La policía efectúa operativos sorpresa, les impone fuertes multas.
A la cuarta sanción los expulsan del trabajo
Por Gustavo Puentes | Desde La Habana, Cuba | Cubanet La policías persigue y multa a los gays que acuden a sitios oscuros, poco frecuentados, protegidos de miradas indiscretas. Lugares donde conocerse.
Es una actividad pacífica que se desarrolla en un escenario de mutuo acuerdo y aceptación. Son populares en La Habana, el Parque de la Normal, el Bosque Forestal y la Plaza de Cataluña en el Cerro. También la Loma del Hospital Calixto García en la calle G, del Vedado, y la Playa del Chivo en el municipio Habana del Este.
La mayor parte de estos sitios de encuentro, han sido clasificados, por la policía, como lugares proclives al delito, visitados por asaltantes y prostitutos. Bajo este argumento, la policía efectúa operativos sorpresa y detiene a muchos gays. Les aplican advertencias oficiales y les ponen fuertes multas.
Atenazados por el vacío legal, la única defensa de los gay es correr y esconderse. Los gays cubanos no tienen leyes que los protejan. O peor, existen leyes ambiguas de las que resultan víctimas. Los oficiales usan como argumento el artículo 75.1 del código penal. Este absurdo indica que toda persona que tiene relaciones con delincuentes, es un delincuente potencial.
Cuando un ciudadano recibe cuatro advertencias oficiales, queda clasificado para la policía como delincuente, y está sujeto a un proceso sistemático de control y sanciones penales.
Andrés López es un gay de 32 años. Trabaja como enfermero del hospital Clínico Quirúrgico de la Avenida 26. Protesta que es absurdo que los policías clasifiquen a los gays como delincuentes por el hecho de ser víctimas potenciales de los delincuentes reales a los cuales, rara vez detienen.
Agrega que “los policías detienen y sancionan a los gays porque así no tienen que esforzarse en hallar a los verdaderos delincuentes, y pueden mostrar resultados fraudulentos de labor policial efectiva que sus superiores aceptan como válidos. No quieren trabajar—insiste– y nosotros somos la solución”.
Los gays cubanos están indefensos ante el abuso policial. No hallan en ninguna institución respaldo a sus reclamaciones. Muchos han buscado orientación en el departamento jurídico del Centro Nacional de Educación Sexual CENESEX. Sus abogadas Lisset y Amaya les indican escribir una carta de reclamación dirigida al jefe de la unidad policial donde le impusieron la sanción, la cual deben entregar en el marco de las 72 horas posteriores al hecho. Por lo general los policías no hacen caso a este recurso y mantienen la sanción.
Jorge Martínez es un gay de 28 años que trabaja como dependiente en un hotel capitalino. Le gusta visitar el Parque de la Normal.Cuenta que los policías llegan vestidos de civil y detienen a todos. Les conducen a la Cuarta Unidad, cita en Infanta y Manglar, y aplican advertencias oficiales y multas a cada uno. Jorge tiene ya tres sanciones. Tiene miedo. Casi no sale, si le ponen la cuarta sanción, lo expulsen del trabajo.
El capitán Yudel del Consejo Policial Palatino en el municipio Cerro, declara que la intención de sus agentes, no es reprimir a los gays, sino desestimularlos de visitar los sitios de encuentro, porque pueden ser víctimas de asalto. Afirma que “el delincuente no tiene rostro”, y por ello aplican la medida represiva a todos los que detienen.
A la sugerencia de que investiguen quien son los verdaderos delincuentes, responde que la policía carece de personal y recursos para este trabajo. No les queda otra que sancionar a todos los que encontremos en esos sitios, que es la orientación del mando superior.
Gloria Careaga, cosecretaria de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersexuales para América Latina y el Caribe ILGALAC, expuso en la Habana que la lucha contra la homofobia implica un trabajo educativo de la sociedad unido a reformas legales.
El gobierno habla de lucha contra la homofobia, pero la policía sigue azotando los gays. En la VII Jornada Cubana de Lucha contra la Homofobia, Mariela Castro Espín, líder del CENESEX mencionó el advenimiento de reformas jurídicas en el ámbito laboral y familiar. Pero persiste el silencio sobre la homofobia policial.