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General: Muere el excomandante de la revolución cubana Huber Matos
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Reply  Message 1 of 4 on the subject 
From: cubanet201  (Original message) Sent: 27/02/2014 18:41
EN PAZ DESCANSEEn apoyo a los familiares y las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela
El ex-comandante de la revolución cubana, Huber Matos,
quién constituyó un símbolo de la lucha anticastrista falleció
en la madrugada de este jueves en la ciudad de Miami, a los 95 años de edad
Según su organización, Cuba Independiente y Democrática, poco antes de fallecer afirmó:
'La lucha continúa. ¡Viva Cuba libre!'.

H.AM.jpg (640×412)
 
Será velado el próximo domingo en Miami.
Pidió que su cadáver sea trasladado a
Costa Rica hasta que pueda volver definitivamente a la Isla. 
El día 25 fue internado por un ataque masivo del corazón en el Hospital Kendall Regional y el día 26 pidió que le retiraran el equipo que lo ayudaba a respirar, porque quería despedirse de su esposa María Luisa Araluce y de sus hijos y nietos.

Será velado en Miami el domingo 2 de marzo y pidió ser trasladado a Costa Rica, país que lo acogió cuando llegó exiliado por primera vez durante la lucha revolucionaria en 1957.

“Quiero hacer mi viaje de regreso a Cuba desde la misma tierra cuyo pueblo siempre me demostró solidaridad y cariño, quiero descansar en suelo costarricense hasta que Cuba sea libre y de allí a Yara, a acompañar a mi madre y a reunirme con mi padre y con los cubanos.”

Huber Matos fue uno de los comandantes más cercanos a Fidel Castro durante la campaña que derrocó a Fulgencio Batista y posteriormente fue acusado de sublevación en contra del régimen.

Huber Matos Benítez nació el 26 de noviembre de 1918, en Yara, Cuba. Fue un maestro de escuela convertido en revolucionario por su oposición a la dictadura de Fulgencio Batista.

En 1957, durante una de las operaciones de apoyo logístico a los rebeldes, Matos fue capturado por el ejército de Batista en las inmediaciones de la Sierra Maestra, pero pudo escapar y exiliarse en Costa Rica.

Allí, con el respaldo del presidente José Figueres reunió armas con las que aterrizó en un avión de carga en la Sierra Maestra. Estas armas fueron decisivas para el triunfo del pequeño y mal equipado Ejército Rebelde contra la ofensiva lanzada por las tropas de Batista en 1958. 

Por su audacia y liderazgo en la lucha guerrillera, Matos fue el rebelde que más rápido ascendió a comandante, como jefe de la Columna 9 Antonio Guiteras.  Los frecuentes combates y triunfos de esta columna convirtieron a Huber Matos y a sus hombres en una leyenda.

La Columna 9 estuvo a cargo del sitio, rendición y toma de la ciudad de Santiago de Cuba, acción determinante para la victoria final del movimiento revolucionario.  Las fotografías del ingreso triunfal de Fidel Castro en La Habana muestran a su lado a Huber Matos y a Camilo Cienfuegos.

 En 1959 Matos fue nombrado Comandante del Ejército en la provincia de Camagüey.  Después de haber discutido varias veces con Fidel Castro el creciente alineamiento del proceso con el comunismo,  renunció, señalando que ésto constituía una traición a los postulados democráticos de la Revolución tal y como habían sido prometidos al pueblo cubano.

Como respuesta, Castro ordenó su arresto el 21 de octubre de 1959. Una semana después de su detención Camilo Cienfuegos, que compartía la misma preocupación con Matos, desapareció misteriosamente con su avión y piloto y nunca fueron encontrados.

Durante el juicio sumario por sedición en diciembre de 1959 Matos insistió en denunciar la desviación de que era objeto el movimiento revolucionario por el que él y tantos otros habían arriesgado sus vidas. Fue sentenciado a veinte años de cárcel, que cumplió en rebeldía hasta el último día en 1979.

Matos consideraba que su detención estaba relacionada con la desaparición del comandante Camilo Cienfuegos. Así lo explicó en entrevista concedida al periodista Juan González Febles:

Estoy seguro de que su muerte no es ajena a esos hechos. Cómo desapareció, no lo sé. De que lo mataron, no tengo la menor duda.  Camilo era un amigo, un hombre muy sincero y sin dobleces. Cuando lo envían a detenerme y a hacerse cargo del mando en Camaguey, a pesar de la tensión, siempre mantuvo una actitud conciliadora.

