Correo electrónico:

Contraseña:

Registrarse ahora!

¿Has olvidado tu contraseña?

Cuba Eterna
 
Novedades
  Únete ahora
  Panel de mensajes 
  Galería de imágenes 
 Archivos y documentos 
 Encuestas y Test 
  Lista de Participantes
 BANDERA DE CUBA 
 MALECÓN Habanero 
 *BANDERA GAY 
 EL ORIGEN DEL ORGULLO GAY 
 ALAN TURING 
 HARVEY MILK 
 JUSTIN FASHANU FUTBOLISTA GAY 
 MATTHEW SHEPARD MÁRTIR GAY 
 OSCAR WILDE 
 REINALDO ARENAS 
 ORGULLO GAY 
 GAYS EN CUBA 
 LA UMAP EN CUBA 
 CUBA CURIOSIDADES 
 DESI ARNAZ 
 ANA DE ARMAS 
 ROSITA FORNÉS 
 HISTORIA-SALSA 
 CELIA CRUZ 
 GLORIA ESTEFAN 
 WILLY CHIRINO 
 LEONORA REGA 
 MORAIMA SECADA 
 MARTA STRADA 
 ELENA BURKE 
 LA LUPE 
 RECORDANDO LA LUPE 
 OLGA GUILLOT 
 FOTOS LA GUILLOT 
 REINAS DE CUBA 
 GEORGIA GÁLVEZ 
 LUISA MARIA GÜELL 
 RAQUEL OLMEDO 
 MEME SOLÍS 
 MEME EN MIAMI 
 FARAH MARIA 
 ERNESTO LECUONA 
 BOLA DE NIEVE 
 RITA MONTANER 
 BENNY MORÉ 
 MAGGIE CARLÉS 
 Generación sacrificada 
 José Lezama Lima y Virgilio Piñera 
 Caballero de Paris 
 SABIA USTED? 
 NUEVA YORK 
 ROCÍO JURADO 
 ELTON JOHN 
 STEVE GRAND 
 SUSY LEMAN 
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
 
 
  Herramientas
 
General: ¿SOMOS SUMISOS LOS CUBANOS?
Elegir otro panel de mensajes
Tema anterior  Tema siguiente
Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 11/08/2014 18:23
                          ¿Somos sumisos los cubanos?                    
lhumb4.jpg (800×508)
Después de más de medio siglo, el poder de la elite en Cuba no es considerado legítimo.
Sin embargo, todavía es ampliamente percibido como inevitable.
 
             POR JUAN ANTONIO BLANCO | Miami |Página de Inicio
Hiriente pero legítima, es una pregunta que a menudo formulan a los cubanos muchas personas desconcertadas por la ausencia en la Isla de rebeliones masivas similares a las que están acostumbradas en sus países. No creo adecuado el modo en que presentan la pregunta que va en el título. Pero el fomento deliberado de la sumisión ciudadana es un tema que pudiera ser útil si se explorara con mayor rigor. 
  
Si los que detentan el poder prefieren ejercerlo sin recurrir a la violencia tienen dos caminos: o bien persuaden a los demás de que su poder es legítimo y los sacrificios que sus políticas demandan resultan necesarios al bien común, o bien los convencen de que el statu quo al que están sometidos es inevitable.
  
Para esto último, sin duda son elementos esenciales la presencia de un aparato represivo y la creencia generalizada de que, llegado el momento, sería empleado sin misericordia. Pero aún más lo es la capacidad de desacreditar las alternativas y a sus promotores en la percepción ciudadana. Desde el poder se procura generalizar la percepción de una realidad sin opciones alternativas, por lo que la indignación ciudadana debe ser sustituida por la resignación.
 
Dicho de otro modo: cuando los que detentan el poder no pueden convencer a los ciudadanos de su bondad y de la sabiduría de sus decisiones, deben persuadirlos de que toda resistencia es inútil y solo los conduciría a una situación peor.
 
Si el poder no puede presentarse como legítimo al menos debe ser percibido como inevitable. Antes que hacer uso de fusiles y porrazos, el control de la conducta ciudadana se da en el terreno de las percepciones.
 
El poder de la elite en Cuba, a más de medio siglo de su ascenso, ya no es considerado legítimo por su origen, instituciones, resultados, ni tampoco por sus nuevas promesas. Sin embargo, es todavía ampliamente percibido como inevitable. ¿Por qué?
 
Es sabido que la gente se rebela al coincidir tres circunstancias: si consideran injusta su situación, creen (acertadamente o no) que hay una salida viable a ella —por percibirla factible y de un costo asimilable— y, por último, surge una chispa que los motive a abandonar su actitud pasiva y pasar a la acción. Cuando solo se dan la primera y última circunstancia la rebelión no pasa de motín temporal.
 
Los indignados cubanos que protestaron en el Malecón en agosto de 1994 se consideraban injustamente tratados; una chispa imprevista los había impelido a la protesta callejera. Pero la solución inmediata y de menor costo la veían lanzándose al mar. Otros pueden tratar de encontrarla hoy, no en la resistencia y rebelión, sino aprovechando la flexibilización para migrar o aventurándose al trabajo por cuenta propia.
 
Exilio o insilio hacia el sector cuentapropista, son respuestas adaptativas al statu quo basadas en el falso supuesto de que la elite del poder es un mal inevitable o, cuando menos, uno del cual el país demorará en salir ("Esto nadie lo puede arreglar pero tampoco nadie lo puede tumbar". "Tengo que ver el modo de 'resolver' y 'escapar' adaptándome a esta situación".)  Nadie puede reprochar esa conducta en ausencia de otras alternativas convincentes.
 
Por la misma razón tampoco es cuestionable la postura de quienes —para seguir ayudando a sus familiares— pagan, sin realizar protesta pública alguna, costos extremos por llamadas telefónicas, envío de paquetes, pasajes, y otros trámites. Ellos de algún modo comparten el mito de la inevitabilidad del statu quo y el síndrome de indefensión ante sus desmanes.
 
¿Cómo hacer hoy que el coraje que despliegan los activistas del cambio resulte más eficaz? Esas fuerzas y el exilio —en consulta con actores internacionales capaces de movilizar recursos para el desarrollo futuro del país— podrían elaborar una propuesta que explique cómo un régimen democrático responderá a las necesidades y demandas perentorias de la población y de dónde saldrán esos recursos. Oponerse al mito de la inevitabilidad del régimen supone denunciar y protestar, pero también levantar propuestas de cambio consensuadas y creíbles. Propuestas que conlleven amplias movilizaciones y presiones —en Cuba y la diáspora— contra el actual estado de cosas.
 
Otra Cuba mejor es posible… pero primero la gente tiene que creerlo para que suceda.



 
Página de Inicio


Primer  Anterior  Sin respuesta  Siguiente   Último  

 
©2024 - Gabitos - Todos los derechos reservados