITA BEDINELLI / São Paulo La campaña comenzó a ganar fuerza los últimos meses, cuando Félix, el villano gay de la novela Amor à Vida, de TV Globo, se descubrió como una buena persona y con la simpatía del público, empezó un romance con el sufrido Nico, otro personaje querido por la audiencia. Pero esta última semana, la expectación alcanzó niveles altísimos. De las ancianas en gimnasia acuática a los internautas, solo se hablaba de una cosa: el posible beso gay entre los dos personajes. Voces de la calle y de Internet clamaban: "¡que se besen, que se besen!".
El beso era un hito histórico. El fin de un tabú en la principal cadena de televisión del país. Creadora de las grandes telenovelas brasileñas, que en los capítulos finales llegan a paralizar al país, TV Globo no había mostrado hasta hoy a dos personajes del mismo sexo que hicieran explícito su amor. Se casaban, tenían hijos, compartían cama. Pero nunca se besaban. Una postura polémica, si pensáramos en la colección de escenas de sexo exhibidas por las mismas historias sin ningún pudor a lo largo de todos estos años. ¿A cuántos niños, hoy treintañeros, les habrán tapado los ojos sus padres ante las caricias íntimas entre personajes de las novelas de Globo?
A lo largo de muchos años, la actitud de la emisora frustró a la comunidad LGTB. En 2005, la misma expectación creada ahora por la pareja de Niko y Félix surgió al final de la novela América. Los actores Bruno Gagliasso y Erom Cordero llegaron a grabar el beso que iba a marcar el final feliz de sus personajes. En el último capítulo, la posibilidad de romper el tabú le dio a la novela un récord de audiencia. Pero, en el momento de la verdad, la dirección cambió de idea y vetó la escena. A lo largo de la historia de las telenovelas, al menos otras tres parejas homosexuales tuvieron un desenlace similar. Una de ellas, formada por las jóvenes y bellas Paula Picarelli y Alinne Moraes en Mujeres Enamoradas, llegó a intercambiar un beso rápido al final. Pero en la trama, las dos participaban de una obra de teatro en la que interpretaban justamente a una pareja heterosexual: Romeo y Julieta.
Quedó para el canal SBT, con sus novelas de menor prestigio, el papel de protagonista en este aspecto: exhibió el beso entre dos mujeres en la novela Amor y Revolución, en 2011.
Este mes, la trama de Niko y Félix creó una novela paralela en el mundo real. El primer capítulo fue la noticia de que el director, Walcyr Carrasco, había recibido permiso para grabar la escena. En seguida se supo que había sido grabada. En la tarde de este viernes, los columnistas de telenovelas confirmaron: sí, los jefes, esta vez, lo habían permitido. Pero no se sabía is pasaría de otra estrategia para aumentar la audiencia. En Twitter, el tema #BeijaFelixENiko fue de los más comentados de la noche.
Finalmente, a las 23.08, todos pegaron los ojos a la tele. Niko y Félix, que ya vivían juntos, conversaron sobre temas cotidianos en el desayuno: cuentas, problemas de familia, los hijos que los dos comparten. Se despidieron de forma seca, con un beso en el rostro. Pero fue solo un momento de suspense. El tan esperado beso tuvo lugar. Ni corto ni largo, pero costoso.
En 2014 Brasil, que no tiene pudor al exhibir mujeres prácticamente desnudas en la tele y escenas de sexo heterosexual con cualquier motivo, consiguió vencer el tabú de retratar la realidad: que los gays se relacionan y se aman, como cualquier heterosexual.
Un avance -aunque tardío- en un país en el que 60.000 parejas del mismo sexo conviven, pero donde a menudo los homosexuales son atacados en las calles precisamente porque sus orientaciones sexuales no son vistas como normales. Un país que registró, solo en 2012, 338 asesinatos homofóbicos o transfóbicos, 27% más que en 2011. Y donde la bancada evangélica dificulta la aprobación de una ley que transforma la homofobia en crimen. El tabú se rompió en la televisión. La pregunta es, ahora, cuándo pasará lo mismo en las calles.
