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General: Crónica cubana de una deportación
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 07/05/2014 15:40
Crónica de una deportación
Desde el oriente cubano, a través de América Central hacia la frontera de EEUU:
'En México, la carretera está llena de pequeñas cárceles para los inmigrantes capturados'.
 
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Más de cien cubanaos detenidos en Tapachula, México.
      LOURDES GÓMEZ | Santiago de Cuba |  Diario de Cuba
La emigración ilegal sigue siendo la esperanza de futuro para muchos jóvenes en Cuba que no le temen a los peligros que esta conlleva. Es el caso de Yisel Pomier, recientemente deportada de México tras vivir un año y diez meses fuera del país. Pomier tiene 30 años, realizó estudios en la Universidad de Oriente y en el Instituto Superior de Arte graduándose de Historia del Arte y de Dirección de Cine.
 
"Terminé el servicio social en Teleturquino [la televisora de Santiago de Cuba], después de tres años de haber estudiado tanto, me encontré sin trabajo y sin posibilidades de hallarlo en mi especialidad, pues al comenzar los recortes de empleos los jóvenes fuimos los primeros en salir y en un telecentro provincial no hay muchos programas por las pocas horas de transmisión.
 
"Estando en la universidad comencé a relacionarme en las redes sociales, busqué todo tipo de páginas para encontrar pareja hasta que hallé a un señor. Tenía 70 años, pero su edad no me importaba, yo le dije claramente que quería que me sacara del país y que no pretendía establecer una relación sexual con él, que le pagaría con mi trabajo en su negocio mayorista de componentes electrónicos, y él aceptó".
 
La relación con el desconocido, venezolano, duró 15 días. Pomier no lo soportó: "no me pagaba mi trabajo, a pesar de que en dos semanas le había duplicado la clientela, además de que no quería aceptar sus insinuaciones sexuales. Preferí irme para la calle a luchar la vida".
 
Comienza entonces un peregrinar en donde Pomier realizó todo tipo de labores de forma ilegal, al no tener permiso de trabajo, incluyendo el tráfico de mercancías hacia Colombia, en su afán de ganar el dinero suficiente para llegar a Estados Unidos.
 
"Me tomó un año y ocho meses, el tráfico hacia Colombia fue el más productivo por el dinero y los contactos que te da, ahí fue que pude armar el plan de salir. Venezuela nunca fue una opción. La inseguridad económica y la violencia hacen imposible hacer una vida allí, te matan por un teléfono".
 
La frontera entre Venezuela y Colombia es fácil de pasar, el tráfico de mercancías ha creado muchas sendas, pero Pomier no quería enfrentarse al cruce de la selva: "le tengo terror a las serpientes y pumas, pero lo peor son las FARC, si te secuestran, te violan, te roban y puedes perderlo todo, por eso saqué una visa a Nicaragua y compré un pasaje en avión junto a mi amigo Adrián", cubano que llevaba tres años en Venezuela.
 
45 días en la cárcel de Tapachula
 
Viajar por Nicaragua no fue problema para Yisel y Adrián, en el país le dan un salvoconducto, y lo atraviesan en bus hasta Honduras. Ya en la frontera se encuentran con una impresionante cantidad de "coyotes".
 
"Es una vía muy frecuentada por los cubanos, nos conocen, no tenemos que hablar, nos llaman: cubanos, cubanos, nos prefieren porque pagamos más, un africano o un hindú al llegar a Centroamérica le han explotado tanto que es difícil sacarle más dinero.
 
"Decidimos seguir por nuestra cuenta, le pagamos 20 dólares a un guardia fronterizo y cogimos otro bus, no hubo grandes problemas, algún que otro policía corrupto queriendo sacarnos dinero con amenazas de entregarnos, pero estábamos advertidos, y no le dimos nada, nos tomó dos días recorrer estos países".
 
Ya en la frontera guatemalteca, escogieron a un "coyote". Después de varias negociaciones, le pagaron 2.500 dólares cada uno por llevarlos hasta Estados Unidos.
 
"Los coyotes son una organización, fuimos pasando por varios, ellos se encargan de todo a partir del momento en que los contratas: alojamiento, comida, pertenencias. Estuvimos siete días en Guatemala mientras preparaban la entrada a México, nos quedamos en casa del coyote".
 
Abandonaron Guatemala por la municipalidad de Tecún Umán en el departamento de San Marcos, pasaron el río Suchiate, que divide la frontera con México, en una patana por debajo del puente donde se encontraban la policía, y entraron en el estado de Chiapas, al sureste del país.
 
"En México es diferente, desde el principio te sientes perseguido, ellos nos aplican a los inmigrantes el mismo tratamiento que le dan los americanos; fue allí donde nos enteramos del acuerdo migratorio para deportarnos a Cuba y que los policías reciben 500 dólares por cada cubano capturado, teníamos que escondernos todo el tiempo".
 
Los coyotes los montaron en un autobús, pasaron Ciudad Hidalgo, Tapachula y Huixtla.
 
"Nos advirtieron que había 101 puntos migratorios a lo largo de la carretera, son oficinas con pequeñas prisiones donde acumulan a los inmigrantes para llevarlos a una prisión mayor. En cada parada del bus, el coyote nos mandaba a bajarnos y escondernos en el baño. En el puesto después de Huixtla nos capturaron en un baño de una cafetería y fuimos llevados a Tapachula.
 
"La prisión es denigrante, los guardias te insultan todo el tiempo con expresiones xenófobas, los hombres y las mujeres se encuentran en naves separadas, a los cubanos nos ubican en cuartos apartes de los demás, con mejores condiciones por regulaciones del tratado migratorio y motínes sucedidos en años anteriores; no te dan derecho ni a una llamada y la higiene depende prácticamente de uno, en 45 días solo me cambiaron las sabanas dos veces.
 
"Lo más doloroso para mí fue sentirme a merced de los guardias. Allí nadie nos escucha, no tenemos ningún apoyo de la embajada cubana, mientras que los demás inmigrantes tienen la visita semanal de sus cónsules, hasta el de la India. Los cubanos no, pues somos fichas que mueven dos gobiernos a su antojo".
 
Finalmente, Yisel Pomier fue deportada, junto a otros tres cubanos, cada uno escoltado por un oficial de inmigración. Volaron de Tapachula al D.F. y de allí a La Habana, donde los liberaron sin dinero ni pertenencias. Todo pagado por México. A Cuba no le cuesta nada.
 
"Los oficiales de inmigración en Cuba te dicen que México es quien nos devuelve, que ellos no nos reclaman. Volví a Santiago en un camión, pidiendo dinero prestado, para constatar que aquí no tengo futuro y mucho menos trabajo. Me tengo que ir otra vez, por lo menos ahora tengo los contactos que me están ayudando".
 
Y en eso anda ahora Yisel Pomier, a punto de abandonar el país nuevamente, a un mes de haber sido devuelta.
Fuente:  Diario de Cuba


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