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De: BuscandoLibertad  (Mensaje original) Enviado: 05/11/2014 15:47
Reguetón hecho en Cuba entra en la globalización
  
GZ1 (960×641)
El grupo de reguetón cubano Gente de Zona, con Alexander Delgado (izq.) y Randy Malcom, durante el
 concierto en el James L. Knight Center, en el downtown de Miami, el pasado sábado 1ro. de noviembre.


                      NORA GÁMEZ TORRES   El Nuevo Herald
Cuando Alexander Delgado comenzó su carrera musical como rapero en su barrio de Alamar, en las afueras de La Habana, no podía imaginar que su carrera artística lo llevaría a una nominación al Grammy.

El sábado, Alexander y el resto del grupo Gente de Zona—el cantante Randy Malcom, el productor musical y DJ Frank Palacios y su banda de músicos—presentaron su nuevo disco en el escenario del James L. Knight Center en Miami en un concierto que alcanzó su clímax con la aparición del cantante español Enrique Iglesias, quien interpretó junto a ellos y el músico cubano Descemer Bueno, el hit “Bailando”.

“Bailando” rompió el récord de semanas en lo más alto de la lista Billboard de canciones latinas más populares, al mantenerse 26 semanas en la cima. El tema les ganó a Iglesias, Gente de Zona y a su coautor, el también productor musical Bueno, cuatro nominaciones a los premios Grammy.

“Cuando veo a Enrique, todavía me emociono”, dijo Alexander en el escenario.

Gente de Zona, fundado en el 2000, ha aprovechado esta racha de éxito y sus integrantes han participado en galas de los premios Billboard, Belleza Latina y Juventud.

En Cuba, el reguetón provocó una ola de pánico moral por el contenido sexual de las letras, catalogadas por muchos críticos como vulgares. Las autoridades también han manifestado preocupación por la exaltación de “valores capitalistas” como el “consumismo” en las letras y elperformance de los artistas. Pero Gente de Zona ha sabido mantenerse al margen de los álgidos debates en torno al género y crearse una reputación como el grupo de reguetón más popular en la isla.

¿Música “made in Cuba”?
El éxito de Gente de Zona es un ejemplo elocuente de una lenta pero ahora tangible inserción de Cuba en el mercado global de la música. Y las razones no tienen que ver solo con la calidad musical de lo se produce en la isla.

Juan Formell, director de la popular agrupación Los Van Van, murió sin ver sus canciones convertidas en hits globales. En una entrevista publicada enLa Gaceta de Cuba en el 2009, Formell criticó las limitaciones impuestas por el embargo a la distribución de la música cubana y su promoción en medios internacionales.

Pero ahora la colaboración de los músicos cubanos con sus contrapartes en otros países les permite insertarse en otros mecanismos de distribución global a los cuales no tendrían usualmente acceso. El tema “Bailando” es un buen ejemplo del impacto de estos medios de promoción. Ya en agosto, la revista Billboard había reportado los niveles de trasmisión “inusuales” que había alcanzado el tema en la radio. Actualmente, en emisoras radiales de Miami la canción se transmite entre 3 y 5 veces al día.

El cambio más significativo, no obstante, se expresa en la propia etiqueta de “música cubana”. Y no solo porque se refiera a música hecha en Cuba o fuera de ella—nadie dudaría de la “cubanidad” de la música de Gloria Estefan, Willy Chirino o Celia Cruz— sino porque la música producida dentro de la isla se está volviendo mucho menos local, en la medida en que los artistas y productores musicales pueden viajar y están cada vez más pendientes de las corrientes en boga en los mercados extranjeros a los que acceden.

Viajes e intercambio cultural impactan la música cubana
Sin buscarlo, los cambios en las políticas de Cuba y Estados Unidos han favorecido no solo la internacionalización de la música hecha en la isla, sino también que la música cubana transite hacia estilos y sonoridades consideradas más globales.

La reforma de la ley de emigración a fines del 2012 y la política de estimular el intercambio cultural de la administración de Obama, han tenido como resultado que los músicos residentes en la isla vean a Estados Unidos como uno de sus mercados y, por lo tanto, se interesen en cuáles son los ritmos más populares no solo entre los cubanoamericanos, sino también entre una audiencia mucho mayor de jóvenes hispanos.

