ROBERT VALLS | Buenos Aires | ABC
Una persona sale de su casa para el trabajo y al llegar a la parada de autobús descubre que la han colocado dos cuadras más lejos. En el edificio en el que está su oficina se entera de que los elevadores solo paran cada cuatro pisos. Más tarde, al ir de compras, se encuentra con que el centro comercial desconectó todas las escaleras eléctricas.
Probablemente la persona se irrite por tener que hacer con sus dos pies lo que antes hacía sobre una máquina, además de que estos nuevos arreglos significan que debe dedicar más tiempo a trasladarse, llegar a su lugar de trabajo, o ir de compras. Estos cambios, sin embargo, podrían estarle salvando la vida.
El sedentarismo mata a unas 5.3 millones de personas al año, según la OMS, y con el aumento y envejecimiento de la población, cada vez estará más presente, especialmente en las regiones de ingresos bajos y medios. En el caso de Latinoamérica se estima que provoca 1 de cada 10 muertes.
Aunque en los últimos días el panorama informativo internacional ha estado dominado por los brotes de ébola y chikungunya en distintos países, cada vez más gente en el mundo cultiva un estilo de vida que representa una seria amenaza para la salud pública.
Y es que los estilos de vida con poca o nula actividad física son el principal causante del sobrepeso y la obesidad, así como uno de los mayores factores de riesgo de diabetes, enfermedades cardiovasculares y artrosis y cáncer de colon y mama. Todas ellas, combinadas, representan el 63% de las muertes anuales. En Latinoamérica, la inactividad física es uno de los factores de riesgo más preponderantes para las enfermedades crónicas no transmisibles.
Más consultas, más enfermedades
Aparte de repercutir directamente en la calidad de vida de los ciudadanos, el sedentarismo supone un fuerte desgaste de los sistemas de salud de la región, ya que implica un aumento poco deseable de consultas médicas y de poblaciones con más riesgo de padecer enfermedades no transmisibles.
ROBERT VALLS (BANCO MUNDIAL)
Según los expertos, la inactividad física generalizada en nuestras sociedades tiene su origen en la urbanización y en la implementación masiva de avances tecnológicos. Desde ver la televisión en el sofá o desempeñar empleos sin componente físico, las sociedades modernas han desarrollado hábitos poco saludables cuyas consecuencias son cada vez más preocupantes.
Un simple ejemplo ayudará a comprender mejor la magnitud de la situación: la acción de barrer el piso de una casa, por ejemplo, equivale a caminar unas 30 cuadras. Con la aparición de las aspiradoras inteligentes, desaparece el ejercicio. Al uso de la tecnología cabe sumarle los desplazamientos motorizados, que reemplazaron a las tradicionales y más sanas caminatas.
“El espacio público condiciona el estilo de vida de los ciudadanos”, explica Luís Pérez, especialista en salud del Banco Mundial. “Las ciudades tienen un papel importante en impulsar el ejercicio físico: pueden crear sendas y aceras amplias o fomentar el uso de espacios públicos como parques. Sin embargo, todas estas iniciativas están supeditadas a que los espacios que se creen sean seguros y estén bien iluminados”, afirma Pérez.
Comodidad vs salud
Pero realizar ejercicio, al fin y al cabo, es una elección personal. Y en muchas ocasiones los ciudadanos prefieren vivir al lado de estaciones de transporte público que caminar unos minutos, en un ejemplo de cómo la comodidad de los avances modernos y la tendencia a no perder tiempo están afectando directamente en la salud de los propios habitantes. Ante esta coyuntura, son las autoridades quienes deben actuar para ayudar a que la vida en las ciudades sea un tanto más física.
Según Pérez, existen medidas simples que podrían ayudar a paliar los efectos del sedentarismo y a crear sociedades más sanas. Por ejemplo, poner paradas de autobús cada cuatro cuadras en lugar de a cada dos ayudaría a que se caminara más y se cumpliera así el mínimo de ejercicio físico semanal, estimado en tres días por semana, media hora cada día. En este sentido, también se contempla crear ejes de transporte público alejados (dos o tres cuadras) de los núcleos comerciales de las ciudades.
