Entraron de la mano en el salón donde se celebran las bodas en el Ayuntamiento de Bruselas, pero no eran una pareja como las demás. Lady Gaga y Tony Bennett presentaron ayer oficialmente en la capital belga un álbum especial, «Check To Check», en el que se han asociado la diva de la estética postmoderna y provocadora con uno de los clásicos más clásicos de la música. «Un auténtico caballero», como lo llamó ella en la brevísima presentación ante los periodistas en la que no se admitieron preguntas ni flashes, ambas cosas igual de potencialmente letales para la imagen de los artistas.
De azul nuclear de la cabeza a los pies y las piernas asomadas a una abertura de vértigo sobre una cola totalmente fuera de lugar, Lady Gaga parecía más vieja que el propio Bennett que a sus 87 años ayer fue capaz de encadenar dos espectáculos, uno en solitario en el Circo Real de Bruselas y otro a dúo en la Gran Plaza, y aún se acordaba con humor de sus buenos tiempos en Las Vegas cuando tenía hasta siete actuaciones en un día. Con su pañuelo rojo en el bolsillo de la chaqueta como única concesión, a Bennett no le hace falta más que su voz para afirmarse como uno de los grandes. Uno y otra dedicaron la rueda de prensa a cubrirse mutuamente de elogios.
El concierto era en realidad un producto de marketing de una empresa belga que ha mezclado la presentación del disco con una maniobra publicitaria de una compañía de teléfonos, que a su vez ha regalado las 5000 entradas a sus clientes. El disco es un experimento igualmente original, que se ha grabado en Nueva York y que, como recordó el propio Bennett, ya era número uno en muchos países antes de haber sido presentado oficialmente. En un aire de jazz, los dos artistas se asocian en un terreno que es el natural del cantante y que proporciona a la diva un espacio para exhibir todo lo que aprendió cuando estudió de pequeña música clásica y canto, algo más alejada de sus extravagancias y excentricidades que la han hecho famosa.
La base musical la forma el cuarteto de Bennett, Mike Renzi, Gray Sargent, Harold Jones y Marshall Wood además del pianista Tom Lanier, a los que se ha sumado el trompetista Brian Newman, uno de los colaboradores clave de Lady Gaga.
Para los belgas, como para cualquier país del mundo donde vaya, la presencia de Lady Gaga en la ciudad ha sacado de sus escondites a cientos de fans. Desde que llegó el domingo se agolpaban en las proximidades del hotel donde se aloja, esperando verla asomarse a la ventana, cosa que acabó haciendo, cubierta con la peluca negra con la que aparece en la portada del disco.
El concierto fue diferente, porque no todos sus fans tuvieron acceso a las entradas, de modo que el imponente espacio de la Gran Plaza estaba más lleno de admiradores ocasionales de la estrella que de incondicionales de la que ha hecho célebre la estética del filete de solomillo.
¿Pero qué pasa cuando una leyenda del jazz une su talento con una diva del pop?
Precisamente a ese interrogante responden Tony Bennett y Lady Gaga con su nuevo álbum, 'Cheek to Cheek' (que sale a la venta hoy 23 de septiembre), en el que interpretan 15 clásicos del jazz estadounidense recorriendo composiciones que van desde Irving Berlin y George Gershwin hasta Jerome Kern, y lo hacen en 11 dúos y dos canciones que cada cantante presenta como solista.
La pareja no podría ser más dispar. Gaga tiene 28 años; Bennett ya se acerca a los 90, con lo que bien podría ser su abuelo. Gaga saltó a la fama con un estilo musical discotequero y, sobre todo, por un vestuario estridente; Bennett, en cambio, es un asentado cantante de jazz ya desde hace décadas. Sin embargo comenzaron a sintonizar ya hace tiempo. En el disco "Dúos II" (2011), de Bennett, se escucha a los dos neoyorquinos cantando juntos "The Lady is a Tramp". Además, cuando se la ve a Gaga junto a Bennett parece cambiada, hasta podría decirse normal.
La cantante dijo estar muy contenta con el trabajo con el legendario jazzista, y también con el cambio de género musical: "Durante un tiempo no quise seguir con la música porque estaba muy confundida y agotada. Ahora me siento liberada, como si me hubiesen liberado de la jaula. Creo que cantar así va mucho más con mi naturaleza", dijo al "New York Times".
La joven incluso comentó haberse tatuado en el brazo el verdadero nombre de su compañero de dúos, "Benedetto".
Lady Gaga comentó que, pese a que el jazz no le resultaba un terreno totalmente desconocido, los nervios se hicieron sentir antes de grabar con Bennett. "Esperaba que viera en mí a una auténtica cantante de jazz y que se diera cuenta de que he aprendido". Pasados los miedos, el trabajo con el cantante fue una gran experiencia, cuenta la diva. "Tony me alentó a dejar salir la tristeza, a expresarla a través de la voz. Pasé un tiempo emocionalmente duro, él me ayudó", aseguró
Bennett tan sólo tiene elogios para su joven compañera. "El jazz es una forma artística fantástica para ser espontáneo y vivir el momento. Y justamente así es como canta (Gaga)", comentó.
La música de 'Cheek to Cheek' invita moverse y bailar. Las letras hablan sobre todo de amor, celos, fracasos sentimentales o esa efervescencia de los inicios de una relación. Además, incluye piezas como "Anything Goes" o "They all Laughed", que hablan de tener confianza y creer en sí mismo.
Bennett espera que la grabación ayude a que el jazz sea algo más popular entre la gente joven, cita el periódico estadounidense. "Esperamos que sus fans (de Lady Gaga) escuchen finalmente nuestro jazz, los mejores clásicos de Estados Unidos".