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General: 20 de Mayo Día de la Independencia de Cuba
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Respuesta  Mensaje 1 de 8 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 18/05/2014 05:15
  20 de mayo el día que nació la República de Cuba
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20 de Mayo Día de la Independencia de Cuba
 

             POR DANIEL F. CALDERIN 
    El 20 de mayo de 1902 en el Castillo del Morro de La Habana fue izada la bandera de la estrella solitaria proclamando al mundo el nacimiento de la República de Cuba. Digo república y no nación, porque la nación cubana había sido ya instaurada en la manigua redentora durante más de medio siglo de luchas en una de las más gloriosas jornadas en que pueblo alguno se haya enfrascado por el triunfo del ideal sublime de la libertad y el decoro humano. La figura cimera de ese proceso histórico fue José Martí, apóstol de los más sublimes ideales democráticos, adalid incansable por la causa de la libertad y la justicia, fuente infinita de amor patrio y ejemplo imperecedero del más alto civismo.
 
Martí fue la cumbre, pero la historia de Cuba está llena de hombres con estatura de montañas: Ignacio Agramonte, el héroe épico de Jimaguayú, es recordado con más amor y respeto por su intervención como parlamentario en la Asamblea Constituyente de Guáimaro que por sus innumerables hazañas bélicas; Antonio Maceo, el Titán de Bronce, con un puñado de valientes, abandonando la relativa seguridad de las selvas orientales, marchó hacia Occidente para llevar la antorcha de la guerra libertadora hacia el extremo opuesto de la Isla; el general Máximo Gómez, jefe militar victorioso de la Guerra de Independencia, a la hora del triunfo colgó su sable y la presidencia de la nueva república cayó en las manos civilistas de Don Tomás Estrada Palma.
 
A los nombres de estos líderes legítimos, forjadores de nuestro pueblo, podemos agregar decenas de héroes que harían esta lista interminable. La República de Cuba fue el fruto de largos años de lucha en contra de un sistema colonial que negaba a los ciudadanos nativos todos los derechos políticos. El alto nivel cultural y socio-económico de los criollos hacía aún más difícil la conformidad con el ostracismo político impuesto por la metrópoli española. Los grandes propietarios de las plantaciones y fábricas azucareras, enriquecidos por la apertura del mercado norteamericano en los años que siguieron al breve periodo de dominación inglesa en La Habana, no podían estar satisfechos con el poderío económico logrado mientras que se les negaba el derecho a intervenir en las decisiones políticas de la isla. Este descontento dio origen al la Gran Guerra de los Diez Años. Carlos Manuel de Céspedes convocó a sus partidarios en el central La Demajagua el 10 de octubre de 1868 y secundado por Francisco Vicente Aguilera en el pronunciamiento conocido en la historia como El Grito de Yara, proclamó al mundo la intención de crear la República de Cuba libre e independiente.
 
Al mismo tiempo Bayardo Ignacio Agramonte incendiaba con su heroísmo y su verbo los campos del Camagüey legendario. Sangrientas batallas con heroicas victorias, gloriosos momentos pero también amargos reveses, diezmaron las mal provistas tropas del ejército mambí. A esta situación se unió el hecho histórico desafortunado de que el ejército español, después de la reciente pérdida del vasto Imperio Sudamericano, concentró todo su poderío en la Isla de Cuba con el propósito de organizar la reconquista de la América Hispana.
 
Un cambio de política en la metrópoli española, ofreciendo a los cubanos un trato mejor y la oportunidad de enviar diputados a las Cortes, el nombramiento del pundonoroso general Arsenio Martínez Campos como capitán general de la Isla, junto a la imposibilidad de las tropas cubanas de continuar la guerra en tan desfavorables condiciones, trajeron como consecuencia la firma de un armisticio conocido como La Paz del Zanjón.  Los gloriosos mambises derrotados tomaron rumbos diversos: algunos regresaron a sus antiguos negocios y profesiones, otros al cultivo de los campos, pero una gran mayoría, decididos a vivir " sin patria pero sin amo’’, al igual que nosotros en el tiempo presente, se dirigieron al exilio amargo y doloroso pero lleno de decoro y dignidad. Entonces igual que hoy, los cubanos exiliados del pasado siglo, encontraron santuario de libertad en la generosa tierra norteamericana.
 