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A las nueve de la noche, medio Brasil suele detenerse. La novela de esa hora, tradicional desde hace años en la omnipotente televisión Globo, es capaz hasta de cortar la luz en algunas favelas por la cantidad de gente que ve el televisor al mismo tiempo. Camareros y clientes se abstraen igual de embobados con la tele de turno. El episodio final del último de los culebrones, "Amor à vida" fue más allá de su condición de fenómeno televisivo y se convirtió en un símbolo histórico de ruptura de tabús y prejuicios: por primera vez, dos protagonistas del mismo sexo se besaron en una ficción de esta dimensión.
En un momento de intensa actividad de los colectivos LGBT (Lésbico, Gay, Bisexual y Trans) en un país que recibe denuncias diarias de homofobia, el gesto tiene una gran importancia en cuanto a la aceptación de la homosexualidad en la vida cotidiana y la ruptura de un tabú perpetuado por las novelas televisivas, si bien existen otros precedentes en culebrones de menos repercusión que el del 'prime time' de Globo, que contó en este episodio con un 44% de audiencia.
"Es un marco importante en cuanto a ruptura de paradigmas y apertura para la sociedad, una demostración de convivencia entre personas diferentes. El mundo es para todos. Creo que la novela consiguió decir esto, aseguró el escritor del seriado Walcyr Carrasco. Eran las 23.07 de la noche cuando Félix y Nico, interpretados por los actores Matheus Solano y Thiago Fragoso, se besaron rompiendo una regla no escrita que perduraba en los 61 años de tradición con los que cuentan estas telenovelas.
La cabeza más visible de la lucha gay, el diputado Jean Wyllys (del PSDB), expresó su emoción en las redes sociales. "A chuparla los reaccionarios, estamos evolucionando. Hoy es un día histórico", afirmó el parlamentario, que ganó el Gran Hermano de Brasil en 2010, un par de años antes de lanzarse a por la legalización del matrimonio homoafectivo en el país. "Fue una gran conquista ganar el concurso. Creo que muchos homosexuales se liberaron, en sus casas, a raíz de que yo ganara. Después, la fama del cotilleo me parecía demasiado superficial. Así que preferí utilizar mi visibilidad para entrar en política y ayudar a mis reivindicaciones", contó en entrevista .
Wyllys ha liderado un movimiento que tiene en el otro lado del ring a la iglesia evangélica, principal opositora al reconocimiento del matrimonio homosexual. Cuando en marzo del pasado año el pastor Marco Feliciano fue nombrado presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento (de la que el propio Jean Wyllys formaba parte), la polémica entre ambos bandos alcanzó su punto álgido y, de hecho, las manifestaciones contra la homofobia y contra Feliciano fueron las más importantes antes de que la población se echara masivamente a las calles en junio para protestar contra la calidad de los servicios públicos y la corrupción de la clase política del país. Antes de ocupar dicho cargo, Feliciano había asegurado que el amor homosexual "despierta el odio y el crimen" y entre sus proyectos de ley presentados estaba el de legalizar la cura de la homosexualidad si los pacientes lo pedían a los psicólogos, aceptando la idea de que es una enfermedad o trastorno. Ayer, tras la emisión del programa, aseguró que un beso así le habría preocupado en horario infantil, pero no por la noche y ante un público adulto.
El pasado 17 de enero, el presunto asesinato por motivaciones homófobas de un joven en las calles de São Paulo (que la policía había calificado de suicidio sin suficientes pruebas), indignó a cientos de manifestantes a echarse a las calles contra la homofobia y por la justicia. La investigación del crimen aún está abierta.
Según un informe elaborado por el gobierno, las denuncias por homofobia aumentaron un 166% en 2012, pasando de 1.159 en 2011 a 3.084. Otro estudio llevado a cabo por el Grupo Gay da Bahia (GGB) apunta a que 338 personas pertenecientes al colectivo LGBT fueron asesinadas en ese mismo año, lo que supone un aumento del 27% con respecto a 2011 (266). Besarse en la calle, como hicieron Félix y Nico en las pantallas, es un gesto que la mayoría de homosexuales ni tan siquiera se plantean. Por vergüenza y por miedo.