Los cubanos costean sus sueños con los "negocios golondrinas"
"El régimen se refocila con su discurso optimista, pero
mucha gente, sobre todo joven, desea marcharse de Cuba”, asegura un sicólogo
*Las nuevas regulaciones migratorias, puestas en marcha en enero
de 2013, permiten a los cubanos estar dos años fuera del territorio nacional sin perder sus derechos.
POR IVAN GARCIA / DESDE LA HABANA / Especial para Diario las AmericasArturo y su esposa ya reunieron el dinero suficiente para comprar cinco boletos de avión con destino a Miami. Hace tres años abrieron una cafetería en una céntrica avenida habanera donde vendían sandwiches, arroz frito y costillas de cerdo.
“Desde hace tiempo, mi esposa, nuestros tres hijos y yo deseamos marcharnos a Estados Unidos. Mi madre vive hace 25 años en Orlando y es pensionada. Entonces decidimos abrir un negocio de comida rápida con una parte del dinero procedente de la venta de un auto”, cuenta Arturo.
Después viene el segundo capítulo del culebrón. “Cuando intentas emigrar con toda la familia debes tener dos o tres alternativas. Si la reunificación familiar se dilata, exploraremos otras posibilidades. Una visa de turista a un tercer país desde donde se pueda ingresar a Estados Unidos o un contrato de trabajo en África o Perú. En ese caso, viajaría yo solo. De momento, la buena noticia es que ya tenemos el dinero suficiente no solo para los pasajes de avión, también algunos miles de dólares para eventualidades durante los primeros meses de emigración”, señala Arturo.
Arturo no es el único. Numerosos negocios familiares se fundaron en La Habana con el objetivo de obtener dinero para una futura emigración. En 2011, Eduardo abrió una pizzería en la Calzada de 10 de octubre. Dos años después, fue aprobado por el consulado estadounidense bajo el acápite de reunificación familiar.
Su hermano Oscar heredó el negocio. “La estrategia es la misma. Cuando mi hermano obtenga la residencia allá, me reclama a mí y mi familia. Para esa fecha, ya habré reunido tres mil o cuatro mil dólares que me permitan costear los trámites y el billete aéreo”. Yosbel, dueño de un bar de tapas, también con planes de marcharse de Cuba, con las ganancias obtenidas compra dólares en el mercado negro.
“Mi sueño es abrir un bar gogó en Miami. Las cosas me van bien, pero los giros radicales típicos del gobierno cubano, nos tienen muy nerviosos a todos los trabajadores por cuenta propia. Con parte de las ganancias compro dólares a 90 centavos de pesos convertibles, aprovechando que valen más barato que el chavito”, apunta Yosbel.
Según Reinier, taxista particular, "los negocios han sido una vía importante para ahorrar dinero y pagar los trámites y gastos de viaje. Así le quitan presión a sus parientes en la otra orilla. Conozco personas que antes de marcharse al extranjero, dejan activos sus negocios y pueden seguir teniendo dinero si las cosas no marchan bien afuera”.
Las nuevas regulaciones migratorias, puestas en marcha en enero de 2013, permiten a los cubanos estar dos años fuera del territorio nacional sin perder sus derechos, lo que ha provocado que algunos emprendedores se decidan a probar suerte en el extranjero sin quemar sus naves en la isla.
“Próximamente viajaré a Italia, donde tengo una novia. Si me va bien me quedo. Si no, regreso a La Habana, a seguir vendiendo tartaletas y pasteles”, confiesa Osniel, dueño de una dulcería.
Carlos, sociólogo, ve con preocupación que haya particulares a quienes no les interesa desarrollarse económicamente en su patria: “Son negocios golondrinas. Una manera exprés de hacer dinero para viajar. El régimen se refocila con su discurso optimista, pero mucha gente, sobre todo joven, desea marcharse de Cuba”.
Desde que entró en vigor la reforma migratoria, en enero de 2013, un total de 184,787 cubanos lograron viajar con carácter temporal al extranjero, unos 66.000 a Estados Unidos. Un 55% de ellos no había regresado al país.
Así, mientras el gobernante Raúl Castro habla de socialismo y de aplicar creativamente el marxismo, miles de cubanos siguen apostando por un futuro lejos de su tierra. Cualquier cosa vale. Sea una balsa o montar un negocio para pagarse el billete aéreo.