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General: Habla el hombre que sacó al pelotero Yasiel Puig de Cuba.
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: administrador2  (Mensaje original) Enviado: 03/10/2014 15:59
Habla el hombre que sacó al pelotero Yasiel Puig de Cuba
puig1.jpg (960×581)
Rafael Eladio Jorge Guerra (der), habla con el Nuevo Herald sobre su papel
para sacar de Cuba al pelotero Yasiel Puig. Lo acompaña el abogado Avelino González.
Bajo el signo del miedo
 
 
       JORGE EBRO  El Nuevo Herald
Eladio Rafael Jorge Guerra habrá de maldecir siempre el momento en que volvió a divisar la costa cubana. Conocido por todos como “Chino”, su vida cambió por completo desde el momento en que vio esa porción de playa donde cuatro personas caminaban rumbo a la embarcación en que se encontraba: una de ellas era Yasiel Puig.

Chino asegura que nunca estuvo involucrado en el plan de sacar al actual pelotero de los Dodgers de la isla esa noche de abril del 2012 y que su presencia en esta saga sórdida e increíble es -algo que recalca- obra y gracia de la casualidad.

Los Dodgers, que se encuentran inmersos en los playoffs de las Mayores, siempre han declinado hacer comentarios sobre el tema.

“Yo iba con Tomasito a ver a un abogado en Islas Caimán, pues allí me tenían retenido un bote por unos problemas de papeles, cuando en medio de la travesía desde Isla Mujeres se recibe una llamada y veo que cambian el rumbo”, expresa Jorge Guerra, de 40 años. “Cuando Leo dijo que íbamos para Cuba a buscar a Yasiel Puig, el miedo me paralizó”.

Para entender ese miedo habría que remontarse al 13 de junio del 2001, cuando Chino y su amigo de toda la vida, Tomás Vales Valdivia, Tomasito, ambos de Esmeralda, Camagüey, escaparon de la isla en una lancha robada a los órganos de la Seguridad del Estado y llegaron a West Palm Beach.

De haber sido capturado en esa incursión por la costa sur de Matanzas, nada ni nadie habría salvado a Jorge Guerra de, por lo menos, 20 años de prisión, pero una vez que el jefe de la embarcación, Yandris León Placia, Leo, anunció que iban en busca de Puig, no le quedó otro remedio que sumarse a la empresa.

Desde ese momento, asegura, su vida ha estado en peligro y bajo constantes amenazas de un grupo de asociados de Puig en Miami, que decidieron “darle la mala y no pagarles un centavo” a quienes ejecutaron la fuga de la estrella de Los Angeles.

 Bajo el signo del miedo 

Debido a eso, Chino decidió convertirse en uno de los testigos principales en la demanda presentada por el abogado Avelino González bajo el amparo de la Ley de Protección a las Víctimas de la Tortura, que respalda a ciudadanos y residentes estadounidenses que hayan sufrido vejámenes de cualquier tipo en terceros países.

Propuesta a nombre de Miguel Angel Corbacho Daudinot, quien cumple siete años en una cárcel cubana debido a una declaración oficial de Puig en un juzgado de la isla por un supuesto caso de tráfico humano, la demanda busca $12 millones en compensación por daños y perjuicios.

De recibir luz verde la demanda, Puig podría ir a juicio en una corte de Miami-Dade en noviembre del 2015.

“Sin quererlo, me vi envuelto en todo el proceso, desde el momento en que le doy la mano a Puig para ayudarlo a subir al bote, hasta la última vez que hablé con él durante los entrenamientos de primavera en Phoenix, Arizona”, apunta Jorge Guerra. “Desde ese pánico inicial en las aguas cubanas hasta este día, he vivido bajo el signo del miedo. Por eso vine a buscar protección con el abogado”.

De acuerdo con su relato, el grupo -integrado por los acompañantes de Puig, entre ellos el boxeador Yunior Despaigne, más un primo de Tomasito, Ricardo Vales Valdivia y un mecánico húngaro al que recuerda como Atila- estuvo dos días en altamar y quedó a la deriva cuando se les acabó el combustible.

Afortunadamente se encontraban a 100 millas de la costa mexicana y una llamada a una embarcación de “amigos” les resolvió el problema para que pudieran llegar a Isla Mujeres sanos y salvos.

