Los republicanos amenazan con revocar las reformas de Obama
El presidente defiende sus logros en sanidad y sus planes sobre inmigración
Obama entre John Boehner y Mitch McConnelllos líderes republicanos del Congreso.
Marc Bassets / Washington / EL PAÍS
Obama y los líderes abordan esta etapa en un espíritu de consenso. Es el momento de los tanteos, de demostrar a los votantes que Washington cambiará. El presidente dice que quiere escuchar las propuestas de Boehner y McConnell; estos señalan la parte de sus propuestas que algunos demócratas podrían apoyar, como una simplificación del código impositivo.
Pero en las políticas de calado, aquellas que redefinen la sociedad norteamericana y que decidirán el lugar de Obama en los libros de historia, la distancia entre el presidente y el nuevo Congreso no se ha reducido.
En un artículo firmado a cuatro manos en The Wall Street Journal,Boehner y McConnell se comprometen a revocar el Obamacare, la palabra despectiva que describe la reforma sanitaria, aprobada en 2010. Según los líderes republicanos, la ley “daña el mercado laboral, además de la protección sanitaria de los americanos”.
La ley ha ampliado la cobertura sanitaria a millones de personas que carecían de seguro médico, pero ha topado con numerosos obstáculos: desde las dificultades técnicas para poner en marcha la página web para contratar las pólizas, a la desconfianza en una remodelación del sistema que, sin alterar el carácter privado de la sanidad en este país, refuerza el papel del Estado federal en su regulación.
Hasta ahora, los intentos de revocar la ley topaban con la mayoría demócrata en el Senado. A partir de enero, con el Senado también en manos de los republicanos controlarán ambas cámaras del Congreso e intentarán abolirla. Obama ha avisado de que, usando las prerrogativas presidenciales, vetará cualquier ley que revoque la reforma.
El segundo motivo de fricción es la reforma migratoria. Obama intentó aprobar una ley que abriese la puerta a la regulación de los más 10 millones de inmigrantes indocumentados —la mayoría, de origen latinoamericano—, pero los republicanos lo han impedido en la Cámara de Representantes. La alternativa es legislar por la vía del decreto, que no requiere la aprobación del Congreso pero es más limitada y frágil que la vía legislativa tradicional.
Obama prometió esta reforma antes del final del verano. La aplazó hasta después de las elecciones legislativas. Esta semana ha reiterado que la presentará en el próximo mes. Boehner y McConnell han dicho que si el presidente actúa por su cuenta en el asunto de la inmigración, lo considerarán una declaración de guerra. Si la reforma sanitaria fue el principal logro del presidente en su primer mandato, la inmigración debía serlo en el segundo, que empezó en 2013. Los próximos dos años servirán para preparar la campaña para las próximas presidenciales, pero también serán los de la pugna por preservar o desmontar el legado de Barack Obama.