Se tambalea la versión oficial Venezuela honró a las tres víctimas del 12F sin saber qué ocurrió realmente,
pero siendo testigo de cómo la versión oficial se resquebrajaba entre críticas y denuncias
Melvin Collazos, comisario del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN), está bajo una lluvia
de implicaciones que lo identifican como el asesino del estudiante Basil Da Costa
DANIEL LOZANO DIARIO LAS AMÉRICAS Sobre el féretro del joven Bassil Dacosta reposaban un balón y una camiseta del Deportivo Táchira, su amado equipo. Sus amigos le despidieron entonando el himno del club. Al otro lado de Caracas, en el bastión revolucionario del 23 de enero, a Juan Montoya, alias Juancho, le dijeron adiós con una atronadora salva de balazos. Como si en la otra vida, si la hubiera, el líder de los paramilitares del chavismo necesitara seguir disparando.
Venezuela honró a las tres víctimas mortales del 12F sin saber todavía qué ocurrió realmente, pero siendo testigo de cómo la versión oficial se resquebrajaba entre críticas exteriores y denuncias internas.
Amnistía Internacional afirmó “que las fuerzas de seguridad hicieron uso de fuerza excesiva, incluidas armas de fuego” y que hubo actos violentos contra manifestantes “por parte de civiles armados, al parecer perpetrados con el consentimiento de las fuerzas de seguridad”. La prestigiosa organización de derechos humanos ha lanzado una acción urgente mundial por Venezuela.
La ONU también pidió ayer al gobierno de Nicolás Maduro que investigara las tres muertes. Las versiones recogidas entre testigos, periodistas y ONG, más los vídeos grabados en el lugar, coinciden en que a Dacosta, caído tras la marcha de la juventud opositora, le mató una bala disparada por un paramilitar o por un agente policial. Una salva de disparos partió de un grupo conformado por ambos grupos.
Según Maduro, la misma pistola mató también a Montoya, acusado de colocar una bomba contra la patronal de los empresarios.
A Roberto Redman le asesinó otro paramilitar motorizado seis horas más tarde, mientras protestaba contra el Gobierno en el este de la ciudad.
“Es precisamente a esos grupos violentos a los que el Gobierno no ha podido controlar y el llamado es a que los controle, porque eso entra en la política de desarme”, apuntó monseñor Diego Padrón, presidente de la Conferencia Episcopal.
Las explicaciones del Gobierno, acompañadas de varios videos editados que no arrojan ninguna luz a las muertes, sólo convencen a seguidores y a gobiernos amigos. El “hijo de Chávez” volvió a encadenarse ante el país para repetir que un golpe de Estado estaba en marcha, lo que provocó la reacción inmediata de Ramón Aveledo: “El Gobierno debe explicar qué militares le quieren dar el golpe de Estado”.
El secretario ejecutivo de la Mesa de la Unidad Democrática no encontró respuesta, al igual que en la docena de veces que en los últimos meses Maduro ha lanzado a la opinión pública tamañas acusaciones sin ninguna prueba.
El “hombre bueno” de la MUD también se solidarizó con Leopoldo López, sobre quien pesa una orden de detención que todavía no se había ejecutado al cierre de esta edición. “Son señalamientos infundados”, enfatizó Aveledo, quien también advirtió sobre el intento de allanamiento de la inmunidad de la diputada María Corina Machado.
Las críticas contra el chavismo llovieron ayer de todos lados, pese al gigantesco paraguas de la censura y autocensuras informativas, que también habría actuado sobre Twitter, según denunció la propia compañía. Las más graves, al margen de las muertes, son las documentadas por activistas de derechos contra los detenidos: descargas eléctricas, insultos constantes, malos tratos, robo de cámaras y celulares, detenciones ilegales de los heridos en los hospitales y amenazas a los cirujanos para que entregaran las balas extraídas de los más de 60 heridos por disparos.
Gracias a sus denuncias y a la presión de los estudiantes, los tres líderes universitarios de Táchira que permanecían encarcelados desde hace una semana también fueron liberados. Un éxito sin paliativos para el movimiento estudiantil, que ayer volvió a salir a la calle en distintos puntos del país.
En Caracas, la protesta estudiantil atrajo a cientos y cientos de personas, quienes recorrieron varios kilómetros para entregar una carta en la sede de la OEA. En Valencia, San Cristóbal, Maracaibo, Maturín y Guatire también se vivieron distintos protestas, con varios conatos de disturbios.
“Vamos a responder al ataque fascista contra la Patria”, arengó el canciller, Elías Jaua. El chavismo ha programado una gran marcha para hoy en Caracas, contra el fascismo y el golpismo, a la que se ha sumado el propio Nicolás Maduro.