El cubano José García, más conocido como DJ “Chino”, llegó a Estados Unidos en 1997, y hace cuatro años trabaja con el músico cubanoamericano Armando Christian Pérez, mundialmente conocido por su nombre artístico, “Pitbull”. García produjo el tema “Yo quiero”, interpretado el sábado por Gente de Zona durante el concierto y que es una colaboración con el famoso rapero.

García alabó la calidad de la producción musical que viene de la isla, pero dice estar convenciendo a los productores “para que el reguetón cubano se abra más al mundo y dejen un poco lo que es muy local, muy cubano, porque al final, ellos tienen talento para tocarle a cualquier tipo de personas, no solo a los cubanos”.

García también advirtió que las letras, cargadas de “lenguaje callejero” podrían ser un impedimento para que otros latinos consuman la música hecha en Cuba, pues “ellos no la entienden”, dijo.

Fusión y crossover
Por su parte, el productor musical del grupo desde 2012, Frank Palacios Naranjo, admitió que si bien el reguetón hecho en la isla se nutre de la música cubana, “hay que abrir los mercados, pues los cubanos no son consumidores y necesitamos, para realizar un crossover, fusionar nuestra música con otros ritmos de América Latina y el Caribe, donde la población alcanza muchos millones de habitantes”.

El tema Bailando, “le ha abierto los oídos, más que los ojos, a muchos productores en Cuba, sobre el tipo de música que se está haciendo a escala global”, comentó.

En Cuba, con alrededor de 11 millones de habitantes, existe un mercado del disco muy débil, pues hay pocas agencias discográficas, la piratería está muy extendida y el acceso a la internet está restringido, por lo que tampoco se compra música online.

Palacios, graduado de música clásica del Instituto Cubano Superior de Arte y productor de siete canciones interpretadas en el concierto—entre ellas “Si tu fueras mía”, con la participación del cantante y actor cubanoamericano Jencarlos Canela—, explica que la sonoridad del reguetón cubano está evolucionando desde unos comienzos en los que al dem bow, base rítmica del género, se le adicionaba el empleo de “metales” y de piano para los “tumbaos”.

“Ahora usamos también el dancehall, los sonidos de merengue, de samba, y los sonidos que se usan aquí en los Estados Unidos, como el house y eltechno”, agregó.

Este crossover hacia otras audiencias latinas puede tomar tiempo y el público que acudió al James L. Kight Center, era todavía en su mayoría cubano. Pero incluso dentro de este grupo, las audiencias se están expandiendo, más allá de los recién llegados que seguían en Cuba a este género. Francis Pérez, es uno de ellos. Arribó a Estados Unidos hace cuatro años y el sábado acudió al concierto porque se confiesa un fan del grupo desde que vivía en la isla.

Pero otras personas interrogadas, dijeron haber escuchado por primera vez la música de Gente de Zona cuando estaban de visita en Cuba o gracias a una amistad que les trajo un disco. Mara Reyes, de 34 años, vino de Cuba cuando tenía un año y dice que nunca ha regresado.

“Tengo una amiga que vino de Cuba hace poco y ella me introdujo a Gente de Zona. Me gusta mucho Osmany García, que es otro reguetonero. El reguetón cubano es un poco diferente del que se hace aquí, por las letras, el sonido de la música, se puede bailar más”, opinó.

Desde el punto de vista económico, el panorama también está cambiando para quienes cultivan ese género.

Durante casi una década, pequeñas disqueras europeas y canadienses, principalmente, compraron el reguetón que se hizo en la isla por unos pocos de miles de dólares. Los directores de estos grupos, sin asesoría y conocimiento del mercado, firmaban contratos y vendían todo un disco por $1,000. Ese precio usualmente incluía también la explotación de los derechos de autor por un largo período. El resultado es que mucha música cubana, no solo reguetón, se vende en iTunes y otras tiendas online, sin que sus autores reciban un solo centavo.

Pero está situación ya se está revirtiendo y los músicos que están viajando más y conociendo “cómo funciona el mundo”, están intentado tomar el control de los frutos de su trabajo. Algunos han adquirido residencia o incluso ciudadanía en Estados Unidos u otros países, lo cual facilita la firma de contratos con compañías de Estados Unidos o multinacionales.

La simbiosis de estos músicos con el entorno local de la Florida es tal, que el sábado la aspirante demócrata a vicegobernadora de la Florida, Annette Tadeo, se presentó brevemente en el concierto a pedir al público que votara y prometer que, de ser electa, iba a apoyar la “reunificación familiar”, en un raro momento en que el reguetón y la política se mezclaron en un mismo escenario.



Publicado en El Nuevo Herald


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