Con el proverbial espíritu de empresa que ha caracterizado a todas las inmigraciones cubanas, un puñado de compatriotas nuestros convirtieron a la ciudad de Tampa de una descolorida aldea floridana, en el centro tabacalero más importante de los Estados Unidos. El empresario Vicente Martínez Ybor levantó su gigantesca fábrica de tabaco torcido, y un gran sector de la ciudad tomó su nombre.
 
Con la recuperación del poderío económico, la nostalgia de la patria perdida renació en los corazones de los cubanos expatriados. En la Isla irredenta, el breve período de apaciguamiento después de la Paz del Zanjón fue seguido por una represión aún mayor.
 
Los viejos guerreros empezaron de nuevo a afilar sus machetes. En tertulias patrióticas se recontaban las hazañas de la guerra pasada y una figura luminosa empezó a destacarse en las labores organizativas. Sin credenciales bélicas pero con un fervor patriótico quasi religioso, José Martí hizo vibrar al exilio con su voz y su incansable capacidad organizativa, e hizo soñar a jóvenes y viejos con el regreso a la patria añorada. Independencia, soberanía, libre determinación, democracia, eran entonces al igual que hoy, ideas bien arraigadas en las mentes de los cubanos, pero para Martí eso no era suficiente. En el Liceo Cubano de Tampa se levantó su voz para decir : "Yo quiero que nuestra república tenga como ley primera, el culto a la dignidad plena del hombre, que cada hombre honrado sienta en su mejilla la bofetada que se dé en la mejilla de otro hombre; sin este respeto al derecho ajeno nuestra república no vale una sola gota de sangre de nuestros héroes, ni una sola lágrima de nuestras mujeres’’. Martí creía en la guerra justa y necesaria contra el sistema colonial que le negaba a su país el derecho a la libre determinación y a la libertad política, pero el odio y el rencor estaban muy lejos de su espíritu y cuando llegó el momento de cambiar su pluma y su tribuna por el rifle guerrero, el destino cruel o tal vez la bendición del cielo, libraron su alma inmaculada de la mancha de verter sangre humana, aunque esta fuese la sangre de sus enemigos.
 
En Dos Ríos, en una pequeña escaramuza militar, una bala enemiga cruzó su corazón, muriendo de cara al sol bajo las palmas amadas de su tierra. Así, la república cubana nació sin la presencia necesaria de su fundador. Cuando la bandera de Narciso López se izó en el Castillo del Morro aquel 20 de mayo de 1902, la ausencia de José Martí era un dolor profundo y un vacío irremplazable en el alma misma de la patria.
 
Y nuestra república duró solamente 57 años. Yo quiero referirme a esa república que muchos tratan hoy y tratarán siempre de denigrar y menospreciar como una frustración histórica. Ellos hablan de los políticos corrompidos, que los hubo, de los dictadores que para desgracia nuestra también existieron como manchas de lodo y sangre en nuestro proceso republicano. Pero yo quiero hablar de esa república que como el ave fénix se levantó de las cenizas de nuestras guerras independentistas para colocarse en solamente medio siglo en uno de los lugares cimeros entre las naciones del Continente. en el orden económico, social, cultural, científico, y ¿por qué no decirlo?, también en el orden político. Ese proceso histórico, que fue un constante ascenso en todos los órdenes, tuvo su culminación en la promulgación de la Constitución de 1940, la carta fundamental más avanzada de la América Hispana. Así Cuba avanzó año tras año desde aquel 20 de mayo de 1902 hasta el momento sombrío en que un falso líder, perjurando de todos los principios que pretendía representar, la hundió sin pudor en la más grotesca versión del comunismo internacional, idea que no solo niega a Dios, sino que niega también la esencia misma de la persona humana.
 
