El músico cubano Descemer Bueno y su mala memoria
Si Descemer y su familia no pudieron tomar jugos, no fue por culpa
del 'bloqueo', si no porque no tenían parientes en el interior o eran demasiado pobres
Por TANIA QUINTERO /
En una entrevista en el canal Russia Today, Descemer Bueno evidenció que lo suyo no es la política, si no la música.
Siempre pensé que Descemer había nacido en una provincia oriental. Pero no, nació en La Habana, en 1971. Para tener sólo 43 años, tiene mala memoria.
Si hubiera sido oriental, en su niñez hubiera podido tomar jugos naturales de frutas. A pesar que la Brigada Invasora Che Guevara acabó con la quinta y con los mangos, todavía en los años setenta era posible encontrar árboles frutales en los campos cubanos.
Al nacer en La Habana, era un poco más complicado comer frutas y tomar jugos. A no ser que uno tuviera parientes en el interior y a cada rato viajaran a la capital y junto con raspadura, queso blanco, plátanos machos y limones criollos, te trajeran guanábana, chirimoya, piña, guayaba o tamarindo.
Pero cuando Descemerito tenía 10 años, en 1981, en las bodegas habaneras aún se podía comprar, por la libre, compotas de ciruela, de manzana y de manzana con jalea de leche, fabricadas en la Unión Soviética. Muchos preferían echarle agua, azúcar y hielo y tomársela como jugo.
Si mal no recuerdo, el pomo costaba 0,50 centavos y como era de cristal y boca ancha, a falta de tacitas, la gente los cogía para tomar café, en sus casas o en sus trabajos. Las compotas eran buenas, lo que no era tan bueno era abrir el pomo. Traía una tapa de tal manera incrustada al cristal que se necesitaba un mínimo técnico para abrirlo sin romperlo. Algo típico de los 'bolos', quienes suelen tener la virtud de hacer difícil lo que es fácil.
En los Mercados Paralelos, abiertos a principios de los ochenta en todos los barrios capitalinos (el más grande y surtido era el de la antigua tienda Sears, en la calle Reina), podías adquirir, por la libre, todas las botellas que quisieras de jugo de manzana, pera, melocotón o albaricoque. Eran búlgaros, muy ricos, y cada botella costaba un peso y pico.
Los verdaderos responsables
El "período especial en tiempos de paz", en 1990, cogió a Descemer con 19 años. Espero que no haya olvidado que aquello fue de anjá: no había ni dónde amarrar la chiva.
Tal vez él no sepa que la culpa del "período especial" Fidel Castro no se la echó al 'bloqueo', si no al 'desmerengamiento' de la URSS. Recuerdo que en un video dijo: "Era como si todos los días desde tu ventana vieras salir el sol (o sea, la llegada al puerto de La Habana de barcos soviéticos cargados de petróleo y trigo) y de pronto, un día, el sol dejara de salir".
El embargo es culpable de algunas cosas, pero no de todas. El mayor culpable de que los cubanos lleven 55 años sin poder alimentarse como Dios manda, comiendo cada día cinco piezas de frutas u hortalizas frescas, como manda la OMS, por ser la principal fuente de vitaminas y minerales, es de Fidel Castro.
Si el barbudo no hubiera destrozado la economía, la agricultura, la ganadería y la industria pesquera como la destrozó, otro gallo cantaría. Porque el embargo sólo prohibe el comercio con Estados Unidos, pero no con el resto del mundo.
De haber tenido Cuba una economía fuerte -y hubiera sido exportadora de café, productos agrícolas, textiles y calzado, como antes de 1959-, Castro hubiera podido comprar las materias primas y los equipos en Canadá u otros países. Como hizo con los autos Alfa y los tractores Piccolinos, que los importó de Italia, junto con la costumbre de comer pizzas y espaguettis, en detrimento de los platos tradicionales.
Así que si Descemer y su familia no pudieron tomar jugos en los setenta y los ochenta, no fue por culpa del 'bloqueo'. Si no porque no tenían parientes en el interior o eran demasiado pobres y no podían comprar compotas rusas o jugos búlgaros.
Probablemente Descemer desconozca que pese al embargo, la mayor parte de la leche en polvo, arroz y pollo que hoy se consume en la isla procede de Estados Unidos. Hace tiempo, los 'malos' de los americanos autorizaron esas ventas, lo único que el régimen tiene que pagarlas al contado.
Si un músico cubano no domina temas políticos y económicos, nacionales e internacionales, mejor se dedica a cantar, tocar o componer. Y si concede una entrevista donde le van a preguntar sobre asuntos no relacionados con su profesión, entonces que se informe bien. Para que no haga el ridículo.