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General: El régimen de Castro llevó al exilio el 20% de los cubanos
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 30/04/2014 16:27
Desafiar el futuro montado en una balsa
Probablemente el Estrecho de la Florida es el cementerio marino más grande del mundo.
 No hay cifras concretas de los niños, jóvenes, adultos y ancianos que yacen bajo sus turbulentas aguas.
 
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Guardia Costera de EEUU intercepta a balseros al suroeste de Cayo Hueso, Florida.
  Iván García
Es como jugar a una ruleta rusa. Aunque los números aterran -uno de cada tres balseros es merienda de tiburones- mucha gente en Cuba se toma el asunto con una ligereza que provoca escalofrío.

Probablemente el Estrecho de la Florida es el cementerio marino más grande del mundo.  No hay cifras concretas de los niños, jóvenes, adultos y ancianos que yacen bajo sus turbulentas aguas.

Es un drama humano con evidentes tintes políticos. El régimen quiere contar la historia a su manera. La gente se va de la isla, dicen, alentada por la Ley de Ajuste que otorga residencia automática a los cubanos que pisen suelo estadounidense.

Es cierto. La frivolidad de la política estadounidense de pies secos, pies mojados parece un juego macabro. Si un guardacostas gringo te atrapa en altamar, te devuelven a Cuba. Si logras tocar tierra, te ganas la lotería.

Aunque absurda, la cuota de responsabilidad moral sigue recayendo en la autocracia verde olivo. Solo el desespero, falta de futuro y agobio económico puede impulsar a una persona a planificar esa peligrosa travesía marina.

La gente se marcha porque en Cuba las cosas andan mal. Aquéllos que no tienen parientes en Estados Unidos o se dilatan sus trámites de reunificación familiar, se juegan su futuro en una balsa.

Les cuento una historia de balseros que ha acontecido en mi barrio. Desde las navidades de 2013, Gregorio (nombre cambiado) estaba persuadiendo a parientes y amigos dispuestos a cambiar su destino en una aventura marina.

Después que en 1994 el régimen de Fidel Castro despenalizara las salidas ilegales hacia el Norte, los futuros balseros traman sus proyectos sin demasiada discreción.

Gregorio andaba obsesionado con la idea de marcharse del país. Parte de su familia reside en Miami. Lleva años haciendo trámites legales y sacando cuentas: no quiere llegar a la Florida cuando tenga 60 años. Buscar aliados para semejante empresa no es difícil en Cuba. Jóvenes sin futuro sobran en cualquier rincón de la isla. Una prioridad: fichar a personas con conocimientos náuticos.

Tipos con experiencia fallidas en otros intentos. Gente con plata para construir una embarcación lo más segura posible. El tráfico humano desde Cuba hacia Estados Unidos es un negocio boyante. Pero todos no pueden pagar los 10 mil dólares que vale un boleto. Hay varios tipos de inmigrantes. Están los que apuestan por cruzar fronteras terrestres, saltando de una nación a otra en largas y peligrosas marchas desde Ecuador, o pagarle al contado a un coyote mexicano para que te ponga al otro lado de la frontera.

Luego están los balseros. Según José, “somos los los que andamos más desesperados. Tengo  socios que lo han intentado media docena de veces. Si son atrapados por los guardafronteras cubanos o estadounidense, siempre lo vuelven a intentar. Muchos se han convertidos en viejos lobos de mar”.

Gregorio nunca se había tirado. Luego de reclutar doce socios (cada cual aportó algo, uno vendió un auto Moskovich, otro, dos ordenadores HP), contactaron a un hombre experto en diseñar embarcaciones marinas. La faena no es barata. Un motor potente y confiable no baja de 4 mil o 5 mil dólares en el mercado negro. Adquirieron tres GPS para una posible localización, además de otros enseres.

Se fueron sumando amigos a la aventura. En abril de 2014 eran 22 personas. Gregorio puso sobre aviso a familiares y amigos que tienen yates en Miami, para en un momento dado, si recalaban en un cayo, los  remolcaran hasta la costa.

El GPS es fundamental. El patrón de la embarcación artesanal debía ser cinco estrellas. Optaron por un ex mecánico de un buque mercante que fanfarroneaba conocer pasadizos fluviales recónditos de los cayeríos floridanos.

Antes de la partida, a las 2 y 30 de la madrugada del miércoles 23 de abril, se despidieron de allegados con un par de litros de whisky barato. Llevaban comida y agua suficiente para dos semanas en caso de naufragio. Un tablero de ajedrez, barajas españolas y un juego de dominó. Como si en vez de una arriesgada travesía marina fueran a un sosegado safari.

