Junior fue muy bueno, que lastima que lo digan después de muerto
Por Álvaro Alonso
Juan y Junior fueron muy buenos. Solo un puñado de singles, a espaldas de mayo del 68 y sus imposturas. Escucharlos ahora resulta sorprendentemente fresco. Uno llega a pensar que grupos españoles posteriores, críos cuando esto estaba ocurriendo y tan perdurables como Los Negativos, Los Flechazos, Los Sencillos, Los Cardíacos, incluso Los Enemigos, estarían mancos o cojos sin esos singles editados por Novola como top-hits.
Hasta en las canciones románticas de Juan y Junior el sonido sale como un rayo en una sola dirección, un “muro de sonido” a la española como no ha vuelto a verse. Una claridad de ideas que demuestra aquello tan hermoso del judío Baruch de Spinoza, quien decía que “solo hace falta la compañía de otro hombre para convertir al hombre en un ser invencible”. Así fueron en un tiempo intenso cuando el tiempo ya de por sí era intenso y no un mar muerto al que le han quitado el tapón y centrifuga.
Cojo el disco sencillo de Juan y Junior, NOX-77. En la cara A, “Tiempo del Amor”. En la cara B, “En San Juan”. En la portada, dos efigies, la de Junior en primer plano. Luce chaqueta a rayas y corbata en dorados ocres y rojos. A la batería J. María Moll. Al bajo Bill Robinson. A la guitarra española Joaquín González.
El tiempo pasa y todo queda. Pero lo nuestro es pasar. Quedan tus labios en mis labios la noche de San Juan. Fuegos artificiales debajo de las sábanas. Y el griterío a lo lejos de los que aún no han llegado a coger la ración de sardinas y el vino y de la chiquillada saltando sobre las brasas de esa hoguera que quema todo lo malo. Queda lo bueno, siempre.