Tuvimos una conversación en la que le expliqué mi asombro por las acusaciones y el malestar que sentían todos los oficiales de mi estado mayor...Todo se va a aclarar, Huber...me insistía. Pero cuando se comunicó telefónicamente con la Habana, lo que no pude oír lo supe por la expresión de su cara. Fidel ni siquiera le permitió terminar de hablar cuando Camilo  le dijo: ...Ya todo está aclarado, es un malentendido...  Era claro que lo había cortado bruscamente porque permaneció callado, escuchando, con el rostro ensombrecido.

El estaba en medio de una situación sumamente difícil, por una parte me conocía y sabía la falsedad de las acusaciones, y por otra siempre había confiado en Fidel.

Hasta el último momento quiso ayudarme. Estando en el calabozo esperando el juicio me hizo llegar dos mensajes con una persona de su confianza -alguien que no quiero revelar su identidad, algún día se podrá decir, para que conste en la Historia - en ambas ocasiones intentaba convencerme de la necesidad de escapar, asegurándome que él se hacía cargo del cómo.

Escapar para mí no tenía sentido. En ese momento lo que más yo quería era responder, aclarar mi posición dignamente. Pero él volvió a insistir en que no se podía permitir que el juicio se diera, que la única solución era la fuga y que él se hacía cargo de todo.

Yo me negué. Después con el tiempo me di cuenta de que él estaba presionado, que estaba obligado a presidir el tribunal militar que me iba a juzgar. De hecho quien lo preside es Sergio del Valle que era quien seguía en jerarquía a Camilo. Camilo era el Jefe del Estado Mayor y el que sigue en jerarquía era el tercer oficial, el Jefe de Operaciones que ese era Sergio del Valle.

Lo difícil de su situación lo prueba su intervención en el acto que participa frente al Palacio Presidencial, donde dice su último discurso, el cual cierra con los versos de Bonifacio Byrne.  En donde no me ataca y ni siquiera me menciona. A diferencia de los otros oradores que hacen leña de mi caso. Principalmente Fidel, que cierra el acto y concentra los ataques más virulentos contra Díaz Lanz y contra mí.

Ese gesto final de Camilo determinó su sentencia.

Al salir de prisión, una representación del gobierno costarricense viajó a Cuba a acompañarlo en su viaje a Costa Rica, donde un numeroso grupo de cubanos lo esperaba en el aeropuerto junto al presidente Rodrigo Carazo, José Figueres y Oscar Arias.

Siempre fue un opositor al régimen totalitario y fundó y lideró, el movimiento Cuba Independiente y Democrática, para difundir por el mundo  denuncias contra el régimen cubano y procurar su derrocamiento.
  
Huber-MatosAge95_.jpg (800×433)
En apoyo a los familiares y las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de CompostelaEN PAZ DESCANSEEn apoyo a los familiares y las víctimas del accidente ferroviario de Santiago de Compostela
 


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Reply  Message 2 of 4 on the subject 
From: cubanet201 Sent: 27/02/2014 18:44
Fidel+y+Huber.PNG (677×484)
 
La carta de Renuncia de Huber Matos
Camagüey, octubre 19 de 1959
Dr. Fidel Castro Ruz
Primer ministro
La Habana
  Compañero Fidel:
En el día de hoy he enviado al jefe del Estado Mayor, por conducto reglamentario, un radiograma interesando mi licenciamiento del Ejército Rebelde. Por estar seguro que este asunto será elevado a ti para su solución y por estimar que es mi deber informarte de las razones que he tenido para solicitar mi baja del ejército, paso a exponerte las siguientes conclusiones:
 
Primera: no deseo convertirme en obstáculo de la Revolución y creo que teniendo que escoger entre adaptarme o arrinconarme para no hacer daño, lo honrado y lo revolucionario es irse.
 
Segunda: por un elemental pudor debo renunciar a toda responsabilidad dentro de las filas de la Revolución, después de conocer algunos comentarios tuyos de la conversación que tuviste con los compañeros Agramonte y Fernández Vilá. Coordinadores Provinciales de Camagüey y La Habana, respectivamente: si bien en esta conversación no mencionaste mi nombre, me tuviste presente. Creo igualmente que después de la sustitución de Duque y otros cambios más, todo el que haya tenido la franqueza de hablar contigo del problema comunista debe irse antes de que lo quiten.
 