La familia en La Habana rastreaba por la ilegal antena de cable noticias frescas en los canales televisivos miamenses. Al parecer, el mediodía del viernes llegaban buenas nuevas.

La madre de uno de los balseros llamó a sus parientes para contarle que en el Canal 23 había visto una noticia sobre la supuesta embarcación donde viajaba su hijo. El rumor se expandió como fuego en el bosque. La familia de Miami de los balseros llamó a Krome y otros centros de detención de inmigrantes en la Florida.

No se pudo confirmar el suceso. Recorrieron hospitales y oficinas de guardacostas. Nadie sabía nada de los balseros. Comenzó a cundir el pánico.

Sus familiares en Cuba llaman insistentemente a los móviles de los balseros. De momento, la única señal es una lacónica respuesta de una voz grabada que dice: "El número que usted llama está apagado o fuera del área de cobertura".

Vecinos y amigos tratan de insuflarles aliento a los parientes de los balseros. "Un tío mío estuvo doce días en altamar hasta que recaló en Cayo Hueso". O, "hay que esperar, solo llevan 6 días en el mar". Familiares a un lado y otro del Estrecho duermen mal, comen poco y tienen los nervios de punta. Rezan a sus santos y suplican por la vida de los suyos. Cada día que pasa sin noticias es sinónimo de malos augurios. Y es que la muerte de un balsero, por lo general, nadie puede confirmarla.

Iván García Quintero
Nació en La Habana, el 15 de agosto de 1965. Hijo de la periodista Tania Quintero Antúnez y del abogado, ya fallecido, Rafael García Himely. Después de pasar el servicio militar, no concluyó la enseñanza preuniversitaria, dedicándose a los más variados oficios, desde ayudante en una imprenta y aprendiz de plomería, hasta asistente de programas en la Redacción de Programas Especiales de la Televisión Cubana. En 1995 logró su sueño de incorporarse a una profesión que no le era ajena, el periodismo. Ese año fue admitido en Cuba Press, agencia de periodismo independiente fundada por el poeta y escritor Raúl Rivero el 23 de septiembre de 1995. Su gran afición por los deportes le permitió crear la sección Minideportivas de Cuba Press, única en el incipiente periodismo independiente cubano. A su formación autodidacta contribuyeron los talleres de prensa impartidos por Raúl Rivero, y lecturas como El Libro de Estilo de El País; manuales de la agencia EFE; publicaciones del Programa Latinoamericano de Periodismo de la Universidad Internacional de la Florida y la revistas Veja y Newsweek en Español, entre otros. Cuatro años antes de comenzar a escribir como periodista independiente, en marzo de 1991, estuvo dos semanas detenido en Villa Marista, cuartel general del Departamento de Seguridad del Estado, acusado de "propaganda enemiga". No fue enjuiciado, pero a partir de ese año, por cualquier motivo era detenido, la última vez, el 22 de octubre de 2008, según relatara en Estado de sitio. Ha sido colaborador de Encuentro en la Red, la Revista Hispano Cubana y la web de la Sociedad Interamericana de Prensa. Fue miembro de la Sociedad de Periodismo Manuel Márquez Sterling, creada en 2001 y dirigida por Ricardo González Alfonso, condenado a 20 años de prisión en abril de 2003 y excarcelado y desterrado a España en julio de 2010. A partir del 28 de enero de 2009 empezó a escribir en Desde La Habana, su primer blog. Desde octubre de 2009 es colaborador del periódico El Mundo/América y desde febrero de 2011 también publica en Diario de Cuba. Tiene esposa y una hija, nacida el 3 de febrero de 2003.
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 2 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 30/04/2014 16:34
LA REVOLUCIÓN LLEVÓ AL EXILIO AL 20% DE LOS CUBANOS
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Cuando un pueblo emigra los gobernamtes sobran
 Iván García
Más de dos millones de personas abandonaron la isla desde 1959. De ese total, 95.000 desde enero de 2013, sin contar a los que se lanzan al mar en balsas rudimentarias.
 
Sahily, 25 años, ya tiene lista la maleta. Después de dilatados trámites, en los próximos días viaja a Angola con un contrato de trabajo por dos años. Junto con su novio, residente en un país centroamericano, ha planeado un largo periplo que finalmente le permita recalar en Estados Unidos.
 
Angola es solo una 'escala técnica'. Unos meses más tarde, se encontraría con su novio en un polvoriento caserío fronterizo con México. Allí termina el periplo legal.
 