Hoy tenemos que contemplar con dolor como nuestro pueblo, otrora uno de los más felices y prósperos del planeta, se ha despeñado en un precipicio sin fondo empujado por la tiranía más absoluta y rapaz que ha conocido la historia del Continente. La miseria total, el horror de vivir bajo los caprichos de un ente demencial como Fidel Castro, la violación de todos los derechos humanos, la opresión más absoluta desde los tiempos de Calígula y Nerón, el primer gobierno del mundo calificado por un organismo judicial como “una simple organización criminal’’. A esto ha llegado nuestra patria, a la total bancarrota económica, política y social. Nos asombra, nos duele, y no podemos comprender como tanto horror es ignorado y encubierto por la gran prensa escrita y televisada nacional e internacional, y que gobiernos de la América Hispana y de la propia España traten de proteger de su inminente caída al grotesco tirano. Y como colofón se ha creado una conspiración para enlodar y calumniar precisamente a las víctimas de la tiranía, especialmente a nuestro exilio calificándonos de retrógrados e intransigentes. Pero Cuba volverá a ser libre, para el bien de todos los cubanos de aquí y de allá, y pido como José Antonio Echevarría, que era un cristiano ferviente que odiaba el comunismo tanto como nosotros , “ Que la justicia de nuestra causa nos brinde la bendición de Dios’’. A lo que yo agrego, que con esa bendición venga la libertad de Cuba para que un día podamos recitar el verso bíblico: “ Demos Gracias a Dios por habernos concedido la victoria’’.
 
DANIEL F. CALDERIN 
Miembro del Colegio Nacional de Periodistas de Cuba en el Exilio y de la UCP.
 
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Respuesta  Mensaje 2 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 18/05/2014 05:19
La República vilipendiada
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*Olga Guillot en vida fué una luchadora incansable por la libertad de Cuba, en todo momento
denunció el criminal secuestro que los hermanos Castro han sometido a Cuba por más de 52 años.
Ella pasara por siempre a la historia de la cultura cubana como una gran cantante y una luchadora ejemplar... 
            Por Jose Antonio Fornaris
El 20 de mayo de 1902, a las doce del día, la bandera estadounidense que por cuatro años había ondeado en los establecimientos oficiales en Cuba, fue bajada, e izada la de una sola estrella, la que levantó por vez primera Narciso López en la ciudad de Cárdenas y que los próceres decidieron, en una asamblea realizada en un poblado llamado Guáimaro, que era la cubana.
 
Había nacido la República de Cuba. Tomás Estrada Palma, electo democráticamente a través de las urnas, tomó posesión como el primer Presidente de la isla. El general en jefe del Ejército Libertador, Máximo Gómez, abrazó a otro mayor general, José Miguel Gómez (no eran parientes), y dijo: “Creo que hemos llegado”.
 
Cronistas de la época afirman que en Cuba, y principalmente en La Habana, casi nadie durmió la noche antes, y que el júbilo era desbordante. Fue la apoteosis convertida en felicidad nacional.
 
Pero aproximadamente unos 60 años después de aquel gran acontecimiento histórico, el gobierno marxista de Cuba comenzó a decir que aquello había sido el surgimiento de una “falsa República, una República mediatizada, una neo colonia yanqui”.
 
Ese régimen que implantó una ideología extranjera en el país, descalificó y comenzó a difamar, y prosigue hasta el momento, lo que aceptó con amor la inmensa mayoría del pueblo cubano. Y tildó, en la práctica ha sido así, poco menos que de estúpidos e insensatos a todos los luchadores por la independencia, muchos de ellos hombres intelectuales brillantes, que llegaron vivos a ese 20 de mayo.
 
El irrespeto ha sido enorme, pero también ha sido un error mayúsculo, porque en la actualidad somos posiblemente la única República en el mundo que oficialmente no reconoce el día de su fundación o de su independencia. Eso ha contribuido, sin lugar a dudas, a la disminución del orgullo nacional, lo que a la vez ha menoscabado el propio orgullo personal de los ciudadanos. Y nos es un secreto que la gente sin orgullo natural ni se respeta ni respeta a los otros seres humanos.
 
Pero además, una neo colonia y una falsa república, no es una república. Entonces, ¿cómo pueden los gobernantes comunistas hablar de la República de Cuba y decir que son sus representantes si no existe la República?
 
Hace dos años, después de decenios inactiva, resurgió la Academia Cubana de la Historia. Algunos de los académicos que la integran, tras su “resucitación”, (cito de memoria) hablaron de que la institución deseaba contribuir a esclarecer y situar en su justo lugar los acontecimientos históricos de Cuba.
 
Casi de inmediato, doce ciudadanos enviamos una carta a su presidente, el doctor Eduardo Torres Cuevas, solicitando que los ilustres académicos pusieran en marcha sus buenos oficios, “para que el 20 de mayo, día del advenimiento de la República, sea restablecido con todo el reconocimiento y los honores que la fechas representa para los cubanos y para la historia de nuestra nación”. Ni siquiera se ha recibido acuse de recibo.
 