Tercera: sólo concibo el triunfo de la Revolución contando con un pueblo unido, dispuesto a soportar los mayores sacrificios... porque vienen mil dificultades económicas y políticas... y ese pueblo unido y combativo no se logra ni se sostiene si no es a base de un programa que satisfaga parejamente sus intereses y sentimientos, y de una dirigencia que capte la problemática cubana en su justa dimensión y no como cuestión de tendencia ni lucha de grupos.
 
Si se quiere que la Revolución triunfe, dígase adónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se tache de reaccionario ni de conjurado al que con criterio honrado plantee estas cosas.
 
Por otro lado, recurrir a la insinuación para dejar en entredicho a figuras limpias y desinteresadas que no aparecieron en escena el primero de enero, sino que estuvieron presentes en la hora del sacrificio y están responsabilizados en esta obra por puro idealismo, es además de una deslealtad, una injusticia, y es bueno recordar que los grandes hombres comienzan a declinar cuando dejan de ser justos.
 
Quiero aclararte que nada de esto lleva el propósito de herirte, ni de herir a otras personas: digo lo que siento y lo que pienso con el derecho que me asiste en mi condición de cubano sacrificado por una Cuba mejor. Porque aunque tú silencies mi nombre cuando hablas de los que han luchado y luchan junto a ti, lo cierto es que he hecho por Cuba todo lo que he podido ahora y siempre.
 
Yo no organicé la expedición de Cieneguilla, que fue tan útil en la resistencia de la ofensiva de primavera para que tú me lo agradecieras, sino por defender los derechos de mi pueblo, y estoy muy contento de haber cumplido la misión que me encomendaste al frente de una de las columnas del Ejército Rebelde que más combates libró. Como estoy muy contento de haber organizado una provincia tal como me mandaste.
 
Creo que he trabajado bastante y esto me satisface porque independientemente del respeto conquistado en los que me han visto de cerca, los hombres que saben dedicar su esfuerzo en la consecución del bien colectivo, disfrutan de la fatiga que proporciona el estar consagrado al servicio del interés común. Y esta obra que he enumerado no es mía en particular, sino producto del esfuerzo de unos cuantos que, como yo, han sabido cumplir con su deber.
 
Pues bien, si después de todo esto se me tiene por un ambicioso o se insinúa que estoy conspirando, hay razones para irse, si no para lamentarse de no haber sido uno de los tantos compañeros que cayeron en el esfuerzo.
 
También quiero que entiendas que esta determinación, por meditada, es irrevocable, por lo que te pido no como el comandante Huber Matos, sino sencillamente como uno cualquiera de tus compañeros de la Sierra -¿te acuerdas? De los que salían dispuestos a morir cumpliendo tus órdenes--, que accedas a mi solicitud cuanto antes, permitiéndome regresar a mi casa en condición de civil sin que mis hijos tengan que enterarse después, en la calle, que su padre es un desertor o un traidor.
 
Deseándote todo género de éxitos para ti en tus proyectos y afanes revolucionarios, y para la patria -agonía y deber de todos- queda como siempre tu compañero,
 
Huber Matos

Reply  Message 3 of 4 on the subject 
From: cubanet201 Sent: 27/02/2014 19:05


Reply  Message 4 of 4 on the subject 
From: cubanet201 Sent: 28/02/2014 15:30
Huber Matos, comandante de la revolución y el exilio
Entró con Castro en la Habana, estuvo en la cárcel 20 años y fue líder en Miami
 
matos.jpg (610×516)


MAURICIO VICENT / Madrid
Huber Matos fue de todo en la revolución cubana: llegó a lo más alto en la guerrilla de Fidel Castro, y también fue líder en la cárcel y en el exilio de Miami. Bajó de la Sierra Maestra como comandante y tomó la ciudad de Santiago de Cuba el 1 de enero de 1959, entrando una semana más tarde a La Habana como un héroe junto a Camilo Cienfuegos y Castro. Condenado por traición a los diez meses del triunfo revolucionario, cumplió 20 años de cárcel en diversas prisiones de la isla, convirtiéndose en un reo legendario. Al ser excarcelado y llegar a Miami, Matos fundó la organización anticastrista Cuba Independiente y Democrática (CID), con la que abogó por el derrocamiento de Castro por las buenas o por las malas. El jueves, a la edad de 94 años, murió de un infarto en la capital del exilio cubano y hasta el último momento mantuvo sus posiciones radicales. Tanto por su tono como por su contenido, la voz de Matos en la radio de Miami era de las que más fuerte sonaba, hasta el extremo de que hace unos años llegó a hacer un llamado a los militares cubanos para que se alzasen contra el Gobierno.

