LA HABANA CLANDESTINA
Desde drogas hasta alimentos, los habaneros
sólo necesitan el dinero y saber a qué puerta tocar
Un grupo de cubanos espera para comprar cerveza en un establecimiento improvisado.
Cubanos dependen del mercado negro
Sergio conoce al dedillo los resortes de La Habana subterránea. Sabe a qué teléfono debe llamar para resolver un problema. “En la otra Habana, la sumergida, casi de todo se puede conseguir. Claro, menos un drone o un submarino. Se necesitan dos cosas: relaciones y dinero en mano", afirma.
Según Sergio, puedes comprar varios sacos de papas, aunque un cartel en el agromercado diga que sólo venden 10 libras por persona o frutas desaparecidas hace años como el anón, canistel, chirimoya y guanábana. "A pesar del embargo, puedes conseguir una Macintosh o un iPhone recién lanzado al mercado. También, drogas, mujeres, chicos o travestis mayores de 16 años”.
Desde que Fidel Castro llegó al poder en enero de 1959, a la par de la escasez, como flores en Cuba surgieron entramados de comercio clandestino.
Es raro que en un barrio de la isla, por debajo de la mesa, no se puedan adquirir artículos deficitarios como la carne de res, camarones y langostas. Hasta los más intransigentes seguidores del régimen suelen hacer algunas compras en el mercado negro.
Si se comparan con los precios de las tiendas por divisas, todo resulta más barato. Mientras una libra de carne de res de primera puede costar 11 cuc en una tienda en moneda convertible, en La Habana subterránea se vende entre 2.20 y 2.50 cuc.
Así también sucede con el pescado, aceite y leche en polvo. Hay personas que por encargo te traen a la puerta de la casa queso fresco producido en la provincia de Camagüey (hacia el oriente de la isla), un saco de naranjas de Jagüey Grande (en la provincia Matanzas, al este de La Habana) o una bolsa de galletas robada la noche anterior.
Fuera de la capital se puede comprar queso, carne de res o pescado a menor precio. “Cada vez que voy a Bayamo o Palma Soriano [en la zona oriental del país] , me proponen cinco libras de carne de res por 100 pesos [4 cuc]”, comentó Roiniel, quien es camionero.
Antes de la llegada de los Castro al poder, en Cuba existían 6 millones de cabezas de ganado vacuno para una población de igual número de personas. Hoy, con 11 millones de habitantes, se contabilizan 3,6 millones de vacas, 0.32 por habitante.
El sacrificio ilegal de ganado es una industria que funciona mejor que un matadero estatal. Al oeste de la capital, en las afueras de un centro de investigaciones científicas puede verse una estatua de mármol de Ubre Blanca, una vaca propiedad de Fidel Castro que llegó a ostentar el récord mundial de producción lechera con 110 litros diarios.
En esta primavera, la leche es casi un lujo. El Estado entrega leche en polvo por la libreta de racionamiento a los niños hasta los 7 años. Los menores mayores de esa edad, jóvenes, adultos y ancianos que deseen tomarla, deben pagarla a 5.75 cuc la bolsa de un kilogramo en las tiendas por divisas.
O comprarla en el mercado negro, a 35 o 40 pesos la libra. La carne de res, pescado, mariscos, quesos, yogurt y café son los productos más consumidos por los habaneros con plata.
La economía clandestina es más amplia. También se venden losas, lámparas de luz fría, cemento y camisetas piratas del Barcelona y el Real Madrid.
Cuando un grupo de amigos con suficiente dinero desea una fiesta discreta con prostitutas y drogas, pueden encargarla de antemano.
“Tengo un socio que tiene varias muchachas que parecen modelos. Cuestan 15, 25 o 40 cuc por un día y deben reunirse en la casa que propone el proxeneta. Pero si eres de confianza, te las presta, sólo te pide que no las maltrates”, relató Eduardo, un noctámbulo habanero.
Las drogas tampoco son un problema. “Aunque tiene sus etapas de alta y baja. A veces se puede conseguir el gramo de cocaína por 50 cuc, otras por 80. La marihuana es más estable. La criolla está 'botá' [es fácil de encontrar], se vende entre 20 y 25 pesos el pitillo. La ‘yuma’ [buena], de calidad superior, que supuestamente viene de Colombia o México, cuesta 5 cuc el cigarrillo. Los que andan mal de plata se 'vuelan' [drogan] con pastillas de Parkisonil o Metilfenidato”, explicó Gerardo, consumidor habitual de ‘bazucos’, una mezcla de marihuana con melca.
En estos negocios clandestinos de venta de drogas la gente debe andar con los ojos bien abiertos a la hora de una transacción. Corren el riesgo de que lo timen o le roben el dinero.
“Hay vendedores de drogas que te dan yerba de un parque como si fuera marihuana o pastillas machacadas simulando cocaína. Y están los tipos violentos, a quienes les resulta más fácil, con una pistola o un cuchillo, quitarte el dinero. Ellos saben que nadie va ir a la unidad policial a denunciarte”, comentó.
A pesar del riesgo de ser víctima de una estafa o comprar alimentos contaminados, un segmento amplio de habaneros compra en el mercado negro.
“Se va creando una red de confianza. A cualquiera no se le compra carne de res o leche en polvo. Si no te arriesgas, nunca podrás comerte un buen bistec”, confesó Sergio.