A 110 años de la constitución de la República, los cubanos tenemos que rescatar por nuestra propia cuenta la importante efeméride y contrarrestar el perenne vilipendio a la que la someten los medios y voceros del régimen comunista. Quizás la forma más directa y efectiva sea colocando una bandera cubana en el portal o en una ventana exterior de nuestras viviendas y hablándole a nuestros hijos y nietos del 20 de mayo de 1902. Eso, aunque parezca un esfuerzo intrascendente, vale la pena.


Respuesta  Mensaje 3 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 18/05/2014 05:24
 
FECHA ENTERADA POR LOS HERMANOS CASTRO
 
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‘El Apóstol Cubano’ José Marti nació en la Habana un 28 de enero de 1853 y muere un 19 de mayo de 1895,  peleando contra los españoles en Dos Rios Cuba a la edad de 42 años, fué un político republicano democrático, pensador, periodista, filósofo y poeta cubano, creador del Partido Revolucionario Cubano y organizador de la Guerra del 95 o Guerra Necesaria. Perteneció al movimiento literario del modernismo.  
             Por Ricardo Guanipa.
Desde la llegada al poder de los hermanos Castro en enero de 1959, comenzaron a cambiar la historia y la realidad de la isla para inventar situaciones y hechos falsos a favor del socialismo comunismo, mientras que aquellos pasajes basados en hechos concretos, fueron enterrados y borrados, incluso, la historia independentista, excluida hasta de sistema educativo cubano, un acto que perfectamente puede ser condenado como ” Traición a la Patria” y todo, para instaurar la más feroz dictadura del mundo y sustituir esta fecha de Historia Patria, para el 1 de enero, en conmemoración del triunfo de un grupo de barbudos guerrilleros en contra del ejercito del también dictador Fulgencio Bautista.
  
Cuba siempre tuvo buenas relaciones económicas con España. Durante el siglo XIX se desarrollará en Cuba la última sociedad esclavista del imperio español, alrededor del cultivo de la zafra, y después de firmarse el acuerdo entre España e Inglaterra para terminar con el tráfico de esclavos. En 1856 se prohibió la esclavitud en Cuba y se comenzó a importar chinos, indios y mexicanos, en condiciones similares.
Los primeros movimientos independentistas tienen lugar en 1848 con la publicación de «El destino manifiesto», según el cual, Cuba debía liberarse de España para unirse a Estados Unidos. En 1868 estalla la primera guerra de independencia tras el grito de Yara (el 10 de octubre), la guerra de los Diez Años o guerra Grande, que dura hasta 1878 con la firma de la paz de Zanjón, y que fracasó ante la pericia militar del general Valeriano Weyler y las divisiones internas que surgieron en asuntos como la esclavitud, el grado de independencia o la vinculación con Estados Unidos.
 
En 1895 termina el ciclo económico el azúcar y aparecen las tensiones nacionalistas más radicales, capitaneadas por José Martí, Antonio Maceo, Carlos Céspedes y Guillermo Moncada. En 1898 estalla la guerra con EE UU en la que Cuba aprovecha para hacer su guerra independencia. EE UU declara la guerra tras el hundimiento del acorazado Maine. La intervención de EE UU precipita la derrota española y Cuba proclama su independencia en 1899, aunque sufre la ocupación estadounidense. Finalmente Cuba logra su independencia y declara la República el 20 de mayo de 1902.

Respuesta  Mensaje 4 de 8 en el tema 
De: cubanet201 Enviado: 18/05/2014 05:34
Otro Veinte de Mayo Bajo la Esclavitud
jose_marti_by_gerardogomez-d37x08n.jpg (899×888)
Pintura de José Marti por Geraldo Gomez
 
Qué doloroso es para los cubanos llegar a otro 20 de mayo con su patria esclavizada, cuando normalmente debería celebrarse el ciento diez aniversario de la proclamación de su independencia ejerciendo la libertad republicana. El primero de enero de 1959, diérase o no cuenta mucha gente de que se había hundido la libertad de Cuba en el mar de la tiranía comunista, esa patria dejó de ser república. En la actualidad, pues, ese pueblo que Martí soñó para la libertad, por cuya causa murió en el combate de Dos Ríos el 19 de mayo de 1895, recién iniciada la Guerra de Independencia, lleva ya casi cincuenta y tres años de no tener libertad ni independencia. Lleva ya casi cincuenta y tres años de no ser república, ni cosa por el estilo.
  