Tras pagar miles de dólares, ya en territorio mexicano, la pareja intentaría cruzar la frontera. Si todo sale según lo planificado, esperan celebrar el Día de Acción de Gracia cenando pavo con unos parientes que viven en Estados Unidos. "No nos saldrá barato y es peligroso. Pero es nuestra apuesta de cara al futuro", confiesa Sahily.
 
- Créanme: no son pocos los cubanos que cada año hacen, proyectan, planes similares. Algunos lo logran, otros no.
 
En 2012, 46 mil cubanos emigraron a otros países, principalmente Estados Unidos. En los últimos cinco años, como promedio, 39 mil personas se marchan de manera definitiva. La mayoría son profesionales o jóvenes como Sahily.
 
Catorce meses después de aprobada la nueva legislación migratoria, no se ha producido una estampida espectacular, pero el éxodo constante invita a una reflexión profunda.-
 
Augusto, 32 años, prefiere atravesar el Estrecho de la Florida en una precaria chalupa de goma y un mar infestado de tiburones. Como si fuese una aventura al estilo de Indiana Jones. "Me he tirado 4 veces. Y lo seguiré intentando. No tengo familia en la Yuma y no clasifico para emigrar por la vía legal", cuenta risueño.
 
La emigración se ha acentuado después de la llegada al poder de Fidel Castro. En los 55 años de un supuesto paraíso de obreros y campesinos, más de dos millones de cubanos se han marchado de su patria. El 20% de la población.
 
En los primeros años se iban dueños de negocios e integrantes de la próspera clase media y alta que en 1959 había en Cuba. Luego comenzaron a irse los 'hombres nuevos' de la Revolución, desde militares y funcionarios, hasta médicos y deportistas. O simples obreros, ahogados por las penurias económicas y falta de libertades.
 
Aunque la política no es una prioridad en la última camada de emigrantes -la mayoría lo que desea es trabajar y prosperar-, reconocen que si su futuro es una interrogante y sus salarios son un chiste de mal gusto, el culpable es el anacrónico sistema implantado por los hermanos Castro.
 
Durante las cinco décadas y media de autocracia verde olivo, han habido tres éxodos masivos autorizados por el régimen: Camarioca 1965, Mariel 1980 y la ola de balseros en agosto de 1994.
 
El Decreto-Ley 302 aprobado en 2013 que flexibilizó las restricciones de viajes ha sido un paso de avance. Pero deja muchas cosas como están. En eso coincido con Haroldo Dilla, politólogo cubano residente en República Dominicana.
 
En un artículo publicado en Cubaencuetro en enero de 2014, analizaba que las reformas migratorias en primer lugar no crean derechos, solo alargan permisos para la población residente en la isla.
 
En segundo lugar, no modifica sustancialmente el status de desterrado de los emigrados, a los que solo se les permite estar más tiempo de visita, y regresar al país definitivamente si piden permiso y se les concede.
 
Luego, ya se conoce, la industria que ha montado el régimen con el dinero generado por la emigración. Con una plusvalía que sonrojaría al más insaciable capitalista, el gobierno hace caja gravando a precio de oro los servicios consulares, llamadas telefónicas e impuestos desorbitados a las mercancías vendidas en las tiendas recaudadoras de divisas.
 
A partir de enero de 2013, unos 250 mil cubanos habían viajado al exterior. Según declaró el coronel Lamberto Fraga, segundo jefe del Departamento de Inmigración y Extranjería, al menos hasta el 20 de diciembre del año pasado, el 58% de los viajeros había regresado al país.
 
El destino del 42% restante es un enigma. Lo mismo pueden estar otro año, como contempla la nueva regulación, y regresar en 2015. O radicarse definitivamente en el extranjero. El 42% que no ha retornado representan 95,742 viajeros, una cifra menor que los 120 mil que en 1980 se marcharon durante la estampida por el Mariel. Pero triplica el número de los que se largaron en 1994.
 
A esos más de 95 mil que no se sabe si regresarán o no, debemos sumarle los cientos que se tiran anualmente al mar. Y los más de 20 mil que cada año pueden irse definitivamente a Estados Unidos de manera legal, ordenada y segura.
 
Según Timothy Roche, Cónsul General de Estados Unidos en Cuba, en una entrevista que me concedió en el mes de febrero, "en el año fiscal de 2013 emitimos más de 24 mil visas definitivas".
 
A dos décadas de instaurados los acuerdos migratorios entre La Habana y Washington, cerca de 450 mil cubanos, muchos jóvenes o profesionales, se han marchado de su patria. Un auténtico drama.
 Iván García

Fuente: El blog de Iván García y sus amigos



 
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