Otra de las medidas prácticas que podrían causar un efecto positivo es restringir el uso del ascensor o reducir el número de escaleras mecánicas en los grandes centros comerciales. En definitiva, se trata de medidas públicas que incorporen el ejercicio al día a día de los ciudadanos.
Cómo evitar los males del sedentarismo
Paralelamente, en lo que a la esfera privada se refiere, los expertos recomiendan una serie de medidas para evitar convertirse en un ser sedentario y dejar de estar tan expuesto a las enfermedades asociadas. Entre ellas, destacan el realizar al menos 30 minutos de ejercicio, ya sea caminar enérgicamente, subir y bajar escaleras, bailar, andar en bicicleta, nadar, caminar en lugar de utilizar auto, realizar tareas domésticas y de jardinería, lavar el auto, practicar deportes. De hecho, según la OIT, las personas que realizan poca actividad física corren un riesgo entre 20% y 30% mayor de morir por cualquier causa.
Esta actividad, recomiendan los expertos, debe realizarse de forma gradual, dos o tres veces por semana, y debe incrementarse a medida que pasa el tiempo.
¿Cuánto engorda la comida que «picas» a diario?
Desde la mitad de una salchicha, hasta una cucharadita más de azúcar en el café. Estos «pequeños caprichos» pueden llegar a sumar 500 calorías
Desde una galleta que te ofrece un amigo en el trabajo, hasta media salchicha que sobra en la cena y nadie quiere comerse. En principio, estos pequeños bocados parecen no tener importancia a la hora de guardar la línea. Sin embargo, no es eso lo que afirman los expertos de la revista de nutrición «British Journal of Nutrition», los cuales han señalado en un artículo que esos «caprichitos» que nos damos a lo largo de la jornada pueden dar al traste con una dieta equilibrada.
De hecho, y tal y como explica la investigación, dichos bocados «sin importancia» pueden llegar a sumar la friolera de 500 calorías, un 25% más del total que necesitan las mujeres (las cuales han sido el objeto de este estudio) para alimentarse de forma correcta al día (unas 2.000). Por ello, «British Journal of Nutrition» ha elaborado una lista que señala pormenorizadamente cuanto engorda cada uno de estos alimentos que picamos entre horas y a las que no solemos dar importancia.
Desayuno
-Una cucharadita de mantequilla de cacahuete que te comes mientras esperas que el pan se tueste: 30 calorías
-Una cucharadita de crema de chocolate que ingieres mientras el pan sale del tostador: 17 calorías
-Medio vaso más de zumo de naranja que te bebes para terminar el tetrabrik: 27 calorías
Las sobras de los más pequeños
-Un nugget de pollo: 45 calorías
-Cuatro patatas fritas: 42 calorías
-Una varita de merluza: 50 calorías
-La mitad de una salchicha a la parrilla: 70 calorías
-Una cucharada de puré de patatas: 31 calorías
-La mitad de una rebanada de pan tostado con mermelada o mantequilla: 56 calorías
-Un trozo de un sándwich de jamón: 66 calorías
-Un cuarto de una rodaja de queso sobre una tostada: 62 calorías
-La mitad de un palito de pan: 12 calorías
En el trabajo
-Una galleta de chocolate antes de una reunión: 85 calorías
-Los restos de un sándwich de mayonesa y atún que compartes con alguien: 135 calorías
-Un trozo de tarta por el cumpleaños de un amigo: 287 calorías
-Una cucharada de azúcar en el café: 16 calorías
-Un vaso de vino blanco: 66 calorías
-Un bombón: 50 calorías
Mientras cocinas
-Una rebanada de pan: 30 calorías
-Una finísima rodaja de queso: 83 calorías
-Una cucharada de la carne asada que sobró de la cena: 45 calorías
-Dos cucharadas de salsa que te sobran tras cocinar: 54 calorías
Fuera de casa
-Un caramelo de menta: 20 calorías
-Un café «latte»: 172 calorías
-Un trago del refresco de tu pareja: 14 calorías
-Un mordisco del kebab de tu pareja: 33 calorías
-Seis patatas de una ración de un amigo: 143 calorías