El presidente también felicitó a los venezolanos ayer por el Día de San Valentín a su modo y vía Twitter: “Felicidades a todos en nuestro día del Amor y la Amistad, sigamos juntos venciendo el odio y viviendo la máxima felicidad en nuestra patria”.
Melvin Collazos, comisario del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) que fue grabado disparando aparentemente contra los estudiantes el pasado miércoles, en las cercanías del Ministerio Público en Caracas, está bajo una lluvia de implicaciones que lo identifican como el asesino del joven Basil Alejandro Da Costa Frías, de 24 años.
La disposición de cámaras y teléfonos inteligentes en la población han facilitado captar momentos que resultan impactantes y que se distribuyen entre los usuarios de manera viral. El nombre de Collazos es mencionado como el presunto victimario. Las imágenes que circulan hasta el momento muestran diversos ángulos de esos hechos de sangre, registrados en el centro y al este de la capital.
La demanda de información luego de la censura aplicada por gobierno de Nicolás Maduro sobre la transmisión de contenidos violentos, ha incrementado el intercambio de contenidos en las redes sociales y por vías personales, a veces inciertos o no comprobados.
Además de las concentraciones masivas de manifestantes, los momentos precisos en los que se producían disparos contra los jóvenes y hasta el traslado de víctimas, videos aficionados grabaron a Collazos vistiendo un uniforme del SEBIN, protegiéndose en una pared de concreto y luego apuntando hacia un blanco. Aparentemente el individuo abrió fuego contra los presentes en las zonas de protestas.
El lamentable saldo de personas fallecidas por herida de bala tras las manifestaciones del pasado Día de la Juventud en Caracas provocó una conmoción general en el país.
Muchos se sorprendieron de que este agente de un cuerpo de inteligencia utilizara su pistola certificada por los organismos de seguridad de Venezuela y sin ocultar su rostro, contra una población que aún no se ha demostrado portadora de algún armamento.
Una fuente confirmó que el policía era subcomisario de la DISIP, antiguo nombre del SEBIN, hasta que un cambio de directiva en el organismo de inteligencia decretó su expulsión, en 2007.
De acuerdo con la información extraoficial, Collazos, hombre de confianza del actual Ministro de Interior y Justicia, Miguel Rodríguez Torres, estaría relacionado con presuntas irregularidades como excesos policiales en procedimientos de investigación y estafas. El director entrante para ese entonces, Henry Rangel Silva, no estaba de acuerdo con su proceder y decidió no prescindir de sus servicios.
Al salir del SEBIN, Collazos trabajó para la firma Total Control, empresa de asesoría de seguridad y que proporcionaba escoltas a altos ejecutivos de Venezuela. La dirección de esta compañía estaba a cargo de Pedro Luis Martínez Olivares y Mario Rodríguez. El abogado de esta sociedad era el exfiscal Gilberto Landaeta, acusado por abuso de autoridad y uso indebido de arma de fuego en 2005.
Otra fuente consultada vinculó a Collazos en el atentado frustrado contra la periodista Marta Colomina, en 2003. La comunicadora fue interceptada por dos vehículos, sus tripulantes lanzaron una bomba Molotov contra el carro de Colomina, aunque afortunadamente no explotó.
La reincorporación de Rodríguez Torres como director del SEBIN regresó a Collazos a las filas de la policía política venezolana, ascendiéndolo al rango de comisario. La última operación en la que participaría el funcionario fue el pasado 12 de febrero, en el ataque contra los manifestantes de la oposición.
En su defensa
En la investigación trascendió la incursión del comisario en el rescate de la hija del conocido perseguido político Eligio Cedeño. El banquero habló con DIARIO LAS AMÉRICAS y describió el agradecimiento que siente hacia Collazos al lograr la recuperación de la menor de aproximadamente 16 años, secuestrada en 2005.
“Tal vez él [Collazos] no sea una persona buena, pero reconozco su labor en el rescate de mi hija, no me pidió in un centavo luego de eso ahora lo están inculpando en la muerte pero se ve en el video que no fue él quien disparó contra el muchacho”, opinó Cedeño.
Agregó que el comisario Collazos se encuentra retenido en los calabozos del SEBIN, tras los hechos lamentables en el centro de Caracas. El motivo de esta medida, a su juicio, es que “alguien tenía que ser apresado”.
En el momento del secuestro de la hija del empresario venezolano, era asesorado en materia de seguridad por Iván Simonovis, otro preso político del gobierno venezolano que fue arrestado tras la revuelta sociopolítica de abril de 2002.
El plagio de la estudiante de bachillerato fue practicado por delincuentes comunes sin experiencia en secuestros. Presuntamente, los datos de rutas de la joven y la posibilidad de pago de rescate fueron suministrados por alguien cercano a la familia de la víctima.