Crónica de un viaje o la pesadilla de viajar en Cuba
El problema del transporte en Cuba afecta en grande a la población.
Bernardo Rogelio Arévalo Padrón
A todos nos agrada alguna vez que otra vez visitar amistades y familiares. Las particularidades y características de quienes nacimos en la isla hace que nos distingamos por fomentar y fortalecer los lazos que nos unen, pero para el cubano de a pie, es decir, para la gran mayoría que no cuenta con autos propios, porque comprarlo en estos tiempos que corren, es como soñar con Alicia en el País de las Maravillas, se hace inevitable afrontar las peripecias y amarguras que genera viajar en un ómnibus estatal.
Los modelos de fabricación atentan contra el confort del viajero. El trayecto desde nuestro pueblo, Aguada de Pasajeros, para la ciudad de Matanzas, debería ser por la Carretera del Circuito Sur, pero el puente que divide ambas provincias está tan deteriorado que los ómnibus modifican su trayectoria y ante esta dificultad, es necesario recorrer varios kilómetros de más por la Autopista Nacional hasta un desvío que enlaza con la provincia de Matanzas, por el poblado de Amarrillas.
El puente al igual que la carretera necesitan de una reparación capital, que aún no está en plan. Como consecuencia se acentúan las incomodidades sufridas por los viajeros al transitar por vías en mal estado. Está prevista una parada oficial, de diez minutos, en la Terminal ASTRO de la ciudad de Colón, para que los tripulantes accedan al servicio sanitario y gastronómico, en caso que así lo deseen.
Cada día que pasa nuestro pueblo vive con dolor el acentuado perjuicio que sufren las instalaciones estatales a disposición del obrero asalariado, a las que el régimen a dejado huérfanas de pre supuestos y asignaciones.
El baño que generalmente estaba disponible, se encontraba clausurado por reparación y en el lugar donde funcionaba un restaurant estatal, es un salón en el que una señora cobra la entrada al baño, que según dicen es de los trabajadores y cuya limpieza deja mucho que desear.
Por su carácter unisex, era necesario realizar una extensa cola, organizado de tal manera que podían entrar tres mujeres antecedidas de tres hombres.
Las ofertas gastronómicas estuvieron protagonizadas por los llamados “merolicos” (así se les llama a aquellos que venden por su cuenta en las calles de manera ambulante), de no ser por ellos todo el personal seguiría de camino sin probar bocado.
El Estado terminó allí con esa responsabilidad.
Deprimente deterioro se observa en la edificación: grandes filtraciones en el techo, falta de pintura, jardineras descuidadas y basuras por doquier.
Pero como comenté al principio del artículo, estos lugares son para el “disfrute del pueblo trabajador” que no tiene derecho a reclamar y si lo hace, tendrán que afrontar el inmovilismo y la inactividad de que son objeto los procesos gubernamentales.
En la isla las reclamaciones son recogidas en actas que se escriben sobre hielo. Triste realidad que vive nuestro pueblo.
Experiencias dolorosas aparecen en cada pueblo y ciudad a todo lo largo y ancho de la isla.
Para otras latitudes del planeta, tal vez, esta crónica de un viaje parezca cuento de ficción, por contradecir en gran medida la propaganda que la dictadura exporta para ganar créditos a favor del bienestar popular, pero le invito a que viajen en los ómnibus al servicio d
A todos nos agrada alguna vez que otra vez visitar amistades y familiares.
Las particularidades y características de quienes nacimos en la isla hace que nos distingamos por fomentar y fortalecer los lazos que nos unen, pero para el cubano de a pie, es decir, para la gran mayoría que no cuenta con autos propios, porque comprarlo en estos tiempos que corren, es como soñar con Alicia en el País de las Maravillas, se hace inevitable afrontar las peripecias y amarguras que genera viajar en un ómnibus estatal.
Los modelos de fabricación atentan contra el confort del viajero. El trayecto desde nuestro pueblo, Aguada de Pasajeros, para la ciudad de Matanzas, debería ser por la Carretera del Circuito Sur, pero el puente que divide ambas provincias está tan deteriorado que los ómnibus modifican su trayectoria y ante esta dificultad, es necesario recorrer varios kilómetros de más por la Autopista Nacional hasta un desvío que enlaza con la provincia de Matanzas, por el poblado de Amarrillas.
El puente al igual que la carretera necesitan de una reparación capital, que aún no está en plan. Como consecuencia se acentúan las incomodidades sufridas por los viajeros al transitar por vías en mal estado. Está prevista una parada oficial, de diez minutos, en la Terminal ASTRO de la ciudad de Colón, para que los tripulantes accedan al servicio sanitario y gastronómico, en caso que así lo deseen.
Cada día que pasa nuestro pueblo vive con dolor el acentuado perjuicio que sufren las instalaciones estatales a disposición del obrero asalariado, a las que el régimen a dejado huérfanas de pre supuestos y asignaciones.
El baño que generalmente estaba disponible, se encontraba clausurado por reparación y en el lugar donde funcionaba un restaurant estatal, es un salón en el que una señora cobra la entrada al baño, que según dicen es de los trabajadores y cuya limpieza deja mucho que desear.
Por su carácter unisex, era necesario realizar una extensa cola, organizado de tal manera que podían entrar tres mujeres antecedidas de tres hombres.
Las ofertas gastronómicas estuvieron protagonizadas por los llamados “merolicos” (así se les llama a aquellos que venden por su cuenta en las calles de manera ambulante), de no ser por ellos todo el personal seguiría de camino sin probar bocado.
El Estado terminó allí con esa responsabilidad.
Deprimente deterioro se observa en la edificación: grandes filtraciones en el techo, falta de pintura, jardineras descuidadas y basuras por doquier.
Pero como comenté al principio del artículo, estos lugares son para el “disfrute del pueblo trabajador” que no tiene derecho a reclamar y si lo hace, tendrán que afrontar el inmovilismo y la inactividad de que son objeto los procesos gubernamentales.
En la isla las reclamaciones son recogidas en actas que se escriben sobre hielo. Triste realidad que vive nuestro pueblo.
Experiencias dolorosas aparecen en cada pueblo y ciudad a todo lo largo y ancho de la isla.
Para otras latitudes del planeta, tal vez, esta crónica de un viaje parezca cuento de ficción, por contradecir en gran medida la propaganda que la dictadura exporta para ganar créditos a favor del bienestar popular, pero le invito a que viajen en los ómnibus al servicio del pueblo y realicen sus paradas en las terminales de cada poblado, así podrán constatar y tener una vivencia propia de la realidad de Cuba.el pueblo y realicen sus paradas en las terminales de cada poblado, así podrán constatar y tener una vivencia propia de la realidad de Cuba.