 Una fiesta constante 

“De esos tiempos en México recuerdo que todo era una fiesta constante, mucha bebida, muchas mujeres y Puig se divertía con nosotros como uno más”, asegura Jorge Guerra. “Yo me llevaba bien con él. Durante los días en el mar hicimos mucha amistad, él se ponía mis calzoncillos, usaba mi cepillo de dientes. Me decía que nunca se iba a olvidar de mí, que me iba a hacer un regalo, a comprar un carrito, aunque yo no le pedí nada nunca”.

Es en Isla Mujeres donde Chino también conoce a algunos del grupo de Miami, entre otros a Gilberto Suárez, quien espera por un juicio bajo un cargo de conspiración para inducir o ayudar a extranjeros a entrar ilegalmente a Estados Unidos, y a Raúl Pacheco, supuestamente el cerebro de toda la operación.

De acuerdo con su testimonio, Chino, quien pasaba largas temporadas en el balneario mexicano y vivía del “invento y la compra y venta de piezas”, observó algunas de las negociaciones sobre cuánto pagaría Puig -quien a la postre firmaría un pacto de $42 millones con los Dodgers- a todos los implicados y quién pagaría más por el pelotero, si la gente de Miami o un dominicano grueso que se había aparecido a última hora bajo el nombre de Rudy, ofertando $500,000.

Como si fuera poco, asegura que estuvo justo en el momento en que el abogado Jaime Torres, un conocido agente de peloteros cubanos, firmó en un lugar de Cancún conocido como Playa Linda, encima de una embarcación, el contrato para representar al jugador ante las Grandes Ligas.

“Eran días en que todo parecía marchar bien, seguían las fiestas y Tomasito y Leo solo esperaban el pago del dinero, ya sea de la gente de Miami o de Rudy”, apunta Chino. “Pero una mañana de junio ese mismo Rudy nos dijo que Puig se había marchado al Distrito Federal para juntarse con Torres. No lo podíamos creer”.

 Cosido a balazos 

Cuando, según Chino, comenzaron las amenazas, primero de voces desconocidas y luego de los propios Suárez y Pacheco, decidió dejar México y regresar a Estados Unidos, a pesar de algunos encontronazos con la justicia de este país.

Y al enterarse de que Leo -quien sí había ido a Cuba en otras operaciones de contrabando humano- había aparecido con el cuerpo cosido a balazos en Cancún, otra corriente de pánico lo paralizó, al punto que no se atreve a mencionar a posibles autores del crimen y hace todo por evitar esa parte de la historia.

En entrevista reciente con el Nuevo Herald, Despaigne reveló haber sido interpelado a punta de pistola por un enviado de “Tomasito” para que hablara con Puig en busca de algún pago, lo cual motivó que también buscara el consejo del abogado González y protección de agencias federales.

La última vez que Chino se reunió con Puig fue en la primavera del 2013, cuando a instancias de Tomasito, actualmente preso en México por el robo de unas motos acuáticas, acompañó a Phoenix a un individuo al que solo conoció bajo el nombre de Andy para pedirle a Puig que pagara lo acordado a los que le sacaron de Cuba.

“Lo vi en un mall con una chica y nos saludamos como si nada hubiera pasado, pero me dijo que hablaríamos cuando terminara de ver una película, algo que no pudo suceder, porque si lo esperaba iba a perder el avión de regreso a Miami”, afirma Jorge Guerra. “No quería pedirle nada, en mi caso, solo que se acordara del regalito que me había prometido. No lo he vuelto a ver más”.

Esa visita, según él, preocupó más al grupo de Miami y se redoblaron las amenazas de muerte, hasta que se produjo un intento de pago a los lancheros hace cinco meses en un restaurante, en el cual Pacheco y Omar, el padre de Puig, se habrían presentado con un sobre con $80,000. Posteriormente, el padre del pelotero le juraría que fueron $250,000 enviados por el jardinero del equipo angelino para aplacar los ánimos.

En esa reunión Chino contempló caras que nunca antes había visto, del dinero no vio ni un centavo, porque lo intimidaron al punto de arrinconarlo y hasta el día de hoy considera que los hombres empleados por Tomasito le dieron la espalda al lanchero y jamás le pagaron.

“Esta es una historia de traiciones y más traiciones, de promesas rotas por parte de todos y especialmente de Puig”, dice Jorge Guerra, quien tras haber recibido amenazas hace tres meses decidió buscar al abogado e irse de Miami hacia un lugar que prefiere no revelar. “No he querido tomar la justicia por mi mano y solo espero que alcance a quienes la merecen. Lenta, pero que llegue”.
 



 Fuente * El Nuevo Herald


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