En medio de tanta tragedia y de tanta tristeza, los cubanos del destierro, interpretando los sentimientos patrióticos de sus conciudadanos de la isla y, desde luego, los propios de ellos, hacen esfuerzos por celebrar sus grandes aniversarios. Y esto es así, porque la celebración implica una alegría total, no sólo por lo que ocurrió el año de 1902 sino también por lo que debería de ser la práctica de la libertad a lo largo de estos ciento diez años. Es ejemplar la forma en que los cubanos desterrados, en cualquier latitud del mundo en que se encuentren, se reúnen en sus hogares o entre grupos organizados para reiterar el amor por su patria y su voluntad inquebrantable de luchar por su secuestrada libertad e independencia.
 
Naturalmente, en ciudades donde hay grandes cantidades de exiliados cubanos, especialmente en el Miami metropolitano donde viven varios cientos de miles de ellos, el veinte de mayo reviste proporciones muy significativas, muy importantes, con reuniones que incluyen banquetes de inspiración patriótica.
 
Rodean de prestigio los cubanos los aniversarios de importancia en la historia de su país. Lo normal será, pues, que las nuevas generaciones continúen con esa tradición. Por supuesto, lo lógico sería que el mundo no siguiera contemporizando con esa tiranía que azota a la patria de Martí y que las efemérides patrióticas mencionadas o aludidas se celebren dentro de la isla bajo el sol esplendoroso de libertad.
 
DIARIO LAS AMERICAS nunca ha dejado de cumplir con el deber cultural y de solidaridad con el pueblo cubano en estas ocasiones. Desde el primer veinte de mayo después de fundado el periódico, que fue en 1954, siempre este periódico ha saludado a la nación cubana. Y desde 1959, ha formulado votos porque llegue el día de su ansiada libertad que fue conculcada por el régimen comunista de Fidel y Raúl Castro.

Respuesta  Mensaje 5 de 8 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 20/05/2014 03:34
Cuba, 1902-2013
Se cumplen 112 años de la fundación de la República.
 ¿Podemos sentirnos orgullosos?
 
Izamiento de la bandera cubana. 20 de mayo de 1902.
 
Elías Amor | Valencia | 20 Mayo 2014 
Así, como el que no quiere la cosa, ya son 112 años. Una cifra preciosa. Tiempo más que suficiente para recordar que, un día como hoy, la República iniciaba su camino después de una dominación colonial española y estadounidense. El sueño de aquellos que se alzaron en armas en 1868 se convirtió en realidad. Los esfuerzos tardíos de la metrópoli por alcanzar un acuerdo que otorgase a la Isla el mismo estatus que a otras provincias no llegaron a buen puerto. A finales de siglo no había espacio para el diálogo, y el conflicto bélico estalló.
 
Esa es nuestra historia. Lo que nos une e identifica. Lo que nos hace sentirnos orgullosos de haber nacido allí aunque muchos hemos pasado la mayor parte de nuestra vida en el exterior. Llevamos a Cuba en el corazón, la recordamos al menos una vez al día y pensamos en ella igualmente en los momentos de dificultad. Esa es la definición de "ser cubano", al menos así lo entendía Cabrera Infante, y en más de una ocasión me lo expresó claramente.
 
En estos 111 años, Cuba logró muchos éxitos. Y por supuesto, también fracasos. Los primeros años de existencia de la República fueron traumáticos, con alzamientos, revueltas, intervenciones de Estados Unidos, pero, mientras tanto, se fue construyendo una potente sociedad civil que respetó los intereses de los españoles que decidieron permanecer en la Isla tras la independencia, y fue capaz de recibir con gran generosidad a centenares de miles de peninsulares que decidieron desarrollar sus proyectos de vida tras cruzar el Atlántico.
 
Ese gran proyecto de nación atravesó etapas difíciles, como el final de la danza de los millones y su secuela de crisis, desempleo y falta de oportunidades económicas tras la Primera Guerra Mundial, pero a mediados de la década de los años 20, la nación volvía a recuperar su pujanza, solo detenida por el impacto de otra crisis internacional, la gran depresión, esta vez procedente del vecino del Norte a comienzos de los años 30.
 
