Los cubanos que buscan la diversión y el esparcimiento
en clubes nocturnos y discotecas sufren las inseguridades y altos precios.
Club nocturno Scheherazada (foto del autor)
Sin dinero no hay recreación
Por Ernesto Aquino Montes | Desde La Habana |
Las necesidades recreativas de los cubanos pasan por el mismo dilema que la satisfacción de sus imperativos básicos, como La alimentación, el vestir y una atención médica de calidad. Todo se reduce al dinero, y cómo conseguirlo.
Un gran sector de la sociedad –sobre todo los jóvenes- busca desconectar la presión de sus días de trabajo y estudio dedicando los fines de semana a bailar, beber, reunirse con amigos o encontrar pareja; y para ello, acude a Centros Nocturnos y Discotecas.
Precios inaccesibles Ramiro Díaz Comelier, un joven de 21 años que estudia enfermería, nos habla de sus experiencias para acceder a un poco de esparcimiento. Según el joven, “la entrada a las discotecas, donde la música está a cargo de los DJs, cuesta entre 3.50 y 5.50 dólares, pero las que son amenizadas por orquestas y agrupaciones musicales, la entrada puede costar entre 12 y 27 dólares, aproximadamente. ¡Imagínese los inventos que hay que hacer para conseguir ese dinero!”.
Ramiro expresa su abierto desacuerdo con estos precios, asegurando que “es vergonzoso que un ciudadano cubano -trabajador o estudiante- tenga que pagar estos precios injustos para disfrutar de unas horas de esparcimiento, después de haberse pasado toda la semana trabajando y estudiando”.
Delincuencia Por su parte, Rolando Sarmiento, un ingeniero eléctrico de 27 años, que asiste con frecuencia a estos centros recreativos, expresó que “en mi opinión, hay algo que es mucho peor que el precio de las entradas; y son los Choros”. Sarmiento explicó que los llamados “Choros” es un nuevo fenómeno delictivo, cuyos autores son carteristas que asedian de forma silenciosa a las personas que acuden a estos centros.
El ingeniero eléctrico comentó que “lo que hace más peligrosos a los Choros es la dificultad para identificarlos. La mayoría de las veces son mujeres; mujeres jóvenes y bonitas que están muy bien vestidas y perfumadas; adornadas con cadenas y pulseras de oro. De manera que nadie puede imaginarse que una persona con esa apariencia te pueda robar”.
Karla Sofía Mustelier Delgado, una bailarina de 23 años, asegura que los responsables de velar por la seguridad de los participantes prohíben a las mujeres llevar carteras o bolsos a las sesiones de baile. “A las extranjeras –la mayoría europeas- se les advierte que el dinero deben llevarlo en una bolsita, con un cordón atado a la cintura y por dentro de la ropa, para evitar que les roben. Es tan dramático y bochornoso que la realidad supera la fantasía”.
Altas medidas de seguridad Ricardo Claxton Leliebre, un joven de 27 años, graduado de Técnico en Contabilidad, se refirió al incremento de personal entrenado dentro de los establecimientos recreativos, y el especial cuidado en las medidas de seguridad.
Nos dice Claxton Leliebre que “en la puerta de cada establecimiento hay un portero que registra a los hombres que entran, para evitar que puedan pasar armas blancas, drogas o bebidas alcohólicas; incluso, en algunas discotecas ya se están utilizando mujeres en el servicio de protección; porque se han dado algunos casos en que los hombres usan a sus acompañantes mujeres para que estas sean las que les pasen la bebida, las drogas o las armas. Yo sé que esta medida es un poco molesta, pero con este método se garantiza la tranquilidad en estas actividades”.
Pero la mayoría de los entrevistados coincidieron en afirmar que las discotecas atendidas por el Estado son muy inseguras y mal abastecidas; excepto la de los hoteles importantes como la del Meliá Cohíba, Hotel Nacional, Habana Libre y otros, donde hay mucha afluencia de extranjeros.
Los clubes privados son más seguros Sin embargo, para Natalia, una Joven de 34 años que prefirió ocultar el resto de su identidad y cuyo esposo trabaja como personal de seguridad en un Centro Nocturno Privado, los clubes particulares resultan más seguros y creativos.
Y terminó diciendo: “No podemos olvidarnos que cuando las cosas son propias uno las cuida más; y lo más importante para el dueño de un negocio es el bienestar de los clientes. Al gobierno solo le importa cuidar su imagen ante los extranjeros, por eso los clubes y discotecas de los grandes hoteles parecen cárceles con música”.
|