A la Virgen de la Caridad del Cobre El 8 de septiembre, para los cubanos, es el Día Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre
Patrona de la isla de Cuba y, como tal, madre espiritual de todos los cubanos
A la Virgen de la Caridad del Cobre
Por Ángel Cuadra / Periodista cubano / En la historia de ciertos pueblos hay símbolos religiosos que forman parte de la vida misma de esas sociedades, en el fondo impreciso en donde el misterio y la realidad se confunden, pero que, de hecho, trascienden a los acontecimientos y etapas de la vida nacional.
El 8 de septiembre, para los cubanos, es el Día Nacional de la Virgen de la Caridad del Cobre, Patrona de la isla de Cuba y, como tal, madre espiritual de todos los cubanos.
El relato legendario es bien conocido. Data del año 1612, cuando tres hombres humildes, en una endeble embarcación, y al cabo de una tormenta, en la amplia bahía de Nipe en la región oriental de la isla, en la villa del Cobre, encontraron una pequeña estatuita de la Virgen flotando en el agua, milagro de protección en la riesgosa travesía de aquellos tres navegantes. Mucho se ha investigado sobre ese acontecimiento, y nada ha podido desmentir la veracidad del mismo, y su aparición que “no tiene antecedente –como expone el profesor Salvador Larrua- en ninguna representación europea de la Madre de Dios… por lo que la Virgen de la Caridad del Cobre es autóctona y típicamente cubana”.
El afirmar que ella es un símbolo nacional, podemos basarlo en que su aparición y la devoción colectiva que desde entonces tuvo, es un hecho anterior a todos los que después surgieron de los criollos como precursores de la nacionalidad cubana. La Virgen fue un gran apoyo espiritual de los patriotas cubanos al iniciar la Guerra de Independencia en 1868.
Al acabarse la dominación colonial española e iniciarse la República de Cuba libre a comienzos del siglo XX, todo cambió en el país; y acaso lo único que no cambió fue la simbología religiosa de la Virgen de la Caridad, porque es anterior, y de superior entidad, en la nacionalidad cubana.
Como encajada en la mitología religiosa popular, en el proceso del sincretismo, los “dioses” que llevaron a la Isla los esclavos traídos desde África, estos asociaron a Ochún con la Virgen de la Caridad.
Más allá de los sucesos políticos y sociales, sobrevivió el milagro presente de la Virgen. El ateísmo oficial y represivo de la dictadura castrocomunista no logró apagar del todo –aún bajo el terror- la reprimida devoción, en voz baja, a la Virgen. Y de sus rescoldos, como esperanza, desahogo o consuelo, está resurgiendo la presencia trascendente de la Virgen de la Caridad del Cobre, que el Gobierno ha tenido (a conveniencia o retoño inapresable) que permitir en sus relaciones con la Iglesia.
Hasta en ese proceso político materialista que sufrimos desde 1959, hasta en alguna que otra figura de alta relación con el Gobierno o formada bajo el mismo, -aunque debía disimularlo- en fondo secreto de su ser interior han sentido la atracción de la Virgen. Al respecto repaso esta anécdota: el que tenía que ser un oficial altamente calificado en la Fuerza Aérea Revolucionaria, cuyo nombre creo recordar era Tamayo, fue seleccionado para participar en un proyecto espacial de la entonces Unión Soviética; primer cubano, acaso el único, que estuvo en la tripulación de un cohete o nave de esa naturaleza.
Al regreso de aquella misión al cosmos, fue recibido en Cuba como héroe nacional, y galardonado con la Medalla de mérito correspondiente.
En mi visita al santuario del Cobre, un amigo me llevó junto al altar y me señaló, entre las ofrendas que los feligreses o los visitantes hacen y allí dejan en agradecimiento al favor de la Patrona de Cuba, estaba la Medalla de mérito del cosmonauta cubano, ofrendada a la Virgen de la Caridad del Cobre, cuyo arraigo espiritual trasciende más allá de las etapas y convulsiones históricas de la nacionalidad cubana.