Una vez más, aquella sociedad de emprendedores, de buenos trabajadores, de personas ahorradoras y esforzadas, volvió a sacar la nación adelante, y a mediados de la década, Cuba recuperaba su dinamismo anterior. Poco después, los años de la Segunda Guerra Mundial dieron una nueva oportunidad de crecimiento, mientras que el sector azucarero se situaba como primer productor mundial, las finanzas se consolidaban de la mano de un gran proyecto nacional y la población experimentaba mejoras continuas en su nivel de vida.
 
Los años 50 presenciaron una etapa de esplendor, en el que se pusieron en marcha buena parte de las instituciones modernas de gobierno, se crearon mercados de futuros para la regulación de los precios del azúcar y arrancó un Banco central con amplias competencias en control monetario. Nada que envidiar a otros países del mundo. Cuba se situaba en 1958 a la vanguardia de América Latina y en términos de PIB per cápita y otros indicadores socioeconómicos, aventajaba a algunas naciones europeas golpeadas por los efectos de guerras y regímenes políticos dictatoriales que seguían enviando sus hijos a la Isla en busca de un futuro mejor.
 
Los cubanos a finales de los años 50 se habían situado en el cénit de su evolución histórica, y se preparaban para un gran salto adelante, que podría haber creado en la Isla una Suiza europea, con marcada estabilidad de precios, elevada riqueza y un próspero y sostenible nivel de vida. Las condiciones se estaban dando, y aunque seguían existiendo desequilibrios, nada hacía prever que en el curso de menos de una década, aquella pequeña Isla pudiera alcanzar el rango de primera potencia económica mundial con una sólida sociedad civil, bien estructurada y moderna.
 
Sin embargo, el destino nos tenía reservado un escenario distinto. Y hoy, en 2013, nos podemos preguntar si toda la transformación producida en aquel curso de la historia, ha servido para algo. Si realmente, a diferencia de la continuidad histórica que se mantuvo durante las primeras cinco décadas de la República, aumentando su base social, estructurando sus instituciones y su sociedad civil, este régimen puede tener algún tipo de proyección a futuro.
 
Pienso que no. Pienso que esta etapa será en términos de perspectiva histórica, un agujero negro del que pocas conclusiones se podrán obtener para explicar lo que pueda suceder a partir de su final, que como en todo régimen no democrático, será el final de sus mandatarios.
 
Los cubanos que a finales de 1958 miraban hacia atrás en la fecha mágica de 1902 podían sentirse satisfechos, incluso muy satisfechos, de lo que habían alcanzado.
 
Los cubanos que en 2013 miran hacia atrás, concretamente hasta 1958, no pueden estar satisfechos. Para colmo, su gobierno los está conduciendo hacia un modelo que nada tiene que ver con las promesas de sociedad justa, de "hombre nuevo" y de la demagogia de "seremos como el Che". Lo único que podrán descubrir los cubanos, con lástima, es una sociedad fracturada, más dividida que nunca, con más de dos millones de nacionales viviendo en el extranjero y un régimen que les atosiga con mensajes que, en absoluto, sirven para construir una sociedad moderna e integradora.
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Respuesta  Mensaje 6 de 8 en el tema 
De: SOY LIBRE Enviado: 20/05/2014 03:36

 
 
 


Respuesta  Mensaje 7 de 8 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 20/05/2014 05:26
Cuba y el 20 de mayo
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¿Hacen bien los cubanos que en el destierro mantienen
esa costumbre como una especie de ritual patriótico?
 
POR ÁNGEL CUADRA PERIODISTA CUBANO
El 20 de mayo los cubanos en el exilio celebran esa fecha como el Día de la Independencia de Cuba. (En la isla la dictadura castrocomunista, desdeñosamente ha suprimido esa festividad y el sentido de esa fecha).
 
Ese día, en el año 1902, quedó constituida la República de Cuba como nación independiente. Hablemos, pues, no sólo de los detalles polémicos o laudatorios de ese acontecimiento histórico, sino de la posible trascendencia que pueda tener para el enlace útil del pasado con el futuro nacional cubano. ¿Hacen bien los cubanos que en el destierro mantienen esa costumbre como una especie de ritual patriótico? ¿Qué contenido imprescindible tiene esa fecha para la nación cubana?
 
Para que un pueblo se convierta en nación, tiene que sentir que está persiguiendo en común la plasmación de un objetivo, afirmó uno de los jurisconsultos que estudié en mis años universitarios.
 
