Página principal  |  Contacto  

Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: Socialismo real y “colonialidad” en Cuba.
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 09/07/2014 17:12
Socialismo real y “colonialidad” en Cuba
havana.jpg (400×267)
Lo que queda de La Habana
Por Yasser Farrés Delgado  |  HAVANA TIMES
La experiencia de Isbel Díaz con la Seguridad del Estado en el aeropuerto me motiva a introducir un concepto que describiría con precisión la actual opresión social en Cuba: la colonialidad. El concepto parece estar ausente del debate dentro de “la disidencia cubana no convencional” pero ayudaría a comprender la necesidad de superar dicotomías como izquierda/derecha o socialismo/ capitalismo para proyectar un futuro realmente incluyente y justo.
 
Cuando digo “superar las dicotomías” no quiero decir buscar la solución salomónica que consistiría en el supuesto “punto medio” entre capitalismo y socialismo (como suelen sugerir algunos socialdemócratas), sino pensar un modelo de sociedad desconectado radicalmente de ambas lógicas aunque pueda reciclar parte de ellas. Esta meta parecerá utópica pero no sólo es necesaria sino posible.
 
El caso de Isbel demuestra que la cruzada del gobierno cubano no es contra “los gusanos” sino contra toda aquella persona que disienta del oficialismo. De hecho, Isbel no está ligado a “la mafia de Miami”: es un activista por los derechos de la comunidad LGTB en Cuba, ecologista y socialista libertario. Lamentablemente, cuando la izquierda internacional se mantiene ciegamente incondicional al gobierno cubano, está apoyando esta opresión.
 
La colonialidad como categoría de análisis
La situación política cubana suele describirse como “dictadura” o “autoritarismo”, pero son términos muy limitados para agotar la complejidad de la opresión social. En ese sentido, aplicar el concepto “colonialidad” desvela muchas aristas de la opresión en el Socialismo Real. Creo que esta es una de las razones por las que ciertos intelectuales oficialistas han desvirtuado este concepto.
 
Desde finales del siglo XX la “colonialidad” ha ido convirtiéndose en categoría fundamental para analizar los procesos de dominación/emancipación tanto en América Latina como el sistema-mundo. Ha permitido superar no pocas lagunas tanto de la Teoría Latinoamericana de la Dependencia como del marxismo demostrando potencialidades para sustentar la construcción de un futuro escenario global pos-capitalista pero también pos-marxista.

Para comprender esa posibilidad debe destacarse que «colonialidad» no es lo mismo que «colonialismo». Como indica el puertorriqueño Nelson Maldonado-Torres (2007) siguiendo al peruano Aníbal Quijano (2001):
 
“Colonialismo denota una relación política y económica donde la soberanía de una nación o un pueblo descansa en el poder de otra nación, lo que convierte a tal nación en imperio. Colonialidad, en cambio, refiere a un conjunto de patrones de poder de larga duración que emergieron como resultado del colonialismo pero definen la cultura, el trabajo, las relaciones intersubjetivas y la producción de conocimiento más allá de los estrictos límites de las administraciones coloniales. Así, la colonialidad sobrevive al colonialismo. Se mantiene viva en los libros, en los criterios para el desempeño académico, en los patrones culturales, el sentido común, la auto-representación de las personas, las aspiraciones del yo y tantos otros aspectos de la experiencia moderna que, como sujetos modernos, respiramos colonialidad todo el tiempo y cada día”. (Maldonado Torres, 2007: 243, original en inglés)
 
El oficialismo cubano suele presentar al proceso social iniciado en 1959 como la panacea respecto a la emancipación social. La Revolución habría acabado con la explotación de clase, género y raza. Sin embargo, nada podría está más lejos de esa realidad: lo que encontramos es más bien una continuidad y actualización de una serie de patrones de poder instaurados en el período colonial y definen lo que el argentino Walter Mignolo (2000) llama “matriz colonial de poder”.

Para el discurso oficial, la Historia de Cuba es una historia de emancipación respecto al “conquistador europeo” primero y “el imperialista norteamericano” después. Desde esa perspectiva el “Hombre Nuevo” socialista representaría una ruptura radical con ellos. No obstante, si detallamos los atributos de todos esos modelos de hombres, encontraremos semejanzas que permanecen ocultas si sólo se manejan conceptos como “conquistador”, “imperialista” y “socialista”.
 
Resulta imposible agotar en una sola entrada el debate teórico en torno a la colonialidad, pero las implicaciones del concepto pueden constatarse de un modo sencillo en la práctica. La idea central, como explica el puertorriqueño Ramón Grosfoguel (2006), es que en el período colonial se instauraron relaciones de poder que respondían a la hegemonía de un modelo de conquistador que era hombre, blanco, occidental, capitalista, militar, cristiano, patriarcal y heterosexual; todo ello al mismo tiempo. La esencia de esas relaciones persiste hoy en las repúblicas a pesar de la independencia de los territorios coloniales. Se confirma de muchas maneras en todos los países “Americanos”, incluyendo EEUU y Canadá.
 
Colonialidad y Socialismo Real
Cuba no es la excepción. El “Hombre Nuevo” ha resultado ser un heredero de esas tradicionales relaciones de poder. En él se reflejan el machismo, el racismo (institucionalizado de múltiples formas), el occidentalismo (el colombiano Santiago Castro-Gómez, 2005, y el boricua Ramón Grosfoguel, 2008, han demostrado el carácter eurocéntrico del marxismo/leninismo), la mentalidad capitalista (persiste una pensamiento económico desarrollista centrado en el capital), el militarismo (participación en la guerra fría, etc.), el cristianocentrismo (la llamada “moral socialista” reproduce muchos de los dogmas católicos así como su negación a cualquier otra ideología o cosmovisión), patriarcalismo (el “paternalismo de estado” ahora tan criticado es sólo una de las manifestaciones) así como la fobia a cualquier orientación sexual distinta a la heterosexual.
 
Hacia una descolonización de la sociedad cubana
No existirá una verdadera emancipación social y descolonización de la sociedad cubana sin la ruptura de todas esas relaciones de poder que persisten tanto en el capitalismo como el socialismo. Esta meta sólo se alcanzará si ocurre, por un lado, una transformación individual que acepte la diversidad en todos los ámbitos, y por otra, una transformación de las instituciones públicas y el Estado que facilite el mutuo reconocimiento y el diálogo plural.
 
La primera condición sólo depende de nuestras posturas como sujetos. La segunda, es algo que no nos ofrece el Estado cubano.

Ministerio-del-comercio-interior.jpg (267×400)Catedral-de-La-Haban (267×400)Rusia perdona a Cuba su vieja deuda con la Unión Soviética
 


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2025 - Gabitos - Todos los derechos reservados