Huber Matos Benítez nació el 26 de noviembre de 1918 en el poblado de Yara, en la antigua provincia de Oriente. Era el hijo mayor de un agricultor y la maestra del pueblo, lo que le permitió educarse. Desde niño ayudó a su padre en las tareas del campo y para escapar a ese destino estudió Magisterio, graduándose en la Escuela Normal para Maestros de Santiago de Cuba en 1940. Cuatro años más tarde obtuvo un doctorado en Pedagogía en la Universidad de La Habana.

Durante algún tiempo trabajó en varias escuelas rurales del oriente cubano, donde comenzó a adquirir conciencia política. A los 18 años entró en el Partido Revolucionario Auténtico y en 1947, luego de que fue fundado el Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) por Eddy Chibás, entró a militar en esta organización, a la cual perteneció también Fidel Castro. En 1950 fue nombrado vicedecano del Magisterio Nacional.

La vida de Cuba y de Huber Matos cambiaron radicalmente con el golpe de Estado que dio Fulgencio Batista el 13 de marzo de 1952, a pocos meses de unas elecciones generales en las que Castro se presentaba como candidato al Congreso por el Partido Ortodoxo. En ese momento Matos trabajaba como profesor de la Escuela Normal para Maestros de Manzanillo, una de las principales ciudades de la provincia de Oriente, donde enseñaba Cívica e Historia.

Su oposición a la dictadura batistiana le llevó a exiliarse en Costa Rica en 1956, donde entabló amistad con el presidente José Figueres. Cuando Castro organizó la expedición del yate Granma y se hizo fuerte en la Sierra Maestra, Matos consiguió preparar una expedición con armas y voluntarios y aterrizó con una avioneta en las montañas de Cuba, uniéndose a los barbudos. Terminó la guerra con el grado de comandante, el más alto de la guerrilla, al frente de la columna 9ª Antonio Guiteras.

Tras tomar Santiago de Cuba y entrar triunfalmente en La Habana en el mismo jeep de Castro y Cienfuegos, ocupó diversas responsabilidades hasta que fue designado jefe del Ejército Rebelde en la provincia de Camagüey.

Desde muy pronto Matos se opuso al giro radical de la revolución, y cuando percibió que esta se inclinaba hacia el socialismo y entraban en las instituciones del Gobierno miembros del antiguo partido comunista (el Partido Socialista Popular) escribió una carta personal a Castro renunciando a su cargo. “No deseo convertirme en un obstáculo para la revolución y creo que, teniendo que escoger entre acomodarme a las circunstancias o hacerme a un lado para no causar ningún daño, lo más revolucionario para mí es irme…”, decía en la misiva, enviada al líder cubano el 19 de octubre de 1959.

 Matos agregaba: “Si se quiere que la revolución triunfe, dígase a dónde vamos y cómo vamos, óiganse menos los chismes y las intrigas, y no se trate de conjurado o de reaccionario al que con criterio honrado plantee estas cosas”. Aunque Matos siempre aseguró que esta carta fue la verdadera causa de su encarcelamiento, Fidel Castro y sus seguidores dijeron que en realidad preparaba un levantamiento en Camagüey y Camilo Cienfuegos fue enviado a detenerle allí. Huber Matos se entregó sin oponer resistencia, y Cienfuegos, al regresar a La Habana, se estrelló en una avioneta debido al mal tiempo.

El juicio a Matos se celebró el 11 de diciembre en el antiguo campamento militar de Columbia y allí intervino Castro durante varias horas seguidas para acusar a su antiguo comandante de traición. El Che Guevara y Rául Castro eran partidarios de la pena de muerte, pero Fidel Castro dijo que si se hacía eso se le convertiría en un “mártir”. Finalmente el tribunal lo condenó a 20 años de prisión, de los que no se le perdonó ni una hora.

En presidio realizó varias huelgas de hambre y denunció que estuvo años aislado en una celda, convirtiéndose en uno de los famosos presos “plantados”, denominados así por negarse a vestir el uniforme de reo común. Al salir de la cárcel en 1979 se instaló en Costa Rica y posteriormente se trasladó a Miami, donde fundó la organización Cuba Independiente y Democrática, uno de los grupos anticastristas que con más beligerancia atacó al régimen de Fidel Castro en las últimas décadas y que apoyó la ley Helms-Burton, que hizo extraterritorial el embargo norteamericano, cuando fue promulgada en 1996. En 2001 ganó en España el XIV Premio Comillas por su libro de memorias Cómo llegó la noche.
 


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