En el desarrollo de los pueblos podemos distinguir tres etapas en el tiempo: el país, la patria y la nación. El país lo definimos como un territorio que habita un número de personas simplemente; en los dos primeros siglos, después de la conquista, eran españoles radicados en la isla. Patria es más que territorio, y más adelante los criollos no eran ya españoles, sino cubanos, los que aún lejos de su tierra la llevaban en espíritu consigo. Y fueron los que echaron las bases de la futura nación que querían para Cuba. Los padres fundadores.
 
De modo que, cuando en 1868, se alzaron en armas en busca de la independencia y, acordes con las ideas de libertad y democracia del pensamiento filosófico moderno, constituyeron un gobierno civil, aún en el propio campo de la guerra; un gobierno con la separación de los poderes: un Ejecutivo que tenía que rendir cuentas a la Cámara de Representantes, o Legislativo. Y todo bajo el imperio jurídico de una Constitución: la Constitución de Guáimaro, o sea, los tres pilares en los que asienta el Estado de Derecho.
 
Ese legado de civilidad y de específica estructura jurídica, lo recogió y obedeció José Martí y sus compañeros de la nueva generación de patriotas que promovieron la Guerra de 1895, en la que se respetó e instauró de nuevo un gobierno civil, desde el mismo campo de batalla, con la misma estructura jurídico-política del de la anterior Guerra de los Diez Años; y se promulgaron dos Constituciones: la de Jimaguayú y la de La Yaya. Continuando y reinstituyendo el legado de los primeros fundadores de la república venidera, llegada la paz.
 
Martí respetó aquel legado, el cual especificó en las Bases del Partido Revolucionario Cubano, motor político de la nueva guerra y documento programático para la futura nación. (Por cierto, bien opuesto a la tiranía totalitaria y foránea impuesta en Cuba desde 1959). Y en dichas Bases se proponía fundar “un pueblo nuevo y de sincera democracia… basada en el equilibrio de las fuerzas sociales… sin el predominio de clase alguna, sino por la agrupación conforme a métodos democráticos de todas las fuerzas vivas de la patria”.
 
Ese programa era sólo posible de aplicar bajo la estructura de los gobiernos civiles que los fundadores de la nación futura establecieron desde la manigua.
 
Terminada la guerra (y tras el cese de la Intervención norteamericana, intermedio propio para otro tipo de análisis), el 20 de mayo de 1902 se estableció la República de Cuba independiente, estructurada formalmente bajo una Constitución, y asentada bajo la separación de los Poderes del Estado, con el esquema jurídico de un Estado de Derecho.
 
Así echó a andar la República, con errores y aciertos, con achaques y virtudes, con vicios reprochables y valores plausibles, pero con un mecanismo funcional que le permitiría repararse a sí misma en el camino adelante y, desde luego, sin los altos costos que hemos tenido que pagar, por las interrupciones lamentables de su formal camino democrático.
 
Ahora, en este largo exilio, los cubanos celebran el 20 de Mayo, Día de la Independencia, de la instauración de la República, por lo que lucharon con heroísmo en tres guerras los “padres fundadores”, que propusieron un esbozo de gobierno civil, bajo el fragor de la batalla.
 
En la república surgida el 20 de mayo de 1902, ¿qué elementos o factores, políticos o ideológicos, jurídico y deseables, se recogen y preservan del legado que en nuestro proceso histórico, dejaron para la nación futura los padres fundadores? Si algo ha tenido de positivo y que pudiera servir para ayudar a la futura reconsideración de una nación cubana históricamente coherente, entonces sí hacen bien los cubanos del exilio en rememorar y mantener en espíritu, la fecha del 20 de mayo como tradición patriótica necesaria.

Respuesta  Mensaje 8 de 8 en el tema 
De: administrador2 Enviado: 20/05/2014 12:08
20 de Mayo: la República negada
Según la historiografía oficial, Cuba solo fue soberana a partir de enero de 1959. Por tanto, el 20 de mayo es una fecha de escarnio nacional.
Durante cinco décadas, el discurso de la autocracia verde olivo machaca la peregrina teoría que patria es sinónimo de revolución.
 
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El 20 de mayo de 1902 la bandera de Cuba ondeó sola por primera vez en los edificios públicos.
       Por Iván García Quintero
Melisa, 17 años, sentada en la escalinata que bordea un instituto preuniversitario en la barriada de la Víbora, se lo piensa antes de responder una pregunta que se antoja simple: ¿Cuándo nació la República de Cuba? Abre los ojos, gesticula con las manos y contesta:  “El primero de enero”. Qué pena. Otra persona  más equivocada. Indagué entre varios jóvenes y obtuve silencio o respuestas erradas.
 
Desconocían que una mañana soleada del 20 de mayo de 1902, Tomás Estrada Palma, primer presidente cubano, junto al general independentista Máximo Gómez, izó la bandera de la estrella solitaria frente a la Capitanía General, a tiro de piedra del puerto de La Habana.
 
Pero si la mayoría de niños y jóvenes te responden con sonrisas nerviosas que demuestran desconocimiento, adultos entre 30 y 45 años tampoco logran identificar el Día de la Independencia Cubana.
 
Y no son tontos ni analfabetos. Lidia, ingeniera, 35 años, sabe que el 4 de julio es el día de la independencia de Estados Unidos. Que el 9 de mayo de 1945 la antigua URSS derrotó al fascismo alemán y que en 1969 dos astronautas estadounidenses pisaron por vez primera la luna.
 
“Pero la verdad, tengo mis dudas si en Cuba existe un día de la independencia. Las fechas importantes de nuestra historia que estudié en la universidad fueron el 10 de octubre de 1868 y el 1 de enero de 1959, triunfo de la revolución. Creo que el 20 de mayo, el día que nació la república mediatizada no cuenta”, acota Lidia.
 
Bingo. La ingeniera habanera fue la única entre doce mujeres y hombres mayores de 30 años que reconoció que, para bien o para mal, algo había pasado en Cuba el 20 de mayo.
 
El poder autoritario instaurado por Fidel Castro hace 55 años no solo se puede medir por la eficacia de sus servicios especiales, control casi absoluto de los medios y una estructura vertical de gobierno basado en el ordeno y mando.
 
Los amanuenses castristas han sido muy hábiles a la hora de reescribir la historia. Fidel Castro invisibilizó la fecha. La borró de la memoria colectiva. Hasta 1958, el 20 de mayo era un día de orgullo nacional.
 
“Mis padres, mis hermanos y yo nos estrenábamos una muda nueva de ropa, colocábamos flores en un busto de Martí y salíamos a pasear por el Malecón. Estudié en una escuela pública y los 7 de diciembre, aniversario de la muerte de Antonio Maceo, visitábamos a viejos mambises en un hogar de ancianos. Ellos nos contaban contaban anécdotas de la Guerra de Independencia. Muchos vecinos colocaban banderas en las puertas o balcones de sus casas. Era una auténtica fiesta de cubanía”, evoca Antonio, jubilado de 79 años.
 
Ahora, el régimen controla toda la información. En novelas, documentales y programas humorísticos, se ha ridiculizado la etapa republicana. Se nos vende como un 'hato de ladrones y corruptos de cuello blanco' que desplumaban al erario estatal.
 
Según la historiografía oficial, Cuba solo fue soberana a partir de enero de 1959. Por tanto, el 20 de mayo es una fecha de escarnio nacional. Durante cinco décadas, el discurso de la autocracia verde olivo machaca la peregrina teoría que patria es sinónimo de revolución.
 
Con brocha gorda nos pintan un cuadro patético de los años republicanos. Todo funcionaba mal. O no funcionaba. Había hambre y pululaba la miseria. Los políticos, dicen, iban a trabajar con una pata de cabra camuflada en sus guayaberas blancas.
 
Han intentado suprimir los logros jurídicos, económicos y sociales durante la república. Se obvia que ya para 1958, en la isla había más empresarios cubanos que extranjeros. Exportábamos zapatos, azúcar, café y carne de res, entre otros alimentos. Sí, había políticos corruptos, instituciones frágiles y gorilas golpistas.
 
Pero en los 56 años de República (1902-1958), se instauró un poder judicial independiente, prensa libre y una avanzada Constitución, aprobada en 1940. Cuba, es cierto, debía transformar el estado de cosas. Pero hacia una democracia mejor.Cada primero de enero es un mensaje de ida y vuelta para futuros políticos, de lo que jamás se debió haber hecho: negar el pasado.
 
Publicado originalmente en El blog de Iván García y sus amigos


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